jueves, 24 de diciembre de 2015

Un regalo para los niños rusos de Matthaus y Kerzhakov.

¿Qué aficionado no sueña con recibir una carta de su ídolo del fútbol? Para los niños de varios orfanatos de Rusia, el sueño se hará realidad durante estas fiestas. 

Gracias a la iniciativa benéfica “Un cuento de hadas en Año Nuevo”, que lleva a cabo el Comité Organizador Local de Rusia 2018 en colaboración con la FIFA, los niños residentes en los orfanatos de las 11 sedes de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™ tendrán la oportunidad de escribir a los astros más famosos del fútbol. En respuesta recibirán una carta personalizada con felicitaciones de Navidad y Año Nuevo, y un autógrafo como recuerdo.   

“Tengo muchas preguntas para Neymar”, ha declarado Nikita, de 14 años, del Sanatorio Infantil Nº 48 de Moscú. “¿Qué entrenamiento sigue? ¿Cómo se convirtió en estrella? Tengo que pensar en lo que voy a preguntarle”.  

“Como soy seguidor del Juventus, he escrito a Fabio Cannavaro”, revela el joven de 18 años Mikhail, del orfanato nº 51. “Le he dicho que quiero que siga jugando, entrenando o trabajando en lo que le haga más feliz. También le he pedido que me regale una camiseta firmada”. 

El legendario futbolista alemán Lothar Matthaus puso en marcha el proyecto el 21 de diciembre con una visita a varios hogares infantiles de la capital de Rusia. Los jóvenes plantearon algunas preguntas difíciles al veterano de cinco Mundiales, entre ellas qué sintió al ganar Italia 1990 y cómo lidió con las derrotas, especialmente la del Bayern de Múnich contra el Manchester United en la final de la Liga de Campeones de la UEFA en 1999. Esa pregunta en concreto casi pilló a Matthaus desprevenido. 

“Ganar el Mundial es un viaje muy largo y difícil, y resulta casi imposible describir qué se siente al levantar el trofeo. Sin embargo, las victorias y las derrotas van de la mano en la vida y en el fútbol. El triunfo en Italia 1990 me dio tanta felicidad como tristeza la derrota contra el United”.   

Al que fue capitán de la selección nacional de Alemania también le preguntaron sobre su relación con Diego Armando Maradona. “Tuve la gran suerte de jugar contra él en varias ocasiones, tanto en competiciones clubes como de selecciones”, aseguró Matthaus. “Siempre nos tratamos con respeto. Él decía que yo era el mejor, y yo respondía siempre que el mejor era él. Pero les voy a contar un secreto: ¡Yo era el mejor! Que no se entere Maradona”. 

La sonrisa de un niño es el mejor trofeo
Los niños, que entendieron la broma, se quedaron maravillados por haber conversado con un campeón del mundo. “Creía que sería un tipo muy serio, pero Matthaus es muy abierto y muy simpático. Hemos podido preguntarle todo lo que hemos querido”, comenta Mikhail.

Nikita también disfrutó de lo lindo del encuentro: “Es increíble que un astro tan grande del fútbol no tenga ningún problema para venir hasta aquí desde Alemania sólo para estar con nosotros. Lo que más me han gustado han sido sus anécdotas de su vida personal, sobre cómo hay que entrenarse y mantenerse concentrado en los objetivos para conseguir resultados”. 

Los niños sorprendieron al exjugador con sus profundos conocimientos del fútbol internacional y del alemán. Por ejemplo, pronunciaron con toda soltura los nombres como Manuel Neuer, Mario Goetze, Marco Reus o Thomas Mueller.   

"Estoy encantado de formar parte de este evento porque es muy importante compartir un poco de amabilidad con quienes más lo necesitan. El fútbol tiene ese poder único de unir a la gente y propagar emociones positivas. Estoy feliz porque podremos afianzar ese aspecto una vez más", dijo el alemán.   

Cuando se despidió de ellos, Matthaus regaló al orfanato un balón firmado: “Espero que llenen este balón de autógrafos de futbolistas famosos. Una constelación de estrellas del fútbol de todos los rincones del planeta vendrá aquí para el Mundial”. 

“Un cuento de hadas en Año Nuevo” tiene previsto recorrer las 11 sedes de Rusia 2018. Aleksandr Kerzhakov ya ha visitado a los residentes del orfanato nº 23 de San Petersburgo. “Ver a los niños sonreír es mejor que cualquier premio, que cualquier medalla”, declaró el delantero de la selección nacional de Rusia. “Espero repartir alegrías entre estos chavales ahora y con nuestra actuación en casa en el Mundial de 2018”.   

Muchos otros futbolistas rusos e internacionales también participan en este proyecto benéfico. Neymar, Gerard Piqué, Xavi Hernández, Fabio Cannavaro, Diego Forlán, Nadine Kessler, Roman Shirokov, Artem Dzyuba y Denis Glushakov contribuirán a que los sueños de estos niños se hagan realidad y a que vivan un Año Nuevo absolutamente mágico. 

(Fuente: FIFA.com)

Ellas Opinan: la experiencia personal de una adopción.

Mercé Corbella, barcelonesa, con estudios de Trabajo Social y Psicologia y madre adoptiva es hoy nuestra protagonista en ‘Ellas Opinan’. Su historia, la experiencia vivida en el proceso de adopción, hace 14 en Rusia (Siberia Occidental) adonde fueron su marido y ella en busca de su deseado hijo,  en esta caso una niña. Los pros, los contras, la ‘aventura’ vivida lo plasma en este interesante post con el que hoy os dejamos.

La visión de la película española “La adopción” estrenada a finales de noviembre pasado me ha dado motivos para “estrenarme” en vuestro blog. La producción está basada en la experiencia personal vivida por su directora Daniela Féjerman (Buenos Aires, 1964), para adoptar un niño en un país del Este de Europa (Ucrania). Debo deciros que esta película se ha estrenado en pocas salas de cine de nuestro país. He visto muchas películas sobre este tema y en casi todas me he sentido identificada como madre adoptiva que soy, pero en este film aún más, ya que la pareja protagonista es española.

La experiencia que vivimos mi marido y yo hace 14 años en Rusia (Siberia Occidental), fue muy parecida y como en la película mencionada también tuvo final feliz, aunque nosotros no tuvimos que escoger a un niño mediante ver fichas con sus características y foto. Defino la adopción, al menos la internacional, como una gran aventura que puede tener un final no siempre feliz y hay que tener en cuenta que en ciertos países la aventura puede ser mayor. Tiene riesgos y problemas inesperados e imposibles de prever, como por ejemplo que cambie la legislación en el país que desees adoptar o en el nuestro, durante la tramitación motivado por cambios de gobierno que hace que se alarguen los plazos previstos y también en la espera de conseguir un niño/a más o menos sano, solicitado de acuerdo con las características deseadas y solicitadas en el expediente, como la edad y el sexo.

La primera parte de la tramitación en nuestro país ya requiere un largo recorrido burocrático con certificados médicos, laborales con los ingresos económicos de la familia y todos los documentos que deben apostillarse por la Convención de La Haya en el Colegio de Notarios. Asimismo las varias sesiones de reuniones con otros padres con psicólogos y trabajadores sociales para conseguir el certificado de Idoneidad, incluyendo una visita domiciliaria para comprobar la adecuación del futuro hogar del niño. Todo este proceso es necesario para valorar si das el perfil idóneo para ser padres adoptivos, que por cierto también implica un importe elevado para obtenerlo.

Pero la segunda parte ya en el país escogido, teniendo en cuenta que las posibilidades reales de escoger un país no son tantas, aunque continuamente se van abriendo otros países pero también se cierran otros por distintas causas. Entonces “la aventura” se puede complicar con situaciones inesperadas como esperar tiempos más largos de espera que los que te han informado, lo que significa mayor coste económico, el desconocimiento del idioma aunque dispongas de un traductor en español, en nuestro caso muy profesional y amable, intervienen otras personas, que si dominan algo el inglés también puede ayudar a mantener una buena comunicación, pero te sientes desvalido si no conoces el idioma ruso, al menos en nuestro caso ya que como sabes si la traducción de cualquier comentario importante sobre el niño es fiable?, ¿y la corrupción existente en muchos países?, si se complican los trámites por problemas que no esperabas, como en el caso de la película que existe un familiar que quiere quedarse con el niño, o aparecen otros hermanos con posibilidad de adoptarlos también, entre otras situaciones no esperadas.

Otro factor como el frío invernal de estos países también influye en el estado de ánimo. Por suerte nosotros viajamos la primera vez en mayo, aunque nevaba un poco, y el segundo viaje en agosto el clima ya era similar al nuestro.

Es un proceso que pone a prueba al igual de hacerlo en pareja o sólo/a, todas nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas. Nosotros también sufrimos algunos obstáculos, que por suerte al final no fueron insalvables. La adopción en Rusia requiere dos viajes, pero a veces hay que hacer tres, sino es posible que te asignen un niño en el primer viaje. En los países del Este el historial médico de los niños constan problemas que no sabes si son ciertos o están exagerados para así conseguir que puedan ser adoptados internacionalmente y por supuesto hay que consultar con algún médico de nuestro país, aunque en Rusia los niños de los orfanatos tienen revisiones periódicas de control de la salud. Nuestra hija con dos años escasos tenía diagnosticada una miopía con las mismas dioptrías detectadas en la revisión que le hicimos al regresar.

Cuando regresas piensas que es mejor no explicar esta aventura a los amigos o familiares y si acaso comentarlo en plan de haber vivido experiencias y anécdotas positivas como si hubiéramos estado en un viaje turístico.

A veces pienso, ¿repetiríamos otro proceso de adopción?. No lo sé. Nuestra hija como casi todos los hijos únicos quiere tener un hermano, pero nosotros ya somos “seniors”desde hace años y también pienso cualquiera se arriesga a repetir otro proceso, aunque finalizó bien. Cada adopción es diferente, pero todas son algo parecidas. Por supuesto que hay segundas e incluso terceras adopciones en una misma familia y el hacerlo supone una vivencia personal positiva e irrepetible. El tener un hijo/a adoptado creo que conlleva siempre un plus añadido para los padres y madres al educarlo en las diferentes etapas de su desarrollo. Pero la post-adopción requiere otros posts o comentarios, ¿no creéis?

Y vosotras malasmadres que habéis adoptado vuestro buenhijo o buenahija, ¿cómo fue el proceso? Contadnos vuestras experiencias.

(Fuente: www.clubdemalasmadres.com)

sábado, 12 de diciembre de 2015

Crecer esperando: llegan a los 18 años sin que nadie los adopte. Adopción en Argentina.

Ellos se pasaron la infancia y la adolescencia esperando. Cada sábado por la tarde, cada Navidad, cada cumpleaños, esperaron que alguien los viniera a buscar para llevárselos a su casa y darles una familia. Pero eso nunca ocurrió. Y un día les dijeron que, como cumplían los 18 años, debían dejar el hogar en el que habían crecido. Entonces tuvieron que salir, así de huérfanos, al mundo a pelear la vida. Conseguir un trabajo, una casa y forjarse un destino. En el sistema de adopciones hay más de 14.000 chicos que no viven con sus padres y que esperan un hogar. Cada año, el 27% egresa al alcanzar la mayoría de edad. Apenas el 7% se va adoptado por una familia.

"Salir es jodido. Por un lado, es lo que yo quería. Irme. Pero por otro, sabía que no tenía nada. No tenés dónde caerte muerto. Y tenés que salir a la calle con esa idea. No la podés pifiar. Y si la pifiás, como me pasó a mí, no tenés a dónde ir", cuenta Nicolás Fernández, que hace casi dos años, cuando cumplió 18, dejó el hogar Juan Carlos Márquez, de La Plata, pero tuvo que volver un tiempo después, cuando se quedó sin trabajo y sin lugar donde vivir.

El primer recuerdo que tiene Nicolás es de una mesa larga, con muchos chicos que no conocía. Los chicos tomaban mate cocido. Él lloraba a los gritos y pedía por su mamá. Tenía tres años y acababa de sobrevivir a un incendio en su casa, en Florencio Varela. Después, a la madre la llevaron a un neuropsiquiátrico y su papá, no se hizo cargo de él y además falleció tiempo después. A Nicolás primero lo llevaron a una iglesia, después a los Tribunales y finalmente a un hogar.

Desde ese día, esperó cada día de su vida que alguien lo fuera a buscar. Hace dos años, esa espera terminó. Cumplió los 18 años y le informaron que ya no tenía que vivir en el hogar. Tenía que conseguir un trabajo, una casa, asumir una vida adulta. No tenía que ser al día siguiente, podía tomarse su tiempo, pero sus días de niño que espera a ser adoptado habían terminado. Y consiguió un trabajo en una casa de comidas en Quilmes y se mudó a una pieza que le ayudaron a alquilar los dueños.

Pero la relación con ellos no fue sencilla. Y cuando se dio cuenta que, como dice él "la había pifiado", no tenía red hacia dónde caer. Casi un año después, volvió al hogar, donde lo recibieron porque le tienen mucho afecto, pero de donde sabe, se debe ir cuando antes. Tiene dos trabajos, uno como cadete, otro como mozo. Tenía un subsidio que se le cortó el mes pasado. Pero todo eso no le alcanza para alquilar un monoambiente.

"Es muy duro cuando te das cuenta de que ya nadie te va a adoptar. Y que a la vez no tenés adónde ir. Es el vacío total. Siempre quise encontrar mi lugar. Era desesperante no tener un espacio propio y no pertenecer a ningún lugar. Nadie tenía fotos mías ni conocía mi historia. Eso se termina convirtiendo en una búsqueda implacable. Buscás y buscás. Yo sigo buscando... ya no a una familia, sino mi lugar", dice.

Dos veces Nicolás estuvo a punto de conseguirlo. "Tengo dos adopciones fallidas. Para un nene de 12 años, ¿sabés lo que es?", cuenta. Cuando tenía diez años, una pareja lo quiso adoptar. Lo llevaron a su casa, pero la relación no prosperó. "Ni ellos me adoptaron a mí ni yo los adopté a ellos. Y cuando ni me lo imaginaba, juntaron las cosas y me devolvieron al hogar."

Nicolás revive la experiencia y se le hace un nudo en la garganta. Todavía le duele el rechazo. "Tenía diez años, no entendía qué pasaba. Lloré y lloré, salí muy dolido", recuerda. Un año después, otra familia lo llevó a su casa. Tenían otro hijo, un año menor, que habían adoptado cuando era bebe y que también se llamaba Nicolás. Los celos y las peleas entre ellos acabaron en otra adopción que no fue."

¿Qué ocurre cuando los chicos como Nicolás cumplen 18 años? Algunos municipios tienen programas de autovalimiento, que brindan acompañamiento un tiempo antes y un tiempo después, hasta que puedan organizar su nueva vida. Pero sólo el 7% tiene un proyecto propio de vida al salir según datos oficiales. La gran mayoría, en cambio, debe dejar el instituto en el que creció y enfrentar por sus propios medios el mundo adulto.

¿Cómo se sienten al salir? Inseguros, solos, nerviosos, con miedo, tristeza, soledad. Según los resultados de una encuesta entre chicos que están por egresar y que egresaron del sistema de adopciones, impulsada por Unicef, la Asociación Civil Doncel, y el programa de Juventud de Flacso, sólo uno de cada tres de estos adolescentes recibió información sobre su egreso y uno de cada tres se preparó antes de salir buscando trabajo.

Elisa Sarmiento salió de un hogar de menores hace seis años y participó de aquel estudio entrevistando a otros jóvenes de su edad o cercanos a salir. Elisa llegó al hogar a los 16 porque sus padres no se podían hacer cargo de ella y salió años después, cuando le faltaba poco para cumplir los 21 años, ya que esa era entonces la edad de egreso. Su experiencia al entrevistar a otros adolescentes le hizo revivir su propia experiencia en el hogar. "Me dolió mucho cuando una chica de 18 años le pregunté cuáles eran sus expectativas al salir del hogar. Me dijo que tener un hijo, y ser vieja con arrugas. Como si todo a lo que pudiera aspirar fuera a encontrar alguien que la mantenga. ¿Y si esa relación no es lo que ella esperaba? ¿Qué va a pasar con ese hijo? Le va a dar la misma vida que ella tuvo. Me dolió comprobar en las entrevistas que muchos de estos chicos no esperan nada de la vida", dice. El caso de Elisa fue distinto. Ella tomó la decisión de que quería otra cosa. Y gracias al apoyo de la Asociación Doncel, antes de egresar pudo armar un curriculum y conseguir un empleo en una empresa de comercio exterior que le permitió lograr su independencia.

El 54% de los chicos que llegan a los distintos hogares e instituciones vienen porque fueron separados de su familia por situaciones de violencia. Es decir, que en la mayoría de los casos pasan años hasta que se les declare la situación de adoptabilidad, algo que deberá cambiar cuando entre a regir el nuevo código civil.

La cantidad de años que estos chicos pasan en el sistema antes de que se los pueda adoptar es el mayor enemigo para que consigan una familia, ya que a medida que los chicos crecen, se reducen las posibilidades de ser adoptados. Nueve de cada diez parejas o personas que se inscriben para adoptar sólo buscan bebes. En cambio, el 55% de los egresados encuestados por Unicef y Doncel, había pasado más de seis años en hogares. Y el 20%, había pasado más de diez años.

"Hay que trabajar con los chicos, mucho antes de que egresen para que hagar el duelo de la familia que no fue. Con estos chicos, si nos acordamos de prepararlos 15 días antes de que salgan, es tarde. Porque en una familia, los padres preparan a sus hijos desde que nacen para adquirir la autonomía. A ellos, no", explicó Marisa Graham, subsecretaria de la Secretaría de Niñez de la Nación.

Cristian: "Aquel día, en que casi me adoptan"

Cristian Guarasci recuerda ese día en que casi lo adoptan. Tenía once años y lo llevaron a la casa de una familia en San Miguel. Había jardines, pileta y una infinidad de objetos de lujo que nunca había visto. Él y dos de sus siete hermanos iban en un patrullero y el policía que conducía les dijo que se portaran bien, que esa familia quería adoptar. "Era un lugar hermoso. Estábamos ilusionados. Pero estuvimos apenas unos días y nos trajeron de vuelta", cuenta. Fue el comienzo de una vida que se desarrolló en distintas instituciones para menores. Sólo cuando Cristian alcanzó la mayoría de edad y logró conseguir un empleo y alquilar un departamento, al que fue llevando a vivir a sus hermanos, tuvo por primera vez la sensación de hogar.

Dos veces había experimentado algo parecido. Una vez cuando lo invitaron a dormir a la casa de un amigo, en la villa de emergencia de José C. Paz en donde nació. Otra vez, cuando se quedó en lo de una tía. Y supo que eso era lo que quería. El resto de su infancia la había pasado en una casa con cinco hermanos menores y una hermana que dependían de él. La madre no se ocupaba de cuidarlos y en cambio era él al que le tocaba levantarlos y llevarlos al colegio y conseguirles algún pedazo de pan para cenar. "El que no se levantaba para ir al colegio, no comía. Literalmente íbamos al colegio para almorzar. Y mis hermanitos, los más chicos, que todavía no iban al colegio, cuando volvía encontraba que habían comido tierra", relata con los ojos empañados. Cristian hoy tiene 26 años y es uno de los egresados de instituciones de menores que Doncel y Unicef llevaron a entrevistar a otros jóvenes que están a punto de salir.

Siempre supo que no quería repetir la historia que le había tocado y tampoco la quería para sus hermanos. Mientras estuvo durante los últimos años de su adolescencia en el hogar Alborada, donde hizo una gran amistad con otros jóvenes y con los directivos, terminó el secundario y se capacitó en carpintería. Hoy trabaja en una casa de electrodomésticos. "Se puede ser distinto. Solo que tenés que quererlo y proponértelo una y otra vez, cada día de tu vida", afirma.

Yamila: "Nadie te da lo que necesitás: un abrazo"

Yamila Carras tiene 26 años y es mamá de tres niñas. Saca una torta del horno y la casita en la que vive con su marido se llena de olor a hogar. Hace cinco años egresó del instituto en el que pasó su adolescencia, luego de que su madre decidiera firmar ante un juez que ya no se podía hacer cargo de ella. En su casa, en la villa Carlos Gardel, en frente al hospital Posadas, de Haedo, también había muchos hermanos y se vivieron situaciones complejas que la llevaron a terminar creciendo en un hogar de menores.

"Durante las entrevistas con otros adolescentes aparecía de vuelta el mismo planteo que viví yo. ¿Cómo puede ser que tenga una familia y que esté viviendo en un hogar? Pero hoy entiendo que fue lo mejor", reconoce. Yamila también fue parte del equipo de entrevistadores egresados del sistema de adopciones realizada por Unicef y Doncel.

La historia de Yamila refleja en gran medida la de la mayoría de los chicos que viven en hogares e instituciones sin cuidados parentales. El 54% de ellos llega por situaciones de violencia familiar. Apenas el 32% fueron abandonados por sus padres o tienen una filiación desconocida.

Saber que tenía que salir al mundo adulto y campearse una vida no fue sencillo. Hubo ideas y venidas, pero finalmente logró asentarse con su pareja y desarrollar por su propia cuenta un emprendimiento de catering. Todos los mediodías cocina y recorre los negocios del barrio levantando y entregando pedidos.

"Es muy duro crecer en un hogar. Porque ahí, en el mejor de los casos tenés profesionales que te cuidan, te atienden, te escuchan. Peor nadie puede ponerse en tu lugar porque no saben lo demoledor que es sentir el abandono. Nadie te da lo que necesitás: un abrazo", dice.

Al salir del hogar para armar su propio proyecto de vida le hizo descubrir que paradójicamente, ese horizonte tan temido de la mayoría de edad, la había acercado a la posibilidad de tener lo que nunca tuvo: una familia. Hoy está aprendiendo a cuidarla, a construirla y a evitar repetir los mismos errores que poblaron su infancia y que tanto la marcaron.

(Fuente: www.lanacion.com.ar)

Más de 200 madres han renunciado a sus hijos recién nacidos en la última década.

Los llantos de un bebé desatan la alarma en un prostíbulo de Alginet. Acaba de llegar al mundo y se mueve indefenso en la taza de un váter, cubierto por una manta. Así fue hallado, hace una semana, un recién nacido. La alarma de los testigos y una rápida intervención policial pone a salvo al pequeño. La madre, una joven rumana de 26 años, es detenida. «Antes de cometer una locura, las mujeres deben saber que hay soluciones hasta en los momentos más desesperados», destaca una trabajadora de la Casa Cuna Santa Isabel.

La entrega del bebé a los servicios sociales es un camino que en la última década han elegido más de 200 mujeres en la Comunitat. La gran mayoría tomó la decisión en el propio hospital, después de alumbrar a un hijo que rechazó criar por dificultades económicas, la juventud, la falta de apoyo familiar u otras circunstancias. 

Las autoridades establecen un periodo de 'tregua' o reflexión que se ha ampliado con arreglo al Convenio Europeo de Adopción. «Los padres tenían antes 30 días para reafirmarse en su decisión, pero ahora disponen de un mes y medio», explican en la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, que gestiona las renuncias a hijos.

Según una especialista de Servicios Sociales y Dependencia, «no siempre son familias numerosas las que toman esta determinación y, con frecuencia, se trata de madres solteras». El proceso suele comenzar cuando la mujer acude al hospital para dar a luz. «En el ingreso, o incluso antes, contacta con los servicios sociales del centro y comunica su decisión de renunciar al bebé», explica la experta.

Una vez firmado el documento de renuncia, la conselleria declara al niño en desamparo de manera automática. Empieza la cuenta atrás de esas seis semanas de reflexión. «Tras dar a luz y recibir el alta, las madres se marchan ya sin sus bebés. Los niños son trasladados después con familias de acogida urgente», explica la responsable autonómica.

En los últimos 15 años «no más de una o dos madres» se han echado atrás aprovechando el tiempo legal para retractarse. «Cuando firman el escrito de renuncia ya están bien asesoradas. Es una decisión muy dura que y la tienen bastante meditada», asegura la experta. A las seis semanas, y con el visto bueno definitivo, la Generalitat inicia los trámites de adopción.

Sólo en lo que va de este año, 15 mujeres han renunciado a sus bebés recién nacidos. Son ya un número similar a las de 2014. En los primeros años de la crisis había casi 30 renuncias anuales. Ahora esa cifra se ha reducido a la mitad.

En terreno delictivo

Esta opción no conlleva ninguna consecuencia legal para los padres, pero casos como el de Alginet o el abandono de bebés en la calle entran directamente en el terreno delictivo. Y la ley prevé penas de hasta dos años de cárcel para quien deja a un niño a su suerte. En la última década, una veintena de recién nacidos han sido hallados en la calle tras ser abandonados por sus padres.

La abogada penalista Ángela Coquillat resume así las consecuencias de esta crueldad. «El castigo puede elevarse hasta los tres años de prisión si quienes dejan al niño son sus padres, tutores o guardadores legales». Y si ese abandono pone en riesgo su vida o su salud, por ejemplo dejarlo en la calle en pleno invierno, «el tiempo de cárcel puede llegar a los cuatro años». Los casos más graves se catalogan ya como intento de homicidio, con penas mucho mayores.

«El Codigo Penal», explica, «no fija diferencias penales en función de la edad. Tiene la misma consideración un bebé que un niño de cuatro años». Es el juez el que acaba decidiendo, en cada caso, el peligro al que se expone al pequeño por su grado de vulnerabilidad.

Los niños abandonados acaban bajo el cuidado de la Generalitat y siguen el mismo camino que los procedentes de renuncias. Se les declara en desamparo. Sin embargo, antes de ser entregados en adopción, viven un periodo de espera mientras se investiga su procedencia. Si bien son apartados de sus padres, cabe la posibilidad de que sean criados con tíos o abuelos.

(Fuente: www.lasprovincias.es)

Familias de acogida, cuando el corazón sustituye a la sangre.

María Ruiz, Granada, EFE Decenas de personas se convierten cada año en familia de desconocidos gracias a los programas de acogimiento, un recurso que les otorga el título de padres y hermanos temporales o definitivos para ofrecer a más de un millar de niños andaluces un hogar alejado de los centros de protección. 

La historia tradicional de una familia puede empezar a escribirse con el momento del enamoramiento y continuar con el noviazgo, la búsqueda de una casa, un enlace más o menos convencional y el punto de inflexión en el que la pareja se plantea eso de tener hijos. 

O puede hacerse al revés, darle la vuelta al libro para crear un cuento que apacigüe a esos niños, a los que llegan para convertirse en la familia, a los que se hacen familia sin serlo. 

Más o menos así se escribe el 'best seller' de decenas de familias como la que han formado Eva y Francisco Javier, una pareja que desde agosto ha cambiado de casa, se ha casado después de décadas de convivencia y se ha convertido en padres de dos hermanas que ya lo eran antes de llegar a su hogar. 

Esta pareja de granadinos decidió en diciembre convertirse en familia de acogida, una medida que pretende evitar que los menores estén en centros de protección y que puede ser temporal o permanente, pero que no representa la adopción de los niños. 

"Hicimos un curso e iniciamos el expediente para acoger a un niño de hasta 11 años en la modalidad de acogimiento definitivo", ha explicado a Efe Eva, que cambió el guión de su cuento cuando descubrió que la niña que esperaba tenía una hermana, algo mayor. 

Como no querían separarlas, la ronda inicial de contactos, de visitas y de entrevistas dio paso a esa nueva casa, en la que las dos hermanas nutren una nueva familia. 

"Y nos casamos, hicimos la mudanza y desde agosto somos cuatro", resume esta madre de acogida, que reconoce que aún se están conociendo, pero que anima a cualquiera que lo esté pensando a dar el paso y escribir su propia historia de entrega. 

Eva y Francisco Javier han compartido la baja por maternidad en un proceso "sencillo" en el que todo se mira con lupa, "poco porque ahora tenemos dos niñas en casa", y que genera una red de apoyo de familia, amigos e instituciones "que te lo hacen todo facilísimo". 

"Los niños lo ponen todo en su sitio y te dan más de lo que tú puedes ofrecerles", resume esta madre de acogida. 

La Asociación Andaluza de Apoyo a la Infancia (Aldaima) de Granada fomenta y gestiona los Programas de Acogimiento Familiar de la Junta de Andalucía en diferentes modalidades. 

Su presidenta, Karima El Harchi, ha detallado a Efe que estos programas diferencian entre la acogida permanente, como la que han realizado Eva y Francisco Javier y que ofrece un hogar a niños de entre 6 y 7 años en adelante que ya han agotado las vías para vivir con sus familias, y las temporales. 

Cualquier familia puede ser acogedora, sea monoparental, homoparental, soltero o casado, porque lo importante es ofrecer un entorno, un abrazo y una solvencia que den estabilidad al menor. 

Estos programas ofrecen también la acogida temporal, como la que ha dejado a tres niños de 3, 4 y 6 años en la casa de Andrés y Ofelia, una pareja con dos hijos ya creciditos -de 27 y 23 años-, que decidió en 2011 abrir su hogar y su corazón a menores que esperan que se ordene su futuro. 

Es su sexto acogimiento temporal, han tenido en casa incluso a un bebé de cuatro días, y escriben con ellos otro libro, uno real, el "libro de vida" en el que relatan sus cambios, sus avances, sus historias, para que la familia biológica no se pierda nada. 

"Los niños son niños y no se pueden defender del castigo de no tener infancia. Aunque falsamente te planteas que vas a echar una mano, te implicas, es otro mundo. Hay gente que viaja para enriquecerse y nosotros todo eso lo tenemos en casa", ha explicado Andrés de vuelta del cole tras recoger a los niños. 

Según las cifras de la Junta, más de 1.300 menores esperan una familia de acogida en diferentes modalidades, una familia dispuesta a sustituir los centros de acogida por un hogar para endulzar el cuento feliz que todos los niños deberían escuchar.

(Fuente: www.eldia.es)

Un embarazo que se gesta en el corazón.

Loreto llevaba años leyendo cómo era un proceso de adopción. Los libros de los más sesudos expertos habían forjado en su mente un marco idílico y edulcorado en el que solo faltaba la música de violines que sonaba justo en el momento en el que los encantadores padres conseguían encontrarse por primera vez con su hijo adoptivo. La imagen no tardó en cuartearse cuando la pequeña Irene, de apenas 9 meses, vio por primera vez a Loreto y Antonio. Cerró con fuerza sus pequeños puños sobre el brazo de la cuidadora y volvió la cara deseando que aquellos señores desaparecieran cuanto antes de su vista. A Loreto le hubiera gustado que por aquel entonces, año 2003, alguien le hubiera contado que era una reacción absolutamente normal, que existe la depresión post-adopción y que llorar por las noches pensando que eres una mala madre, son reacciones absolutamente naturales. 
Este deseo de compartir su experiencia con otros padres, pero también con parientes, amigos, profesores y psicólogos, animó a María Martín, hace ahora un año, a embarcarse en un proyecto editorial que llevaría por nombre Mariposas en el corazón. La adopción desde dentro. Sus cuatro años como presidenta de AFAM (asociación de familias adoptivas multiétnicas) le ayudaron a encontrar otros cuatro perfiles de familia de lo más dispares con los que engrandecer su proyecto. Loreto, Mercedes, Pilar e Inma decidieron abrir su corazón y contar la realidad de la adopción para que quien adopte, lo haga sabiendo. El libro va ya por su segunda edición y las cinco madres ya tienen 'bolos' por toda Andalucía para contar su historia.  

Los últimos datos del Observatorio de la Infancia de Andalucía dicen que en 2013 se constituyeron en Andalucía 186 adopciones. Sevilla con 29 y Granada con 26 son las provincias donde se registran mayor número de propuestas de adopción nacional mientras que las provincias con mayor número de adopciones constituidas son Cádiz con 47, Almería con 26 y Granada con 24. Si hablamos de adopción internacional se tramitaron 101 expedientes y se adoptaron 176 niños. En Granada se tramitaron 12 expedientes y se constituyeron 21 adopciones.  

Dado que los tiempos de espera para llevar a buen puerto una adopción nacional son interminables, cada vez más familias optan por la adopción internacional, aunque este proceso tampoco está exento de complicaciones.  

María Martín, madre de dos hermanos de 8 y 10 años nacidos en la Siberia Oriental cree que los padres adoptivos son padres terapéuticos, personas que tienen que curar cicatrices a veces muy profundas que han quebrado la infancia de los niños. Muchos sufren traumas que afectan a su desarrollo, fruto de no haber encontrado unos ojos donde poner los suyos en los primeros meses de vida. Y es que para retirar la custodia a unos padres biológicos es necesario que haya habido unas circunstancias muy complicadas de por medio. Por eso, para normalizar su día a día no basta solo con querer, es necesario que los padres desarrollen una serie de estrategias que les ayuden a curar esos daños. "Te dicen mamá y papá pero para ellos esas palabras no significan nada, hay que ir creando el vínculo afectivo poco a poco", dice María.  

Mari Ángeles Prieto, directora de la recién creada Escuela de Padres Adoptivos de la Consejería de Salud, cree que es vital que los padres tengan en cuenta tres palabras. La empatía: deben entender que el niño no quiera darles un beso. La seguridad: "hay que hacerle entender que somos su mamá y vamos a estar siempre a su lado. Ya no van a estar nunca solos, ahora tienen una mamá poderosa que va a satisfacer todas sus necesidades. Y la tercera: para siempre. "Independientemente de que rompan un juguete o nos digan que no somos su mamá, tienen que saber que siempre vamos a estar ahí".  

Después de cursar un máster en paciencia (tardó más de diez años en traer a su pequeña a casa) Pilar González notó que algo de ella no le terminaba de gustar a Biyi. Un día la acarició y le dijo "mamá no me gusta tu mano". Tiempo después comprendió que en China, por cuestiones culturales hay un respeto absoluto al cuerpo del otro. Cuando se saludan no hay contacto físico, todo lo contrario de lo que ocurre en Andalucía que nos abrazamos y besamos efusivamente. "No me gusta", contestaba la niña con un gesto parecido al asco haciendo como si se quitara el beso de la mejilla. Quien peor lo llevaba era la madre de Pilar cuando veía que en vez de besos, la niña le hacía una reverencia juntando las manos en señal de respeto. Pilar, que acudió al proceso de adopción como familia monoparental, tomó la decisión, aprender chino para, mientras ella aprendía español "encontrarnos a mitad de camino".  

Uno de los obstáculos que más preocupa a los padres adoptivos es la rigidez del sistema educativo. Una vez que los niños ponen los pies en España tienen que estar obligatoriamente escolarizados y en el curso que toca a su edad. "La escuela llega a convertirse en la principal fuente de estrés para los niños. Cuando mi hija llegó tenía que entrar a primero de Primaria con niños que ya sabían leer y escribir. Cuando todos los niños estaban jugando ella tenía que estar aprendiendo las vocales en vez de descubrir qué es tener una cama propia y dormir rodeada de peluches", apunta María. Una opinión que apoya Pilar, maestra desde hace 23 años en la zona Norte de la capital. "En los colegios tiene que haber espacios para conocernos. Entramos directos al currículum y olvidamos que éste se puede aprender en cualquier ordenador; la educación va más allá". relata.  

La historia de Inmaculada Morales es uno de esos relatos inexplicables que demuestra la necesidad de reformar el sistema de adopción. Después de siete años de convivencia, cuidado y amor su hija, a efectos jurídicos todavía tienen ningún vínculo. No lleva sus apellidos y sus padres adoptivos ni siquiera son sus cuidadores legales. "Hay tanto trecho entre los vínculos que establece el corazón y la frialdad de la burocracia, que ambas realidades, discurriendo en paralelo, parece que jamás lleguen a encontrarse", explica esta luchadora incansable de ojos azules que irradia dulzura.  

La hija de Inma nació a los seis meses de gestación en un ambiente de desamparo total. El bebé precisaba de cuidados especiales debido a su parálisis cerebral, así que Inma lleva siete años volcada con la pequeña. En las adopciones nacionales, tras pasar por un primer acogimiento preadoptivo el juez decide si se pasa a la adopción definitiva, algo que no ha llegado a ocurrir. La madre biológica recurrió una sentencia que desestimaba sus pretensiones de dejar sin efecto el desamparo dada la situación de riesgo en la que la menor se encontraría en caso de estar bajo su cuidado. Fue desestimada por el Juzgado de Primera instancia aunque la Audiencia Provincial determinó que la niña debía volver con la madre biológica pese a que los informes de los Servicios Sociales no garantizaban que la mujer estuviera en condiciones de atender a la niña. Rota de dolor, Inma tuvo que aceptar que se estableciera un plan de integración familiar con unos padres que más allá de dar a luz nunca se habían preocupado por la pequeña. En su decisión de favorecer a la niña, Inma decidió redactar una carta a la madre biológica con todas las necesidades de la pequeña (cuidados, medicación, alimentación...), 20 folios que cuando llegaron a la madre biológica y los leyó le hicieron manifestar que no se veía capaz de cuidarla. Con esto se paró el plan de reinserción familiar ya que la Audiencia dictó una sentencia que revocaba la anterior, pero nadie otorgó a Inma y su marido la adopción definitiva. A día de hoy legalmente no son si siquiera sus cuidadores. Además de luchar hasta el final por el bienestar de su hija, Inma lucha desde hace meses contra un cáncer de mama. Dos batallas en las que no piensa flaquear.  

Diana y Nacho llegaron con seis y dos años y medio respectivamente a casa de Mercedes y Eduardo. Los dos hermanos pequeños, de Kazajistán, se han convertido en la luz de esta familia que tampoco lo ha tenido fácil. Mercedes recuerda la tristeza que embargaba a su hija al llegar a España hasta que comprendió que la niña sufría porque no podía querarla al pensar que traicionaba a su madre biológica. "El corazón es muy grande y en él caben todas las personas a las que queremos", le explicó serena Mercedes. "Me cuesta mucho tener pensamientos positivos hacia una persona que le ha dejado a mis niños una huella emocional tan grande pero luego ves que todos necesitamos una biografía positiva, así que en vez de decirles que han sido abandonados prefiero contarles que sus padres renunciaron a ellos porque no podían cuidarlos", dice. 

Loreto, la madre que encabeza este reportaje, no se amilanó con la experiencia vivida y hoy es madre de cuatro niños de distinta etnia. Dice que después de ella y su marido está segura que nadie va a querer a sus hijos como la familia de acogida temporal donde los niños estuvieron hasta que su proceso se cerró. Hoy reconoce que hay que hablar de la adopción con naturalidad. "Una madre adoptiva sigue luchando contra el qué dirán. No puedes decir "¡qué hartura tengo de niño! porque enseguida te tachan de mala madre", y tienen que seguir escuchando frases como "quién te mandaría meterte ahí".  


El tremendo relato de las madres hace aflorar una pregunta inevitable: ¿Merece la pena todo este camino?. A lo que contestan: "No cambio ni un instante de lo vivido si eso supone no llegar hasta ti"
(Fuente: www.granadahoy.com

4 consejos de supervivencia para una madre adoptiva. Artículo sobre adopción.

  • Sé sobre todas las noches que lloraste buscando un hijo, sé que has sufrido muchos intentos fallidos y que has luchado mucho para lograr ser mamá. Quizá la gente te sugirió que te dieras por vencida y aceptaras tu realidad. Pero de pronto surgió una luz al final del camino: tu esposo y tú decidieron considerar la opción de adoptar un bebé para convertirlo en parte de su familia.

    Has superado muchos obstáculos a lo largo del camino, pero al fin lo lograste y estoy segura que no hay ninguna felicidad que se compare a la de tener a tu hijo entre tus brazos. Con su llegada es normal que surjan nuevas preocupaciones y responsabilidades que te pueden asustar. Sin embargo en este artículo vas a encontrar una guía que te puede ayudar.

  • 1. Di adiós a los tabúes

    En México la cultura de la adopción apenas se está formando, incluso hace algunos años el tema generaba muchos tabúes que fueron creando cierto rechazo social hacia los niños adoptados. Esto ha traído como consecuencia que algunos padres prefieran callar y opten por mantener en secreto el asunto de la adopción. Sin embargo no hay nada de qué avergonzarse, tu hijo merece saber la verdad. Te recomiendo que busques tener información sobre su pasado; mientras más datos obtengas será más fácil reconstruir su historia.

    Recuerda que no tienes nada que ocultar, platica con tu hijo antes de que sea tarde ya que su personalidad se puede ver dañada si vive en medio de secretos. Procura tratar el asunto de la adopción con mucha sencillez y naturalidad, utilizando un lenguaje adecuado según su edad. Puedes apoyar tu explicación con algunas películas infantiles que muestran el tema, como MatildaTarzanStuart Little y Kung Fu Panda 2. Tu hijo aprenderá a decir la verdad si tú mismo comienzas a poner el ejemplo.

    Puedes leer: El arte de enseñar a tus hijos a decir la verdad

  • 2. Construye una relación de confianza

    Es probable que tu hijo haya sido alejado de su madre biológica al poco tiempo de nacer, por lo que su sistema afectivo puede ser inseguro e inestable. Sin embargo su madre ahora es tú, y estoy segura que poco a poco vas a lograr establecer un vínculo de amor donde tu hijo se sienta protegido por su nueva familia. Te sugiero que durante los primeros meses de adopción trates de estar el mayor tiempo posible con tu hijo, evita dejarlo solo con personas desconocidas y eleva su autoestima celebrando sus pequeños logros. Hazle ver que su llegada ha sido la bendición más grande para todos.

    Estas frases te ayudarán a construir su autoestima: 7 frases que debes decirle a tus hijos todos los días

  • 3. La unión hace la fuerza

    Te recomiendo asistir a conferencias y talleres sobre adopción, ya que además de aprender sobre el tema, en estos eventos vas a convivir con familias que se encuentran en la misma situación que tú. Adoptar a un hijo no es tarea sencilla y van a haber momentos en los que te sientas desesperada o triste, sin embargo este círculo de padres adoptivos puede ser un salvavidas emocional en aquellos días difíciles, ya que ellos te comprenderán mejor que nadie porque están viviendo lo mismo que tú.

  • 4. Paciencia, mucha paciencia

    Tu hijo está pasando por muchos cambios en su vida: nuevos padres, nueva casa y diferentes costumbres. Su forma de responder a la adopción puede ser variada ya que depende de su edad e historia personal. Sin embargo no te alarmes si presenta conductas extrañas, hábitos diferentes a los tuyos, dificultad para dormir, miedos o inestabilidad social. Ten en mente que tu hijo ha vivido situaciones complicadas por lo que no debes presionarte durante su proceso de adaptación, ten mucha paciencia.

    Aquí encontrarás más consejos que facilitarán el proceso de adaptación, puedes leer: El período de transición durante el proceso de adopción

    Tal vez tu hijo no creció en tu vientre, pero déjame decirte que sí creció en tu corazón. Nunca dudes que tú eres su madre y siempre vas a estar para cuidarlo, educarlo y amarlo. Adoptar no es un acto de caridad, sino que es una manera de dar amor y formar una familia.

    Te recomiendo leer: La adopción. Una decisión importante.

    (Fuente: www.familias.com)

Más de 30 mil menores esperan a ser adoptados en México.

San Luis Potosí, SLP. – En México, existen poco más de 30 mil infantes que se encuentran a la espera de poder ser adoptados, esto según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), que también informa que estos jóvenes se encuentran en casas hogares públicas o privadas, e incluso en algunos albergues.

La adopción, es el medio por el cual aquellos menores que por diversas causas ha terminado el vínculo con su familia biológica, tienen la oportunidad de integrarse a un ambiente armónico, protegidos por el cariño de una familia que propicie su desarrollo integral, estabilidad material y emocional, que los dote de una infancia feliz, y los prepare para la vida adulta.

Por este motivo el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), realiza los trámites de adopción (nacional e internacional) de niñas, niños, y adolescentes albergados en sus centros asistenciales, denominados también Centros Nacionales Modelo de Atención, Investigación y Capacitación (CNMAIC); así como la expedición del Certificado de Idoneidad en su calidad de Autoridad Central.

Estadísticas del SNSIF, correspondientes al año 2014, reportan que anualmente se reciben en esa institución 50 solicitudes de adopción, de las cuales 10 por ciento, por lo menos en los últimos tres años, culmina con un resultado favorable; cabe destacar que México ha ocupado desde hace algunos años el segundo lugar en América Latina en cantidad de niños abandonados, con 1.6 millones de casos de los 10 millones 700 mil censados en toda Latinoamérica; niños recién nacidos y hasta de cuatro años son abandonados diariamente, en iglesias, parques, botes de basura, baños, y otros sitios públicos.

(Fuente: www.planoinformativo.com)

'Tú no vas al extranjero a comprar un niño pero ellos los están vendiendo'. Entrevista Daniela Fejerman, directora película "La Adopción".

La directora de cine Daniela Fejerman fue en 2009 a Ucrania para adoptar. Aquella experiencia la decidió convertir en la que es su primera película de corte dramático'La adopción'. Tras el estreno está recorriendo el país en una serie de pases especiales donde a través de coloquios otros padres también comparten sus vivencias al respecto.

«Qué hacer con la película tras el estreno no es algo que pienso», señala risueña, «lo que me interesa es que pueda tener un recorrido y generar este debate posterior». «Y son muy ricos», añade. Alicante es la tercera parada de este recorrido.

«Cuando tengo que hablar de ello con desconocidos es curiosamente que estoy notando la parte de exposición [personal]», cuenta. Cuando escribía el guión, junto a Alejo Flah, decidieron que lo mejor era centrarse en el aspecto creativo y tomar distancias, «ahí no me lo planteaba».

Nora Navas y Francesc Garrido son los dos protagonistas. «Con ellos no teníamos la sensación de que interpretaban un alter ego», recuerda, «esto no los hubiera permitido trabajar». Sí notaba, reconoce, «que podía contar los personajes con una claridad que en otras ocasiones no tengo». 

Si bien la película se centra en los trámites que siguen en un país del Este que no ha querido concretar, Fejerman destaca que «nos interesa la pareja y cómo afecta esta dinámica a la relación». En principio, Navas es la más frágil y angustiada mientras que Garrido es el resolutivo. Luego, los papeles se invertirán.

En la construcción del relato «aunque hay partes del relato que recogen lo mío, operábamos como guionistas». Evitando el sentimentalismo, «cuando tratas con niños necesitados y padres ansiosos el riesgo está pero mi referente era tan duro que no cabía». El coguionista lo entendía perfectamente «y él tiraba del thriller». 

De ahí que decidieran, al usar algunas de las historias que les narraron, reducir el tono, como en una visita inicial a un orfanato. «Escribir determinadas escenas o pensarlas me revolvía y me sigue pasando, más ahora que no tengo que trabajar la película», confiesa. «No me arrepiento de contarlo, al contrario. Las reacciones de la gente implicada, aunque las historias de adopción son muy diferentes, se reconocen, y eso me importaba».

«La intención no es desanimar a la adopción pero sí alertar de la oscuridad y corrupción de algunos procesos», puntualiza. Y aclara: «Tú no vas a comprar un niño pero tal y como está montado el sistema están jugando con ellos, los están vendiendo».

De ahí que tuvieran «el cuidado de presentar los dilemas morales, no de juzgarlos de forma maniquea». Por eso incluyen frases como la del personaje de la traductora, Lila, que dice 'venís de un país rico, os estáis aprovechando de la pobreza del mío'. «Se está justificando y la estamos entendiendo», apunta, «presentando las contradicciones morales».

(Fuente: www.elmundo.es) Fechado 18-11-2015

En España hay 15.000 menores en residencias a la espera de una familia.

Madrid, EFE En España hay casi 35.000 menores bajo tutela o guarda de las administraciones, de los que 15.000 están en residencias a la espera de una familia, según el ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso. 

En la inauguración del II Congreso Nacional de Acogimiento Familiar "El interés superior del niño", que se celebra en vísperas del Día Universal del Niño, Alonso ha reconocido hoy la generosidad de las familias que acogen a niños y adolescentes que no pueden vivir con sus padres. 

La jornada ha arrancado a las puertas del Ministerio de Sanidad con la suelta de un millar de globos blancos para reivindicar el derecho a crecer en familia de los menores que viven en centros residenciales. 

El titular de Sanidad ha subrayado que las nuevas leyes de protección a la infancia y a la adolescencia aprobadas en esta legislatura suponen "un impulso decidido" a la política de acogimiento y adopción para favorecer que todos los niños que están en una situación de desprotección puedan tener una familia. 

Alonso ha señalado que la mejor opción es que los niños puedan desarrollarse en una familia, por lo que, con la reforma del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, se van a primar las soluciones familiares frente a las residenciales. 

Ante las quejas de las familias por la falta de recursos para el acogimiento de menores, el ministro ha indicado que sus demandas son "razonadas y razonables" y ha asegurado que su Departamento está trabajando con las comunidades autónomas para que esta fórmula se pueda utilizar mucho más. 

Con la nueva legislación, España se ha convertido en el primer país en incorporar la defensa del interés superior del menor como principio sustantivo, derecho sustantivo y norma de procedimiento, como recomendó la ONU en 2013. 

"El principio interés superior del menor tiene que impregnar toda nuestra legislación", de manera que todas las normas de cualquier ámbito deberán contar con un informe de su impacto sobre las familias y los menores, ha apuntado Alonso. 

En su intervención, ha destacado la necesidad de contar con "un Gobierno de los niños y una sociedad de los niños", al tiempo que ha reivindicado este cambio "decisivo" en España, que no solamente tiene relación con los menores que están en situación de vulnerabilidad, sino con la forma en que se hace visibles a los niños en la sociedad y ésta gira en torno a su futuro. 

Por su parte, la presidenta de la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF), Paloma Fernández, ha subrayado que solo desde un enfoque que favorezca la cooperación, la profesionalidad y la transparencia se logrará trabajar con la mayor eficiencia en beneficio de los casi 15.000 niños que viven en centros residenciales en España. 

Fernández ha resaltado la importancia de hablar de la acogida de los niños que viven en situación de desamparo y de riesgo social para responder al derecho del niño a crecer en un entorno de seguridad y afecto que garantice el pleno desarrollo de sus capacidades. 

Ha defendido la acogida como la respuesta individual que compromete frente a la respuesta colectiva o social de residencias que carecen de la dimensión necesaria que necesita una persona para su pleno desarrollo. 

"Las familias acogedoras hemos organizado este encuentro para hablar de los niños invisibles, que escriben el libro de su infancia en las páginas olvidadas de los centros de menores", ha indicado. 

En el Congreso, organizado por la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF) y la Asociación de Acogedores de Menores de la Comunidad de Madrid (ADAMCAM), participan políticos, legisladores, jueces y fiscales, administraciones públicas y familias.

(Fuente: www.eldia.es)

En busca de un hijo. (Artículo sobre Adopción)


No deja de resultarme chocante en el caso de Asunta, la niña asesinada hace dos años, que fueran sus padres los que decidieran acabar con ella. Hay madres y padres asesinos, los hay, pero cuando se conoce, por experiencia propia o por la de amigos, la angustia que conlleva un proceso de adopción casi todos los finales resultan posibles menos el de truncar una vida que se ha deseado tanto. Es como si una mujer que se hubiera sometido a uno de esos desestabilizadores tratamientos hormonales para quedarse embarazada tratara luego de librarse de la criatura que tanto le costó concebir. Los psiquiatras no se cansan de repetir el diagnóstico: la maldad existe, no hay que cederle todos los actos inexplicables que puede cometer un ser humano a la locura. Cierto. Pero estremece pensar que aquella madre, Rosario, y aquel padre, Alfonso, que en su día asistieron a las charlas que habrían de prepararles para alcanzar el certificado de idoneidad, los mismos que hubieron de someterse a análisis médicos y psicológicos, viajaron a China con una comprensible ansiedad, se trajeron a la criatura en el camino de vuelta y habituaron su hogar para que se convirtiera en el entorno saludable en el que habría de crecer una niña, esa pareja, sería la misma que la envenenaría durante meses como tratamiento previo para un final fatal. Más sorprendente aún parece porque la pareja Porto-Basterra tuvo suerte y su hija creció sana y destacó en el colegio por ser una niña brillante y aplicada. Para colmo, la no confesión de culpabilidad de los sentenciados ha convertido el caso en un enigma, porque si hay algo que necesitamos los seres humanos son explicaciones: confesión y arrepentimiento.

Estoy convencida de que nadie se habrá quedado más perplejo ante este siniestro asesinato que los padres y madres que atravesaron el difícil camino de la adopción. Dado que con frecuencia se suele viajar en grupo, la pareja será recordada, con más aprensión incluso, por aquellos que viajaron junto a ellos a por sus niñas al otro lado del mundo. Son dos años como mínimo en un proceso plagado de incertidumbre y angustias. Eso es lo que cuenta Daniela Fejerman en una admirable película, La adopción, que acaba de estrenarse y que corre el peligro de pasar de puntillas si no nos damos prisa en recomendarla. Daniela ha construido una historia que conoce bien porque ella misma viajó con su pareja hace siete años a Ucrania. Fueron dos meses entre Kiev y Lugansk que pusieron a prueba el amor de la pareja y la esperanza de conseguir aquello por lo que habían dejado aparcados la vida y el trabajo. La experiencia diaria ofrecía a menudo situaciones tan disparatadas y desesperantes que Daniela fue animada por sus amigos a escribir todo aquello que estaba viviendo. Se trataba de la tensión entre el deseo desesperado de ser padres y estar dispuestos a tragar con lo que fuera y la marrullería de los intermediarios que trataban de sacar provecho de esos extranjeros que viajaban a su país para cumplir un sueño al que habían dedicado demasiado tiempo como para volverse a casa con las manos vacías.

Daniela no rodó la historia en Ucrania sino en Lituania, en Vilnius, una ciudad majestuosa que ha flexibilizado sus condiciones para rodar, convirtiéndose, como sucede entre Canadá y EE UU, en una digna sustituta de cualquier ciudad rusa o ucraniana. El rodaje tuvo una visita de lujo, la del hijo que Daniela había adoptado años atrás, el niño que hoy tiene ocho años y miraba todo aquello con asombro. Trataba, le había adelantado su madre, de toda la aventura que tienen que correr unos padres para buscar a un niño que les está esperando. Meses más tarde, el crío vio ya la película montada. La observó en silencio, con mucho interés, viendo cómo los actores, los estupendos Nora Navas y Francesc Garrido, padecían y se desesperaban por conseguir llevarse a casa a ese niño al que visitaban en un orfanato los días de Navidad de 2009. El niño de la directora era un espectador asistiendo al comienzo de su vida. Cuando la película terminó, preguntó: “¿Y es verdad que papá se peleó?”.

Se peleó, sí, y perdió la paciencia. Ella la mantuvo. Y regresaron hace siete años con una criatura que se aferró a ellos para no soltarlos. Esa experiencia en la que se basa la película de Fejerman contenía elementos de película de suspense. O de cuento de Navidad tan pesadillesco como el del señor Scrooge de Dickens. La historia de La adopción tiene un final, pero no es el definitivo: el final le corresponderá contarlo al propio niño adoptado cuando sea adulto. Es doloroso pensar que el último y prematuro capítulo de la vida de Asunta, tras un viaje tan proceloso de inicio, lo escribieran los encargados de velar por ella. El único consuelo que nos queda es pensar que se trata de una maldad excepcional.

(Fuente: El Pais)

Más del 50% de los niños tutelados en Galicia están en familias de acogida.

Más del 50 por ciento de los niños tutelados en Galicia se encuentran en familias de acogida, a las que la Consellería de Política Social destinará "más recursos" en 2016.

Así lo ha confirmado el titular de este departamento, José Manuel Rey Varela, en el encuentro de familias acogedoras celebrado este sábado por la mañana en la Cidade da Cultura, en donde han celebrado el Día Internacional de los Derechos de los Niños, que tuvo lugar este viernes.

"No hay mejor manera de celebrarlo que agradecer a las familias acogedoras de Galicia lo que están haciendo por los niños que no tienen familia", ha subrayado Rey Varela, en declaraciones a los medios, tras participar en la inauguración del encuentro.

Sobre este asunto, ha indicado que, en la Comunidad gallega, hay "en este momento" unos 2.000 niños y niñas tutelados, de los que más del 50 por ciento están en una familia y no en centros de internamiento.

"Quiero agradecer a todas estas familias que están hoy aquí que más del 50 por ciento de los niños que no tienen familia estén en familia y no en centros de internamiento", ha manifestado, justo antes de hacer hincapié en que éste es el objetivo de la Xunta.

"Más recursos"

En esta misma línea, ha asegurado que el año que viene la Consellería de Política Social destinará "más recursos económicos" a favorecer que todos los niños en Galicia puedan tener una familia: "Vamos a aumentar convenios que tenemos con Cruz Roja y Aldeas Infantiles para favorecer ese acogimiento que ya tienen más del 50 por ciento de los niños tutelados".

Y es que el incremento de recursos en política social tiene como objetivo, según ha precisado, que todos los gallegos que deseen tener una familia puedan tenerla. "Por eso hemos aprobado el Plan de Natalidad en Galicia", ha apostillado al respecto.

En este sentido, ha hecho un llamamiento a todos aquellos que quieran tener familia a que consideren la opción del acogimiento, que califica de "opción solidaria".

Preguntado por si el número de niños que precisan de acogimiento debido a la crisis económica ha aumentado en los últimos años, Rey Varela ha indicado que la cifra se encuentra "más o menos estable" en los últimos años, en los 2.000 niños. De hecho, ha explicado que este número "no se deriva tanto de la crisis como de problemas familiares en los padres y en las madres".

"Doble modalidad"

El conselleiro de Política Social también ha sido cuestionado por la posibilidad de que los padres y madres biológicos puedan recuperar a sus hijos en caso de rehabilitarse o mejorar su situación. A este respecto, Rey Varela ha explicado que existe una "doble modalidad" para estos niños: por un lado, volver con su familia biológica y, por otro, el proceso de adopción.

"O incluso que la familia acogedora lo tenga con carácter permanente, también existe ese tercer caso", ha relatado a los medios, para luego indicar que había conocido a una madre que acabó adoptando a dos niños, mientras que al tercero lo tiene con carácter permanente.

En dicho encuentro, también tendrán lugar varias mesas redondas en las que se busca "compartir experiencias", tanto en la modalidad de familia extensa --que es la propia familia del niño quien lo acoge, como el caso de tíos o abuelos-- o en la de una familia que no tiene ninguna relación sanguínea con el niño acogido.

A este respecto, la Xunta ha asegurado que el apoyo es "imprescindible" en ambos casos, para que los niños consigan la vida "que no tuvieron" anteriormente.

(Fuente: www.farodevigo.es)