martes, 20 de agosto de 2013

La crisis hace que la llegada de niños de otros países se reduzca a la mitad.

 "La adopción nacional está cerrada ahora por la gran lista de espera que hay"
     José Gilberto Moreno García estrenó agosto enterándose por la opinión de tenerife de que algunos trabajadores sociales de su equipo obligaban a las familias que querían adoptar un hijo a tener ahorros de entre 6.000 y 8.000 euros para otorgarles la idoneidad. Como director general de Dependencia, Infancia y Familia del Gobierno de Canarias, nada más comprobar que era cierto, ordenó acabar de inmediato con esta mala praxis. Y como padre adoptante de un niño, se echó las manos a la cabeza.     "Es que así, ni yo mismo podría haber adoptado", asegura durante esta entrevista.
–¿Cómo es posible que un director general no se entere de lo que está pasando en su área?
–Porque hay señales que a veces no llegan al máximo nivel, sobre todo señales técnicas. La certificación de idoneidad se sustenta en un informe social y en un informe psicológico. El informe social tiene una serie de variables y, aunque todas tienen que ser contempladas, ninguna de ellas excluye por sí sola la condición de idoneidad. Basta decir que un 96% o 97% de las parejas obtienen un informe positivo. Además, la condición negativa muy pocas veces es por el condicionante social, sino por el informe psicológico. Es más, generalmente, cuando hay una situación de no idoneidad, tratamos de que no sea definitiva, sino de que sea temporal. Por ejemplo, si ha fallecido alguno de tus familiares hace poco tiempo, o has tenido la noticia de que no vas a tener hijos de forma biológica hace pocos meses, no consideramos que sea el momento ideal para hacer el planteamiento de una creación de familia definitiva a través de la adopción. Entonces, la gran mayoría de las pocas no idoneidades que se dan, se dan más por el efecto del informe psicológico que por el informe social.
–Entonces, ¿qué ha ocurrido con el tema de los ahorros?
–En el informe social intervienen diferentes variables, como la habitabilidad de la vivienda, el desarrollo familiar, el contexto de apoyo, el contexto económico, las situaciones de las adopciones internacional, el mantenimiento económico de esa futura familia, etc. Lo que no podía ocurrir es que en ese informe técnico los trabajadores sociales tuvieran un cuadro económico de base que, en todo caso, eximiera de la situación de adopción. Eso no es posible, no es viable, no es legal y ni siquiera es correcto o es lógico que desde la primera reunión informativa se pusiera como una condición específica.
– ¿Y qué va a hacer con esos trabajadores sociales?
– Bueno, lo primero que hemos hecho es pedir explicaciones de por qué el informe social estaba condicionado a un cuadro de ahorros. Además, parece ser que era la forma de actuar del día a día de los trabajadores sociales que emiten el informe social. Así que lo que hemos hecho es dar marcha atrás. Esto no puede ser así. La condición de ahorro ni está contemplada legalmente ni excluye absolutamente de nada.
– Y ¿cómo le ha sentado a usted enterarse de esto?
– Pues mal. Dése cuenta de que ni siquiera a nivel de Jefatura de Servicio teníamos este conocimiento. Es decir, ni siquiera el máximo exponente técnico de esta Dirección General sabía que las condiciones económicas se estabas interpretando de esta manera. ¿Que la variable del ahorro se contempla en el informe social? Pues como una más. Pero no es condición específica que tengas que tener unos determinados ahorros o que haya un cuadro estipulado, como todos hemos visto que tenían los trabajadores sociales. Esto no puede ser posible. Ha sido una sorpresa. Y sobre todo por mi condición específica. Así, ni yo podría adoptar. Ni cualquier persona normal puede adoptar porque la obligas a tener un condicionante de ahorro.
–¿Habrá sanciones?
–No habrá sanciones porque no había una instrucción específica de: "Oye, esto no puede ser así". Lo que ha habido es que poner sentido común. ¿Por qué hemos llegado a esta situación? ¿Por qué hemos llegado a que en una reunión informativa se les entrega un cuadro con obligaciones económicas y obligaciones de ahorro? No se puede llegar a esto, y más después del buen recorrido que lleva nuestra comunidad autónoma en cuanto a las adopciones. Canarias es una de las comunidades españolas con más sentido de la creación de, familias por vía de adopción. Y además, el contexto económico ha disminuido de un año a otro las adopciones a la mitad.
–Así que la crisis en Canarias ha afectado a las adopciones...
–Ha afectado a las adopciones internacionales, ya que la adopción nacional no conlleva costes. Estamos hablando de que en el año 2011 llegaron 120 niños mediante la adopción internacional, y el año pasado 69, solo un poco más que la mitad. Es una clara referencia del contexto socioeconómico. La pérdida de capacidad económica disminuye la adopción internacional. Sin embargo, las nacionales se han mantenido. No hay variaciones en la incorporación de niños en la nacional. Y esto es una buena noticia para lo que estábamos hablando. Es decir, sobre el condicionamiento económico que pone Infancia y Familia. Las familias que van a adoptar no se miden por el cuadro económico. La adopción internacional ha disminuido porque hay menos familias que están reclamando este tipo de adopción, pero no por las condiciones que se ponen, sino por el contexto socioeconómico.
–Usted es padre adoptante y me gustaría saber algo de su experiencia personal. ¿Cómo llevó eso de esperar tantos años? Hay gente que lleva esperando hasta nueve años.
–Mi caso fue muy particular, simbólico y diferenciado. Yo no viví ese nivel de desesperación. Durante el desarrollo de pareja teníamos claro que queríamos adoptar, aunque yo también tengo un niño biológico, y tuvimos la buena suerte de coger los primeros años del convenio de adopción en Etiopía. Eso hizo que nuestra adopción tardara dos años. Fue muy rápido porque entonces no tenía la demanda que hay ahora, que se ha convertido en el primer país, superando incluso a China. Etiopía a día de hoy es el país más demandado.
–¿Y qué problemas hay ahora con Etiopía que han ralentizado las adopciones?
–Bueno, con Etiopía ha habido dos problemas fundamentales. El primero es la alta demanda que hay, que implica más freno. Y el otro es que la alta demanda provoca más recepciones en el país de origen, es decir, que hay más entidades que se dan de alta para la promoción de las adopciones. Esto ha provocado que el control sea mucho mayor, e incluso ha habido cierres de ciertas entidades que no llevaban escrupulosamente los criterios que establece el Convenio de la Haya, como los criterios médicos, los criterios para hacer los informes de idoneidad, los criterios sobre la situación de orfandad o cesión de los niños por parte de la familia biológica... Por esto ha habido que ralentizar todo, para dar una seguridad plena. En esto, España es un país que apenas tiene problemas con las adopciones. Son adopciones plenas de origen. Los convenios están muy cerrados, el Gobierno y las propias comunidades hacen un seguimiento de las entidades con las que gestionan las adopciones. De hecho, en cualquier momento se puede producir un cierre momentáneo si se detecta alguna cuestión que hay que investigar. Y eso, bueno, lo que nos da seguridad por un lado es ralentización por el otro.
–¿Con cuántos países hay convenios de adopciones?
–Tenemos más de 40 países dentro del Convenio de la Haya. Hay algunos que prácticamente la ralentización es mínima, y hay otros que, como China, tardan 7 u 8 años. Ha pasado con China y con muchos países de Sudamérica. También pasa con países del Este. Kazajistán acaba de abrir, Rusia se paralizó en un determinado momento... Lo que hay es una revisión continua de convenios, pero siempre apelando a la seguridad absoluta de la adopción.
–Pero tanto cambio en la situación de esos países supondrá un golpe emocional para los padres adoptantes.
–De todo el servicio de adopción del Gobierno canario creo que soy el único padre adoptante. Bueno, me parece que hay otro más. Y sé lo importante que es que el Gobierno aconseje cuáles son los mecanismos más ágiles y menos problemáticos para los países de adopción. Nos encontramos con muchas familias que ya tienen la idea fija de con qué país adoptar, incluso con países en los que sólo se puede adoptar sin las entidades colaboradoras de adopción internacional (ECAI). Son países en los que las adopciones se tramitan de ministerio a ministerio, pero muchas veces esto supone menos control. Con las ECAI tenemos doble control: las que hacen esas entidades y las que hace el Gobierno. Esto no ocurre en los países en los que las familias van por libre. Nosotros tratamos siempre de influir un poco en cuáles son los mecanismos más ágiles, más seguros y en función de la demanda que tenga la familia, porque cuando uno adopta a su hijo adopta también al país de donde viene. De todas formas, si la familia insiste en inclinarse por la adopción que ya tenía interiorizada, vamos a estar también apoyándola, a pesar de que esas familias encontrarán más piedritas en el camino.
–Y ahora ¿qué recomendaría? ¿Qué países, por qué sistema?
–La reunión informativa es importantísima y les recomiendo que hagan todas las preguntas que puedan. Lo primero es ser idóneos para adoptar y tener la creencia absoluta de que quieren crear una familia. Cuando tengan esa idoneidad, llega el momento de la elección del país.
–¿Qué país es más rápido en conceder adopciones?
–Seguimos manteniendo agilidad con Etiopía. Kazajistán se ha abierto también con gran agilidad. Algunos países de Sudamérica también están siendo bastante ágiles. Pero yo siempre digo que la situación social, tanto nacional como internacional, está cambiando y esto se está notando. La gran mayoría de los países están priorizando la adopción de niños con características especiales, de niños con deficiencias desde muy leves hasta otras más importantes. ¿Qué está ocurriendo? Que están intentando forzar la adopción de niños con esas características. Esto agiliza mucho la adopción de estos niños y ralentiza la adopción de niños sanos.
–Pero ¿la crisis no hace que la demanda de niños con características especiales baje porque requieren más cuidados que conllevan un desembolso económico?
–Muchas veces no es así, porque a lo mejor sólo es cuestión del sistema sanitario del país. No es lo mismo un sistema que no tiene opción a un tipo de cirugía o a un tratamiento en esos países del tercer mundo que en nuestro país, que lo cubre la Seguridad Social. Tener una diabetes en un país del tercer mundo es un drama absoluto. Aquí no tendría ningún problema.
–En cuanto a los padres canarios que quieren un hijo sin problemas de salud, ¿las listas de espera son enormes?
–Correcto. De hecho, ahora mismo la adopción nacional está cerrada por la enorme lista de espera que hay.
–Es frustrante.
–La seguridad nos pone el freno. La adopción nacional implica la cesión absoluta. El ámbito judicial no da la cesión de un niño porque siempre hay un vínculo con la familia de origen que puede ser corregible dentro de unos años. Esto hace que, a veces, el niño se desarrolle, llegue a ser mayor de edad y, aunque pudo haber sido adoptado, no lo fue. Esta es la gran tristeza del sistema jurídico español, que no aplica una temporalidad. Por ejemplo, si en dos años no hay una mejora de la situación familiar de origen, el niño debería pasar a ser adoptable. Pero también está la otra parte: ¿Y si el padre o madre se rehabilita dentro de seis años? Sin embargo, aquí tengo que pensar en el interés del niño. Si no le damos un vínculo afectivo pronto, el desarrollo del niño se pierde. El dilema está entre quien apuesta por el normalizado desarrollo del niño y quien lo hace por la oportunidad de los progenitores.
–¿Cuántos hacen negocio con las adopciones? Entre las ECAI y algunas entidades que conceden créditos para que las familias puedan afrontar una adopción internacional... Es como la parte mala que enturbia el objetivo final de las adopciones.
–La adopción nacional es a coste cero. En cuanto a la in ternacional, supone el coste de la entidad que te gestione, y ahí es donde podemos interpretar que existe negocio. Es decir, la familia gestiona con una ECAI o directamente. Si lo hace directamente, el coste es casi cero. Sólo paga los desplazamientos y estancias en el país y, en todo caso, el coste del país que reclame ayuda eco nómica. Porque hay países que para el mantenimiento del orfanato te pide una aportación, que no deja de ser impositiva, no voluntaria.
–¿La crisis ha hecho que haya más niños en adopción porque las familias no pueden mantenerlos?
–No. La condición económica por sí sola no significa una situación de desamparo en una familia.
–Pero puede ser una opción de la madre.
–Si una madre quiere ceder en adopción a su hijo por una situación económica, la obligación del Gobierno es solucionar esto.
–Las parejas que no obtienen la idoneidad para adoptar ¿cómo pueden recurrir?
–Lo primero es poner un recurso administrativo en la propia Dirección General de Dependencia, Infancia y Familia. Generalmente, se hace una revaloración. Luego está el recurso de alzada, que se hace dentro del procedimiento administrativo, y finalmente está el recurso judicial.
–Si vamos a ser sinceros, ¿qué les espera a los adoptantes?
–Tienen que tener paciencia. Lo normal es no pensar en que el proceso va a durar siete u ocho años, que son los plazos más largos que tenemos ahora. Que tengan presente que los plazos los marca el país de origen, no España ni Canarias. La familia es la que decide si se va a gastar mucho dinero o no. Etiopía no pide ningún dinero. Tampoco los países del Este. Y en cuanto a las tasas que cobran las entidades de colaboración, están fijadas. Lo que no controlamos es lo que exige el país de origen. Hay que tener mucha paciencia, pero no desesperarse. Es una alternativa a tener hijos biológicos y esa alternativa conlleva tiempo.
–Habla de la internacional, pero la adopción nacional tarda mucho más.
–Desde el punto de vista de la familia sí. Pero un niño, cuando se considera adoptable, es adoptado de inmediato. Que nadie piense que hay niños esperando.
–¿Objetivo en esta legislatura?
–Hemos creado un servicio de acompañamiento en la adopción para trabajar con las familias continuamente. No queremos abrir el expediente y dejarlas solas. Estamos permanentemente llamando a los países e origen a ver cómo van los expedientes. Es una manera de presionar para agilizar. Y como ha bajado el número de solicitudes, podemos hacer un seguimiento bimensual. Es una oportunidad
–Para ustedes sí, pero no para las familias que querían un hijo y por la crisis no pueden.
–La situación económica va directamente relacionada con la adopción internacional. Ahí que a nadie se le esconda. No hay que ser millonario, pero los gobiernos también tienen que asegurarse del bienestar del niño. Todo niño adoptado ha sufrido una situación de abandono. El 100% de los niños adoptados. Este Gobierno en ningún momento se puede plantear que exista un mínimo riesgo de que uno de estos niños vuelva a sufrir otra situación de abandono. Y esto impera por encima de cualquier otro argumento. Esto es lo que nos hace muchas veces tomar decisiones que a lo mejor para la familia son injustas, pero para un niño sería más injusto todavía.
(Fuente: www.laopinion.es)

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