lunes, 24 de octubre de 2016

Alcoholismo antes de nacer.

Familias españolas se asocian ante los casos de SAF en niños adoptados en países de Europa del Este.
Hace siete años, Itziar fue a Smolensk (Rusia) a recoger a su hija Lucía de dos años y medio. Después de tramitar todo el proceso de adopción, llegaron a Barcelona y empezaron una vida juntas. "Mi hija estaba sana y sociable; eso sí, muy delgada, pesaba 7,8 kg, cuando lo normal a esa edad es superar los 10 kilos. Al principio, ese retraso lo achacaban a que había estado institucionalizada y no me preocupé, entraba dentro de lo normal. De hecho, en aquella época lo que me quitaba el sueño era un supuesto soplo cardiaco que podía tener, que nunca se le diagnosticó", explica Itziar a EL MUNDO.

Fue pasando el tiempo y al año de estar en España no mejoraba y no hablaba. Fue cuando empezaron a saltar las alarmas. Lucía ya estaba escolarizada, un curso menos del que le correspondía, pero seguía entrando dentro de lo normal. Cuando ya pasó a Educación Infantil descubrieron que la niña era autista y su autismo estaba causado por el síndrome alcohólico fetal, más conocido como SAF. Como dice su madre, que es enfermera, su autismo es de libro. Ahora empieza a decir alguna palabra, pero se comunican con el lenguaje de signos que han tenido que aprender juntas. Desde que se puede expresar, su nivel de ansiedad ha ido bajando, pero ha sido complicado.

Lucía e Itziar no son un episodio aislado. Hace unos 10 años empezaron a aparecer casos de este tipo en niños adoptados procedentes de los países del Este de Europa, cuenta a este periódico Óscar García, pediatra del Hospital del Mar(Barcelona), que lleva años trabajando con niños con SAF. "Son países con altas tasas de alcoholismo, sobre todo en poblaciones de alto riesgo social, de donde provienen la mayor parte de los niños adoptados", apunta el pediatra.

Otros países europeos están viviendo situaciones similares, según explica García. El primer registro más o menos fiable está en Suecia, donde aproximadamente el 50% de los niños adoptados nacidos en países con altas tasas de alcoholismo tienen SAF. Para el pediatra, no sería de extrañar que las cifras de España sean parecidas. Por eso, entre sus prioridades está llevar a cabo un estudio -junto a los hospitales Sant Joan de Déu y Vall d'Hebron- para conocer el número de casos que hay en Cataluña, región en la que se ha registrado un gran número de casos.

De hecho, Cataluña cuenta con unos 5.000 menores adoptados procedentes de países del Este. Aunque las cifras han ido disminuyendo cada año, desde 2010, sólo de Rusia y Ucrania, se han adoptado 852 niños, según el Instituto de Estadística de Cataluña, un número considerable si se compara con el total nacional: de 2010 a 2014, 2.503 niños de Rusia y 142 de Ucrania, según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad -sin contar los procedentes de otros países del cinturón del vodka, como Bulgaria, o ex repúblicas soviéticas como Kazajistán (195 niños de 2010 a 2014)-.

Es evidente que no todos los niños adoptados en los países del Este tienen SAF, pero ante este problema la Generalitat señaló en julio que se está planteando no conceder más adopciones de niños procedentes de Rusia y Ucrania.

Por su parte, las familias afectadas llevan tiempo movilizándose para mejorar la vida de los afectados y que se reconozca el síndrome (en España se considera una enfermedad rara y no crónica). Es el caso de SAF Group, un grupo de padres con niños afectados por este problema cuya presidenta es la propia Itziar, que aboga por que se aborde el problema con profesionalidad. Tiene claro que el futuro de su hija se lo tiene que dejar ella "puesto que Lucía no tiene futuro por sí misma, siempre será dependiente, en mayor o en menor medida".

Para poder tratar y seguir a estos pacientes, tanto los padres como los especialistas que les atienden están luchando por la implantación de unidades expertas en las que haya pediatras, neurólogos, neuropsicólogos, trabajadores sociales, educadores sociales... Este año la asociación ha puesto en marcha el proyecto Koala, que consiste en el acompañamiento de los niños por parte de educadores sociales. Muchos de los niños con SAF tienen síntomas agresivos o de comportamiento. Es difícil reeducarlos porque muchas veces no logran acordarse de lo que hacen. Por eso, "tener un educador que les haga trabajar sobre ello y reconducir la situación, puede dar resultados muy positivos", explica Itziar.

El consumo de alcohol durante el embarazo puede provocar daños irreparables en el sistema nervioso del feto que le afectarán a lo largo de toda su vida y la alteración que se produce en el cerebro no se cura. El SAF se presenta de distinta forma en cada persona que lo sufre. Dificultades de aprendizaje, retraso en el desarrollo, trastornos cognitivos y de conducta, problemas de memoria o déficit de atención... son los signos visibles de este síndrome, a los que hay que añadir una serie de rasgos físicos en la caracomo aplanamiento del espacio entre la nariz y el labio superior, el labio superior delgado y los ojos pequeños.

En muchos de estos casos, el diagnóstico se ha hecho tarde y como la alteración del cerebro no se cura sólo se tratan los síntomas. A veces, el desconocimiento de la exposición al alcohol durante el embarazo de muchos de los niños adoptados provenientes de los países del Este de Europa ha hecho que se tenga un diagnóstico tardío o que se confundan con otras entidades, como Trastorno por Déficit de Atención por Hiperactividad (TDAH), problemas de conducta o agresividad. A esto hay que añadir que la mayoría ha vivido siempre en orfanatos y esa institucionalización favorece la aparición de problemas del desarrollo neurológico.

Por eso, desde hace un tiempo, Óscar García trabaja en encontrar algún tratamiento para mejorar el rendimiento cognitivo de estos niños. De hecho, hay en marcha un estudio, que cuenta con la financiación de la Fundación Mutua Madrileña, con un antioxidante derivado del té verde, la epigalocatequina galato, en el que participan unos 80 niños. Se trata de un estabilizador del funcionamiento neuronal y "en unos meses, empezaremos a valorar los resultados", apunta el pediatra.

Mientras tanto, Lucía está tomando este suplemento. Aunque no participa en el estudio, porque con su autismo es complicado valorar la evolución, su madre cuenta que se lo da todas las mañanas "dado los buenos resultados que se han obtenido en niños con síndrome de Down".

(Fuente: EL MUNDO)

Las adopciones internacionales se desploman en la última década. Adopción en Málaga.

Las restricciones de los países, la crisis y las demoras de los trámites han provocado una drástica caída en la adopción internacional, una alternativa para formar una familia que registró un boom entre los años 2004 y 2006, cuando las facilidades para adoptar a un niño de países como China llevaron a miles de familias andaluzas a iniciar los trámites. Durante el primer semestre de este ejercicio han llegado a Andalucía un total de 34 menores (en su mayoría del país asiático), lo que supone un 41,4% menos respecto al mismo periodo de 2015. Del total, ocho corresponden a Málaga (13 en los seis primeros meses del año anterior). Las cifras registradas en 2004 evidencian el desplome. Hubo 168 adopciones internacionales y se tramitaron 165 expedientes. Un año después se registraron 235 y llegaron 137 menores, según el balance facilitado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales. No obstante, la provincia ha pasado de gestionar cuatro expedientes en el primer semestre de 2015 a nueve entre enero y junio de 2016. Los países que han registrado el mayor número de solicitudes son Vietnam, con 20; India, con 8; y Polonia, con 5. 
El descenso de las asignaciones responde, según precisaron desde la entidad andaluza, al hecho de que los países de origen están centrando sus esfuerzos en "incrementar las medidas de protección de los niños dentro de su territorio". De esta forma, la adopción internacional "ocupa el carácter subsidiario que todos los tratados internacionales le otorgan para proteger el interés superior de los menores de permanecer en su propia familia y/o en su propio entorno social". Y con ese fin, los países han endurecido los criterios de admisión de solicitudes. El ejemplo más claro lo conforma China, que desde 2007 exige a las familias un determinado nivel de formación, de renta y patrimonio que muchas no pueden alcanzar. 

También continúan descendiendo las gestiones para adoptar a un menor de Rusia debido "a las dificultades surgidas con su nueva legislación de exclusión de monoparentales y al parón ocasionado mientras se prolonga la firma del nuevo convenio". En este primer semestre, de hecho, no se ha tramitado ninguna nueva solicitud para adoptar a menores de esta zona. Cabe resaltar también la ausencia casi total de expedientes dirigidos a países africanos debido al cierre de algunas zonas, bien por modificaciones legislativas, caso de Mali o por saturación de expedientes, como ocurre en Etiopía. 

Adriana Alba Delgado, presidenta de la asociación Adopma, que ofrece asesoramiento a los futuros padres, ha sido testigo de cómo las consultas han bajado significativamente. "Ahora está todo bastante parado. El número de adopciones ha caído muchísimo desde hace cinco años por la crisis y el endurecimiento de los requisitos", explica. El colectivo nació en 2007 gracias a la iniciativa de 50 familias que sumaron fuerzas frente a la demora en los trámites que entonces ya se empezaba a registrar. 

Las trabas burocráticas y la legislación obliga a que muchas familias terminen desistiendo por las esperas y otras continúen armándose de paciencia. "Sabes que empiezas un día pero no cuándo acabará el proceso. Es doloroso. Genera muchísimo desgaste emocional", apostilla la responsable de Adopma. A ello se suman los costes. Todos los expedientes de adopción internacional son tramitados a través de organismos acreditados especializados en cada país y el desembolso oscila entre los 7.000 y los 21.000 euros, dependiendo de cada lugar de origen. Las estancias también corren del bolsillo de las familias, que pueden llegar a desprenderse de unos 30.000. 

Adriana hizo cinco viajes a Rusia, el país de origen de su hijo. Lo conoció en octubre de 2008 y llegó a su casa en mayo de 2009. Tenía 24 meses. "Lo conocí en el segundo, era su cumpleaños y quise ir para verlo porque sabía que el juicio iba a tardar. Fui por quinta vez para recogerlo. No solo hay que pagar hotel y vuelo, necesitas intérprete y alguien que te oriente en un país en el que incluso desconoces el idioma", sostiene. 

Su hijo llegó en apenas dos años, un tiempo que considera "récord". Pero no es lo habitual. Aunque la demora media de los trámites, desde que se inician hasta que los niños llegan a sus familias adoptivas, se sitúa en torno a los tres años, en casos como China la espera se alarga hasta los diez. "Durante el boom de la adopción internacional los trámites para adoptar un niño eran resueltos en unos seis u ocho meses", explica Isabel Machado, jefa del servicio de Adopción Internacional en la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales, que añade que desde que China firmó el Convenio de la Haya de 1993, a favor de los derechos del niño y de medidas de protección que eviten a los menores salir de su país de origen, se han generado enormes restricciones para la adopción internacional. 

Pese a esta disminución en la llegada de los menores en esta modalidad, durante el primer semestre la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales ha registrado un aumento del 25,7% de los nuevos expedientes. 

La caída libre de esta modalidad ha provocado que las solicitudes para adoptar un niño español superen a las peticiones para la adopción internacional. Durante el año pasado 368 familias andaluzas iniciaron trámites para una adopción nacional, mientras que en adopción internacional se registraron 141 expedientes. La mayoría de los niños españoles en situación para ser adoptados presentan dificultades (edad, enfermedades y formar parte de un grupo de hermanos, entre otros problemas). 


El perfil de las familias que logran una adopción internacional responden en la mayoría, un 78%, a matrimonios. Un 15% de los expedientes son tramitados por mujeres solteras que forman familias monoparentales; un 3% por hombres y un 2% de parejas de hecho (a excepción de parejas del mismo sexo, que a fecha de hoy no están contempladas en esta opción en prácticamente ningún país). El deseo de ser padres está detrás de cada uno de estos expedientes. Son varias las familias que ya tienen hijos propios u otros adaptados que se interesan por otro. Durante el proceso, algunas mujeres llegan a quedarse embarazadas. El dilema estriba en continuar o no con los trámites.
(Fuente: www.malagahoy.es)

«Yo sin ti no me quedo».

«Yo sin ti no me quedo», con ese explícito título María Fernanda Alvano Casademunt comenzó hace más de tres años un blog en Internet para contar cómo están viviendo ella y su pareja David los trámites para ser padres de un hijo adoptivo.

Lo que nunca pensó es que ese blog más que un cuento dulce y lleno de ternura, como el que escriben las mamás biológicas durante los nueve meses de espera de sus bebés, estaría lleno de sinsabores, duros trámites, complicaciones, bajones y momentos de desesperación, aunque con el mismo final, un hijo con el que formar una familia.

Y es que el aplazamiento de la edad para plantearse la maternidad, problemas de salud, familias monoparentales o parejas del mismo sexo son circunstancias que hacen necesario pensar en nuevos modos de formar una familia. Cada vez son más las personas en la sociedad actual que deben acudir a las adopciones o si no, buscar alternativas para poder formar familias con hijos.

Desde que a Marifé, como todos la conocen, le detectaron una endometriosis a las puertas de la treintena y, como consecuencia, la improbabilidad de tener hijos biológicos, le vino a la cabeza la posibilidad de la adopción para formar su propia familia con David.

Desde que a Marifé, como todos la conocen, le detectaron una endometriosis a las puertas de la treintena y, como consecuencia, la improbabilidad de tener hijos biológicos, le vino a la cabeza la posibilidad de la adopción para formar su propia familia con David.

Dificultades

Lo que no se pudo imaginar nunca esta mujer fueron las dificultades y duras pruebas que tendría que soportar hasta la llegada de su hijo adoptivo.

En junio de 2013 comenzaron a dar los primeros pasos para una adopción internacional y a falta de dos meses y medio para que llegue 2017, aún no tienen a ese deseado hijo.

Y es que la cruda realidad les llegó enseguida, porque uno de los requisitos para esa adopción era que debían estar casados, por lo que tuvieron que acelerar los trámites para la boda en diciembre. «Si no estás casado, se te cierran un montón de puertas», cuenta Marifé. Así, los primeros trámites se tuvieron que aplazar a junio de 2014, en lo que sería el inicio de «un proceso muy difícil» que se prolonga hasta hoy. 

«Te sientes muy solo», confiesa esta terapeuta ocupacional, que también es titulada en Enfermería. Por ello, decidió crear un blog para contar su realidad, su día a día en la adopción. Y también como «forma de reinvindicar que esto no puede ser así», porque recuerda que la adopción no deja de ser una forma de maternidad, aunque no sea biológica, algo que parecen olvidar las autoridades, lamenta.

El periplo empezó con los trámites para lograr el 'certificado de idoneidad', requisito indispensable que otorgan las comunidades autónomas, administración a la que están transferidas las competencias en adopción. Un certificado que parece toda una reválida de cómo ser unos padres ejemplares y ciudadanos modélicos, a juzgar por los requisitos por los que tienen que pasar parejas como Marifé y David. Ellos comprenden esos trámites, pero lamentan que sea tan difícil la adopción cuando para una madre biológica todos son facilidades.

Cursos formativos durante dos o tres fines de semana en la provincia de Badajoz con un equipo de adopción de la comunidad autónoma, dos o tres entrevistas con otro equipo de la provincia de Cáceres, certificado de no poseer antecedentes penales firmado por un funcionario y un responsable de la Policía Nacional y una documentación extensa, «para la que siempre es necesario perder varios días de trabajo para cumplimentarla», lamenta.

Cursos

Aunque para Marifé, la prueba más complicada es el examen sicológico con los trabajadores sociales, que, según esta futura madre adoptiva, «te pone en situaciones límites» y supuso tal presión que a punto estuvo de tirar la toalla.

Preguntas como qué te supuso la muerte de tu padre, probablemente uno de los acontecimientos más duros hasta ahora en su vida, intimidades como por qué dejaste a tu anterior novio, hablar de las exparejas de ambos y rememorar momentos delicados supusieron para Marifé la prueba más complicada. Porque también te preguntan por tus hermanos, a qué se dedican y cómo son. «Cuestiones que son poco entendibles», asegura.

«Vives con el miedo de que esto lo digo o no, esto me puede perjudicar o impedir que sea madre adoptiva. Nosotros optamos por contar toda la verdad, pero te aseguro que esto provoca tal ansiedad en casa». 

Luego está el tema económico, una adopción internacional puede suponer un mínimo de 30.000 euros. Además, debes asegurar que su situación laboral es estable de cara al futuro. «El tema económico es muy agobiante», confiesa.

Bulgaria

Todo para conseguir el ansiado 'certificado de idoneidad', un documento indispensable que, en el caso de Marifé, de poco les valió cuando tras casi dos años de trámites para adoptar a un niño de Bulgaria, el país decidió cerrar las adopciones de forma temporal. Ante ese trance, la pareja de Almendralejo ha tenido que iniciar este verano de nuevo los trámites de adopción, incluido ese certificado, con un nuevo país, Vietnam.

«Piensa que el problema no es sólo que los trámites sean largos y muchos los documentos que tenemos que aportar, sino que además, cada tres meses, por ejemplo, cumple el certificado de penales, con lo que tienes que volver a renovarlo», relata la pareja.

Algo parecido les ha ocurrido. Han tenido que comenzar casi desde cero porque los requisitos que les imponen a los padres para la adopción en cada país cambian. Vuelta a certificar documentos que deben ser firmados por dos notarios y traducidos al idioma del país de origen del niño.

«Te sientes muy solo. Para la administración sólo eres un número y eres tú la que tienes que realizar todos los trámites. Yo no me considero torpe, pero en estos casos, ves que es muy complicado para cualquiera», cuenta Marifé.

Porque una vez cumplidos los trámites con la administración, llega el momento de tratar con una agencia, empresas privadas que tramitan los permisos de adopción en cada lugar de origen de los niños. Son necesarias para la adopción internacional, pero suponen muchos gastos a los futuros padres, que se vuelven locos con los trámites. 

A ellos hay que sumarle la complicación del viaje a por su hijo, que para muchos resulta la prueba más complicada, porque requiere de una estancia de varias días o semanas en un país siempre desconocido.

«A veces resulta una frustración», confiesa, aunque «yo sin ti no me quedo», sentencia esta mujer que lucha por formar su propia familia.

(Fuente: www.hoy.es)

Las adopciones internacionales caen en Extremadura casi un 80% desde el 2010.

El endurecimiento de los requisitos y los mayores plazos de espera propician esta disminución. Ese año hubo 112 solicitudes y 88 adopciones. En el 2015 apenas 26 y 20, respectivamente

La adopción internacional ha caído en picado en Extremadura en los últimos años. Si en el 2010 se registraron 112 solicitudes y 88 adopciones, el año pasado apenas si fueron 26 y 20, respectivamente. Factores que explican este descenso tan pronunciado son el endurecimiento de las políticas que, en relación con la adopción internacional, siguen los países tradicionalmente de origen de estos menores y también el importante aumento de los plazos de espera que tienen que soportar los padres adoptantes, que pueden llegar a prolongarse ahora hasta más de ocho años.

Benedicto García, coordinador de Cora (Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la Adopción y el Acogimiento) subraya dos cuestiones: por un lado, que los países de origen han aumentado la exigencia de requisitos a los solicitantes, con condiciones que afectan desde a su situación económica hasta al estado de salud en el que se encuentran; por otro, remarca que «hay un conjunto de circunstancias» que hacen que los menores que cumplen los requisitos para ser adoptados sean «muy pocos».

En este sentido, recuerda que, aunque la cifra de niños «abandonados en instituciones» en los países de origen pueda ser elevada, «no tiene nada que ver» con la de los que cumplen con los requisitos que les permiten ser realmente adoptados –tienen que carecer, por ejemplo, de familia biológica o de un entorno social en el que se puedan integrar, precisa—. Además, países como Rusia o China «promueven» cada vez más la adopción nacional, apunta. Tanto por la progresiva mejora de su nivel económico, con una clase media más pujante, como por motivos políticos. «La imagen de menores que se van fuera nunca está bien vista», sostiene este responsable de Cora. Además, los niños que salen en adopción internacional, agrega, cada vez en mayor medida «suelen tener necesidades especiales», ya sea por su mayor edad o por tener alguna enfermedad física o psíquica.

De acuerdo a los datos facilitados por la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales extremeña, entre 2009 y lo que va de 2016 se han materializado en la región 325 adopciones internacionales. Casi dos terceras partes de ellas se concentran en solo dos países de procedencia: China (120) y Rusia (83). Una vez que en ambos la adopción se ha complicado, los solicitantes españoles han empezado a recurrir en mayor medida a otros como Vietnam (de donde han llegado 19 menores a Extremadura) o Etiopía (27 menores). Países que están o han estado cuestionados en algún momento «en cuanto a sus procedimientos que no son del todo fiables», resalta Benedicto García, por lo que «se están revisando protocolos tanto en origen como en España». Colombia, con 24 prohijados o Filipinas, con 15, están también entre las procedencias más habituales. En este periodo, el total de solicitudes ha sido de cuatrocientas, mientras que están pendientes de adopción o asignación 168 solicitantes.

MÁS TIEMPO DE ESPERA / En cuanto a los tiempos de espera, «casi todos los países los han incrementado en mayor o menor medida», indica. China es un ejemplo claro de ello. Hasta hace unos años «era un país que prácticamente a los 18 meses tenías la asignación del menor y podías viajar a por él. Y eran unos periodos que se cumplían muy a rajatabla, muy rigurosos. Así funcionó durante mucho tiempo, pero se empezaron a poner otra serie de condicionantes y el plazo se ha disparado». Actualmente, puntualiza, un proceso de adopción internacional puede prolongarse de media durante entre tres y seis años.

Una dilación que puede convertir en más duro el proceso si bien, aclara Benedicto García, cuando alguien se involucra en una adopción internacional se le enseña desde el inicio a saber gestionar sus expectativas. «Una de las cosas que te dicen es que es un proceso totalmente incierto, indefinido lleno de incertidumbre y sin ningún tipo de garantía», apostilla.

Y en relación a su coste económico, aunque depende de cada país y es «muy variable», estima que supone «un mínimo de entre 15.000 y 20.000 euros». 

(Fuente: www.elperiodicoextremadura.com)

Ruth Valiente y David Ruiz: «No vamos a tirar la toalla. Somos idóneos para adoptar».

«Tenemos exactamente las mismas ilusión y ganas que el primer día, si no, lo hubiésemos dejado ya». Ruth Valiente dice estas palabras casi siete años después de que ella y su marido, David Ruiz, comenzaran los trámites para adoptar un menor. Casi siete años que se han hecho «muy cuesta arriba», cuenta, por las muchas trabas que se le han puesto desde la Administración autonómica a la hora de darles el visto bueno necesario que les permita continuar con el proceso para prohijar un niño en Rusia

Ruth y David se decidieron por la adopción en el 2009, tras varias fecundaciones in vitro sin éxito. En noviembre de ese año entregaron la documentación pertinente y en el 2010 se sometieron a las evaluaciones exigidas. Pasaron la del ayuntamiento, pero las de la Junta concluyeron que no eran idóneos para la adopción. ¿La razón?: Se consideraba que los solicitantes no contaban con una vida familiar estable y activa de manera continuada, una vez que él trabaja en Madrid, de donde regresa los viernes para pasar el fin de semana en Cáceres. Todo lo demás, se reconocía, era correcto, ya que ambos cuentan con buenos empleos y con un apoyo social y familiar propicio para la integración del menor. «Lees el informe y somos una pareja estupenda: sabemos lo que es adoptar, estamos psicológicamente bien, todo genial, pero justo en las conclusiones, resulta que no somos idóneos porque David trabaja fuera de lunes a viernes».

Posteriormente, dos sentencias judiciales, en primera instancia y de la Audiencia Provincial de Badajoz, quitaron la razón a la Junta y se la dieron a esta pareja. Sin embargo, los problemas estaban lejos de acabar.

A pesar de que los tribunales obligaron a otorgarles el certificado de idoneidad, la Junta no modificó los informes. «Les pedimos que al menos grapasen un papelito diciendo que las conclusiones del informe estaban invalidadas por sentencia judicial, y tampoco quisieron», lamenta esta cacereña. Con contradicciones como esta en la documentación, prosigue, se disparan las posibilidades de que Rusia no acepte a los solicitantes. «La ECAI (Entidad Colaboradora de Adopción Internacional) nos hizo firmar un anexo diciendo que ya con ese expediente era muy difícil que se consiguiese la adopción», resalta. De hecho, de todas las regiones rusas a las que se acudió, solo en una, Novosibirsk (Siberia del Oeste), se aceptó la solicitud, justo «la más lenta» a la hora de realizar asignaciones. Una cuestión, la del tiempo, fundamental en los procesos de adopción.

Paradójicamente, ellos se habían decidido por Rusia porque a finales de la década pasada era el país en el que menos se tardaba en adoptar. No obstante, la situación ha cambiado sustancialmente desde entonces. Rusia paralizó las adopciones durante más de un año, aunque «se siguieron admitiendo expedientes». Una vez que se reanudaron las asignaciones, el «atasco era increíble». De en torno a año y medio se ha pasado a «3, 4 o 5 años» de espera.

A ello se suma que el certificado de idoneidad tiene una validez de tres años. Pasado este tiempo, toca renovarlo, lo que en su caso ha estado lejos de ser un mero trámite administrativo. «Generalmente, la renovación es solo una actualización de datos, no se hace ningún test si no han variado las circunstancias. Y en nuestro caso no ha cambiado nada de nada, pero a nosotros nos hicieron otra vez todo el proceso», señala Ruth. «Nos tuvieron tres horas de reloj machacándonos a preguntas», agrega. Llegaron a decirles, asevera, «que por qué no dejábamos uno de los dos el trabajo, que podíamos dejar uno de los dos sueldos».

Finalmente, el resultado de esta segunda evaluación, con fecha definitiva de septiembre pasado, fue de nuevo negativo. Vuelve a argüirse la falta de una convivencia diaria ininterrumpida –motivo que se había considerado insuficiente en las sentencias— pero ahora aparece otra nueva causa: «La dureza y frialdad emocional» que, indica el informe, están presentes en el carácter de Ruth. «En unos años dicen que mi personalidad ha pasado a ser totalmente distinta, como la noche y el día. En el 2010, cuando me hicieron el primer informe, yo era una persona afable, con ánimo de ayudar a los demás, extrovertida y con los pies en la tierra. Ahora, supuestamente, soy fría, calculadora y sin sentimientos. Según ellos, he pasado de un extremo a otro», critica.

De nuevo a los tribunales

Ruth afirma sentirse con «mucha rabia, mucho dolor e impotencia. Creo que la Junta se ríe de nosotros y de la justicia». Volverán a recurrir a los tribunales y en breve presentarán una demanda —«no podemos hacer otra cosa», subraya—, aunque son conscientes de que el tiempo vuelve a jugar en su contra. Calculan que les queda un año o año y medio para que les llamen de Rusia. Si entonces no cuentan con el certificado de idoneidad, aun teniendo después otra sentencia favorable, deberán volver a empezar desde el final de la lista de solicitantes. «Lo tenemos muy difícil, porque a lo mejor entramos en plazo en el primer juicio, pero la Junta lo recurre todo», admite.

También han vuelto a remitir un escrito al Defensor del Pueblo. «No vamos a tirar la toalla porque creemos que somos idóneos para adoptar. Vamos a llegar donde tengamos que llegar». 

(Fuente: www.elperiodicoextremadura.com)

La Diputación busca familias de acogida para 60 menores tutelados.

donostia- La Diputación de Gipuzkoa realizó ayer un nuevo llamamiento “urgente” a fin de encontrar familias que acojan “temporalmente” a 60 menores que actualmente se encuentran en centros tutelados de la institución foral.

Por ello, la Diputación ha elaborado un anuncio de 40 segundos que será difundido en las redes sociales y llevará a cabo una serie de campañas informativas en varios municipios del territorio. También ha habilitado una página web (abrazosdecarneyhueso.eus o benetakobesarkadak.eus) para informar a aquellas familias que están interesadas en este proceso.

Tal y como explicó ayer la diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, Gipuzkoa cuenta actualmente con 360 familias de acogida. Sin embargo, de los 313 menores que a día de hoy permanecen en centros tutelados de la Diputación, 60 están en disposición de integrarse en familias. “Aunque estos menores están perfectamente atendidos por los profesionales que se vuelcan cada día en ellos, es imposible reemplazar el calor de un hogar”, remarcó la responsable foral, quien compareció acompañada por la directora general de Protección a la Infancia, Belen Larrión.

Según indicaron las responsables forales, el perfil de los menores es muy variado. “Se trata de bebés, niños y adolescentes que han vivido situaciones muy drásticas en su vida y por diversas causas no pueden estar con sus familias. Pueden estar solos o ser grupos de hermanos y a veces presentan problemas de comportamiento”, ya que “han padecido en sus cortas vidas experiencias negativas, cambios drásticos, soledad, miedo y mucha incertidumbre”, informaron.

El perfil de las familias de acogida es también diverso. “Pueden ser personas solas, parejas heterosexuales o del mismo sexo”. Lo que tienen en común es que todas ellas pasan un “complejo” y “exigente” proceso de selección, que puede alargarse durante seis meses y en el que es preciso demostrar que todos los miembros que forman la familia de acogida están de acuerdo con la decisión que se toma, así como que entienden el proceso en el que se están embarcando.

Una vez seleccionadas, las familias reciben una compensación económica dirigida a sufragar los gastos que pueda generar el menor. Y también cuentan con apoyo permanente de los técnicos de la Diputación, que ayudan a solventar cualquier problema o conflicto con el menor.

No es una adopciónLa acogida de estos menores suele ser variada en el tiempo, y pude ir desde “varios días” hasta “varios meses o años”. De hecho, lo más habitual es que la situación se prolongue incluso hasta que el menor cumpla la mayoría de edad, pero desde la institución foral remarcan que “la acogida no es una adopción ni una forma de llegar a ella”.

Además, durante el tiempo que dura este proceso, los menores permanecen en contacto con su familia biológica.

“Es un camino duro y no exento de dificultades, pero lo que nos transmiten las familias es que reciben mucho más de los menores de lo que ellos llegan a dar”, valoró la diputada Maite Peña.

(Fuente: www.noticiasdegipuzkoa.com)

Sesenta niños buscan "abrazos"en hogares de acogida en Gipuzkoa.

DONOSTIA. Sesenta niños y adolescentes necesitan hogares de acogida en Gipuzkoa, familias que les den "abrazos de carne y hueso", según el lema de la campaña de captación lanzada que acaba de lanzar la Diputación Foral.

La diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, y la directora de Protección a la Infancia e Inserción Social, Belén Larrion, han presentado hoy en rueda de prensa la nueva campaña para atraer a personas dispuestas a acoger en su casa a un total de 60 menores, de los 313 que actualmente están en centros tutelados de la institución foral.

Aunque ya existen en Gipuzkoa 360 familias de acogida, la Diputación precisa aumentar el número de hogares en el que los niños en "situación de desprotección" por diversas causas sean integrados en una familia, que les cuide, eduque, dé afecto y se comprometa con su bienestar, a la vez que siguen teniendo relación con sus allegados biológicos.

Los pequeños necesitan "abrazos de carne y hueso", como asegura el audiovisual de la nueva campaña foral, que será difundido en las redes sociales y que incluye también una web con información detallada (abrazosdecarneyhueso.eus) y un ciclo de charlas en ocho localidades guipuzcoanas entre noviembre y febrero próximos.

Peña ha indicado que se trata de menores, desde bebés hasta adolescentes, y a veces, grupos de hermanos, que "por diferentes motivos y cada uno con sus mochilas, no pueden vivir con sus familias".

Son niños con "perfiles muy diversos", precisado, pero en una situación común de desprotección y que han padecido en sus cortas vidas "experiencias negativas", "cambios drásticos, soledad, miedo y mucha incertidumbre".

Tras aclarar que ésta "no es una vía para llegar a la adopción", ha recordado que están "perfectamente atendidos" en los centros de acogida de la Diputación guipuzcoana, pero los profesionales que los atienden "no pueden reemplazar el calor de un hogar".

La directora de Protección a la Infancia ha subrayado que para ser familia de acogida no hay unos requisitos precisos -pueden serlo personas solas o parejas heterosexuales o del mismo sexo-, si bien deben pasar por "un estricto proceso" previo al acogimiento, durante el cual cuentan con una compensación económica y apoyo por parte de técnicos forales.

Un padre de acogida ha contado, en la comparecencia ante los medios, lo "dura" pero "muy positiva" experiencia vivida con una niña de 8 años que acogió con su mujer hace año y medio, y cómo ambos han superado "los miedos" que tenían gracias al "constante apoyo" que han tenido.

"Lo más placentero ha sido ver la buena evolución de la niña, su buena integración y el aumento de su autoestima", ha dicho el hombre. "Merece la pena", ha concluido.

(Fuente: www.noticiasdegipuzkoa.com)

Familias de acogida: los 40.000 niños de ida y vuelta.

Alrededor de 40.000 menores en España están bajo la tutela del Estado ya que, por diferentes motivos -adicciones, enfermedades, falta de recursos...- no pueden vivir con sus padres biológicos. El drama siempre acompaña a un niño que necesita ser acogido para disfrutar en lo posible de su infancia. Cada día los servicios sociales de las comunidades autónomas gestionan las vidas de estos pequeños, que se distribuyen, según los casos, en centros residenciales y en familias consanguíneas (abuelos, tíos o primos) o voluntarias de acogida, como la de Teresa y Martín, una pareja de Alcalá la Real (Jaén) que pertenece a Infancia, la asociación por la que conocieron esa realidad y por la que acogieron de urgencia a una niña extranjera en situación precaria. "Esa sensación de ayudar a un chiquillo, darle todo lo que está en tu mano y devolverlo luego a su familia no se paga con todo el oro del mundo", asegura Martín con un gesto íntimo de satisfacción. Después de aquella niña llegó otra. El vínculo se hizo más estrecho con ella y decidieron adoptarla cuando el juez dictaminó que nunca podría volver con sus padres biológicos. Desde entonces han acogido a otros ocho menores. "Sabemos que hay muchos, pero al menos a algunos podemos quitarles las penas", explica Martín, "dar un pequeño achuchón no es tan complicado para nosotros y lo es todo para ellos".

La acogida es una opción muy diferente a la adopción, algo que hay que tener claro. "No tiene nada que ver una cosa con la otra", aclara Jesús María Rubio, director técnico de Acogimiento Familiar de la Comunidad de Madrid, "el objetivo es que estos menores vuelvan con sus padres biológicos, y mientras llega ese momento se les facilita un lugar donde puedan tener la atención que necesitan. La confusión a veces atrae a parejas que lo que desean realmente es una adopción, y como eso no ocurre se genera frustración", explica. 

Sin embargo, el desconocimiento no siempre es la causa de las quejas de las familias de acogida, sino el complejo equilibrio entre el derecho de los padres a recuperar su tutela y la protección efectiva del niño. "Nuestro sistema legal defiende en exceso la biología. ¿Cómo es posible que un niño llegue a esperar cinco, seis o siete años a que sus padres puedan hacerse cargo de él?", se pregunta Justi Carretero, presidenta de la Asociación de Familias de Acogida de España (FADES), y añade: "Es una decisión que tendría que tomarse en unos pocos meses. Crecer en esa situación de interinidad es nefasto para un menor porque de esa forma puede perder su infancia".

La Ley de Protección de la Infancia y la Adolescencia, aprobada el pasado año, ha intentado eliminar lagunas, favorecer las soluciones estables frente a las temporales y reducir el número de menores que deben vivir en centros de cuidado colectivo. Aun así, Carretero insiste en que faltan recursos y el procedimiento es demasiado lento. "Al menos los menores que están en una familia de acogida tienen sus necesidades cubiertas, y a menudo pueden ver con regularidad a sus padres biológicos", puntualiza Jesús María Rubio, "aunque es verdad que sigue habiendo demasiados niños en las residencias y que algunos pasan mucho tiempo en ellas. Pero también hay que ser conscientes de que en muchos casos no se encuentran familias de acogida. A partir de una cierta edad, cinco o seis años, o cuando los niños tienen dificultades especiales, resulta más complicado que aparezcan voluntarios".

Marisol acogió a Amal cuando el niño tenía 11 años. Hoy ha cumplido 15 y de aquel chico arisco, de espíritu callejero e incómodo ante el afecto solo queda una mirada algo envejecida y una cicatriz en el cuello. "Cuando entró en nuestra casa llevaba dos años en un centro de acogida. Era el típico niño quiéreme, de los que no lo reconocen, pero que necesitan un abrazo como el comer", recuerda Marisol. Desde entonces, los únicos contactos con su madre biológica, que reside en otro país y que continúa en una situación precaria, han sido por videoconferencia: "Los servicios sociales dicen que todavía no se dan las circunstancias para que Amal se desvincule legalmente de su madre y pase a un periodo de preadopción. Al menos esperamos que siga como hasta ahora. Él ya tiene la vida hecha con nosotros y no quiere volver con ella. Probablemente llegará a la mayoría de edad en esta situación. Nosotros encantados y él también, pero hay otros muchos niños que van de una familia a otra sin lograr estabilidad".

Para Jesús Palacios, catedrático de Psicología de la Universidad de Sevilla y experto en protección infantil, el problema no reside en pasar de la familia de acogida a la biológica, sino en hacerlo con una adecuada colaboración entre unos y otros: "Cuando esta se da, la transición es mucho más llevadera. Por el contrario, si las relaciones entre las dos familias son conflictivas y están enfrentadas en torno a la custodia del niño, el gran perjudicado es el pequeño, con conflictos de lealtades muy difíciles de resolver, sin entender lo que está ocurriendo y desarrollando sentimientos de inseguridad y desconfianza que ayudarán poco a su salud mental posterior". 

El objetivo de la acogida es que los niños vuelvan con sus padres biológicos

Ese escenario podría describir la situación de Joan, el pequeño de cuatro años cuya única familia había sido la de Albert y Noelia, en Sueca (Valencia), hasta que los tribunales determinaron en septiembre que su madre biológica tenía derecho a recuperar su custodia. La sentencia ha supuesto una tragedia para la pareja, que había solicitado su adopción, y un cambio desconcertante para el niño, que no quería separarse de ellos. La realidad legal es que, aunque el proceso de adopción esté avanzado, mientras no exista una sentencia firme una familia no puede considerar a un menor como su hijo, más aún en una situación de acogida, porque los expedientes son revisables. "Lo único cierto es que a esa criatura le han destrozado la vida. Y lo terrible es que casos como este, con fallos técnicos, hay muchos porque se trabaja mal", señala Justi Carretero, "hablo con gente de los servicios sociales que no tiene ni idea de lo más básico del acogimiento, lo que genera que las familias que pertenecen a nuestra asociación sientan que están solas y desprotegidas. Te dejan a un niño en casa, del que desconoces muchas cosas, y ahí te las apañes", añade.

La crítica de Carretero se sostiene en una larga experiencia en el acogimiento que comenzó hace 20 años, cuando después de tener dos hijos biológicos decidió junto a su marido probar otro tipo de paternidad. Hoy son padres de otros dos hijos adoptados y han cuidado de 50 niños. "Es una experiencia maravillosa y muy gratificante, porque das un poquito de amor y recibes muchísimo más. Pero nosotros, las familias, no somos lo importante, ni tampoco los padres biológicos, sino los chicos. Hay que preservar su infancia y eso no se consigue con desatención ni procesos de acogimiento tan largos", insiste la presidenta de FADES.

No es de la misma opinión Jesús María Rubio, quien defiende la labor de los servicios sociales que tutelan a todos esos menores a través de equipos técnicos de orientación, apoyo y seguimiento: "Estamos volcados en las familias y en intentar recuperar a los padres biológicos como tutores aptos, siempre priorizando el bienestar del menor y teniendo en cuenta que no puede haber soluciones generales porque cada caso es único. No es lo mismo un bebé que un adolescente, ni es igual un crío que necesita ver a sus padres que el que ha sido abandonado. En unos supuestos el acogimiento puede ser breve, en otros debe ser más largo porque tal vez seguir acogidos sea lo mejor para ellos".

Más allá de las dudas sobre el procedimiento, la realidad es que cada día miles de menores en España no pueden contar con sus padres para que cuiden de ellos y que su futuro depende de un proceso administrativo que solo las familias son capaces de humanizar. Como explica el psicólogo Jesús Palacios, "para aquellos niños que no pueden estar con los suyos, la institucionalización en centros de cuidado colectivo tampoco es una alternativa adecuada. Uno de los derechos básicos de la infancia es el de crecer en una familia que responda adecuadamente a todas sus necesidades". Sin embargo, más de 15.000 menores -en torno al 40% de los 40.000 tutelados por los servicios sociales- viven en residencias de acogida esperando volver con sus padres o deseando un hogar aunque sea eventual. "Necesitamos familias para paliar este drama", concluye Justi Carretero, "es preciso que haya campañas de información en las que se exponga una realidad que parece pasar desapercibida. No podemos ignorar a todos esos niños que sueñan con tener un poco de cariño y una vida mejor".

(Fuente: EL MUNDO)

Una agencia deberá devolver el dinero cobrado a una mujer por una adopción frustrada en Rusia.

En mitad del proceso, Putin prohibió a solteros y gays adoptar, y ahora la Audiencia estima que el daño no debe ser sólo soportado por la adoptante.
Aquel 17 de mayo de 2013, I. L., mujer, española, sin pareja, viajó desde Madrid hasta Rusia para conocer al que iba a ser su hijo adoptado. Lo tomó en brazos, lo acarició, lo miró y se hizo fotos con él, como un bautismo de álbum familiar por venir. Y, posiblemente, el crío se llevó al ánimo unas primeras señales de madre, algunas pizcas de cariño por estrenar.

Sin embargo, 49 días después, el 5 de julio, la entrada en vigor de una ley rusa que impide la adopción a homosexuales y a solteros de países donde sea legal el matrimonio gay abortó el deseo de I. L. El crío se quedó sin madre nueva y la mujer sin primogénito. Y, además, ella, demasiado monoparental para Rusia, sin unos cuantos miles de euros gastados en el proceso

Hasta ahora, las adopciones que se frustran en medio del proceso por un cambio de legislación en el país de origen del niño suponen un dinero perdido para los adoptantes, que no pueden recuperar las cantidades pagadas a las agencias de mediación con las que contratan ese prohijamiento. Hasta ahora. Porque una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, la primera en España que establece un cambio en este sentido, obliga a una agencia de adopción internacional española a devolver a I. L. la mitad de lo gastado en el proceso. En concreto, 9.037,24 euros. 

«El hecho de que la entrada en vigor de la nueva ley federal afectase de manera determinante la relación contractual de las partes no es algo que pueda ser controvertido, no siendo aceptable que una de las partes, la actora, haya de asumir las consecuencias desfavorables de la nueva legislación en su relación contractual (...) Habrá de restaurarse la proporcionalidad rota por el cambio de circunstancias». Lo establece una sentencia de la Sección Undécima de la Audiencia Provincial de Madrid al resolver el recurso de apelación que I. L. interpuso ante un primer fallo de un juzgado que absolvía de toda responsabilidad financiera a la Asociación Española de Atención y Apoyo a la Familia y Adopción (Asefa). 

«Al menos desde el 13 de junio de 2013 se conocía la reforma legislativa (...) Desde ese momento, la urgencia en la aportación de toda la documentación era imperiosa y los plazos cobraron una relevancia que hasta entonces no tenían, cuestión que como es lógico conocía no la actora sino la entidad mediadora en la adopción», sostiene el tribunal. 

«La clave es la proporcionalidad en el perjuicio sufrido. Ya no son los adoptantes los que tienen que soportar los cambios de ley como hasta ahora. Es una sentencia novedosa que evitará que algunas agencias se queden con un dinero que ahora la justicia establece que debe ser devuelto porque no les corresponde. Afectará a cientos de casos, porque la tesis se puede aplicar a cualquier cambio de ley de cualquier país», dice Javier de Castro, el abogado que peleó el recurso de apelación de I. L. 

Esta historia arranca el 3 de febrero de 2012, cuando I. L. y la Asefa firmaron un contrato de adopción de un menor ruso. Todo el proceso fue bien hasta que a mediados de junio del año siguiente, las noticias del Gobierno ruso contaban la inminencia de la reforma legislativa. 

Y en eso, I. L. perdió la adopción del niño al que había conocido, pero no se detuvo. Reclamó a Asefa una indemnizaciónpor «incumplimiento de contrato» y «negligencia» al entender que la agencia no había sido lo suficientemente rápida en aportar a Rusia la documentación antes de que se estrenara la ley. Es decir, que Asefa no presentó la demanda a tiempo, pese a que conocía la inminencia del cambio en la ley rusa. 

En octubre de 2014, el Juzgado de Primera Instancia 71 de Madrid no vio en Asefa culpa alguna porque entendió que la entidad no era responsable del cambio legislativo y condenó a I. L. a pagar las costas del juicio. 

Pero la mujer apeló ante una instancia superior. Y, ahora, la Audiencia de Madrid revoca aquel fallo y da la razón, en parte, a I. L. 

La brusquedad de la ley rusa y la cierta rapidez con la que el Gobierno de Vladimir Putin la implantó influyeron en este caso. Incluso en los jueces que lo han tratado. La propia Audiencia Provincial reconoce que el fallo de la jueza de Primera Instancia estuvo adecuadamente razonado. Y habla de «proceso complejo» al valorar los testimonios de las partes contrarias a I. L.; no sólo Asefa, sino el Instituto Madrileño del Menor y la Familia Andai, una Entidad Colaboradora de Adopción Internacional (ECAI) que también trabaja en el país de Putin. Todos dijeron que, en Rusia, la demanda de adopción no se puede presentar hasta que no está aportada toda la documentación y que todo lo marca la fecha del juicio. «Por eso la demanda se presentó el 9 de julio», alegaron. Pero el 9 de julio era tarde. Cuatro días tarde

La Audiencia señala que los tiempos establecidos en el contrato entre Asefa y la mujer fueron cumpliéndose «con normalidad» pero que a partir del 13 de junio de 2013 la reforma legislativa rusa «era conocida» y que desde ese momento «la urgencia era imperiosa». La sentencia estima que Asefa conocía la entrada en vigor de la ley con suficiente antelación como para haber avisado a su cliente de que agilizara la obtención de documentación y, en cambio, no lo hizo. 

Para la jueza que absolvió a Asefa, la ley fue un «suceso imprevisto e inevitable», una «imposibilidad sobrevenida». Para la Audiencia que da la razón a la mujer, no.

Así, los tres jueces de la Audiencia citan un manojo de sentencias del Tribunal Supremo y de salas provinciales referidas a conflictos contractuales que se resumen en dos ideas: equidad y «veda del enriquecimiento injusto». Y una conclusión: «No cabe confundir dificultad con imposibilidad»

Y en esa tesis aparece la palabra «proporcionalidad». O sea, ante un perjuicio, responsabilidades compartidas. Audiencia Provincial: «El modo de lograr la proporcionalidad ha de ser la pérdida por la demandada [Asefa] de su remuneración en todos los conceptos facturados y la pérdida por la actora [I. L.] de aquellos gastos relacionados con el proceso pero no susceptibles de recuperación con cargo a la demandada». O sea, la agencia devolverá a I. L. lo que ésta pagó como trámites, pero no el dinero de los viajes o el traductor en Rusia, puesto que, según la sentencia, no fueron pagos directos a Asefa. 

En palabras de los jueces, «la devolución a la actora de las cantidades fijadas como remuneración».

(Fuente: EL MUNDO)

La lucha por Yuri...

Laura, una paisana, se enteró de qué enfermedad tenía su hijo por la televisión. Había estado luchando cinco años para saber qué le pasaba. Había acudido a decenas de médicos, pediatras, psicólogos… Profesionales en los que buscaba una respuesta que nunca llegaba. Siempre le decían que su hijo estaba sano, que era un poco movido… pero ella sabía que algo no estaba bien, hasta que la tele le dio las respuestas. Y le puso nombre: SAF, síndrome de alcoholismo fetal.

 “Vi en el telediario una noticia sobre la enfermedad. Salió hablando el doctor Del Campo por la tele y la presidenta de una asociación de familias afectadas…Pusieron un retrato robot de los rasgos faciales de los niños afectados por la enfermedad… Y dije: mi hijo tiene eso”.

Y acertó.

Eso fue en junio de 2015.  A partir de ese momento Laura se centró en encontrar la asociación que había visto por la tele pero no lo consiguió hasta febrero de 2016  cuando esa asociación creó su página web. Hace apenas unos meses que, tras realizar las pruebas médicas, le han confirmado lo que ya intuía. El diagnóstico. Yuri , de 6 años, tiene SAF.

La historia de Yuri es la historia de una adopción llena de amor y de temores. Como cualquier otra. Cuando iniciaron los trámites de la adopción, a Laura y a su pareja ya les advirtieron en Toledo que en Rusia los niños llegaban con hiperactividad y muchos problemas y les avisaron de que en ese país mentían sobre el estado de salud de los niños. Pero fueron a buscar a su hijo. Allí les contaron que la madre había bebido durante el embarazo. A pesar de ello  Laura y Jacinto volvieron felices con Yuri a casa. En familia. 

Y empezaron las incertidumbres

El primer año de guardería en Guadalajara fue una dura prueba “salía con mucha ansiedad. Tanta que incluso se autolesionaba- cuenta Laura.- Contrataba a una persona en casa para que estuviera con él  y los niveles de ansiedad bajaban, le volvía a escolarizar y otra vez enfermo. Pegaba a los demás, no hacían carrera de él… Con dos años y medio me decía que no quería ir a la guardería porque le decían que era malo. El primer año que va al colegio público mi niño con 3 años estuvo castigado sin recreo todos los días y acabó al borde de la depresión”.

En casa tenían a un niño pequeño comportándose como un adolescente enfadado todo el día. Y Laura y Jacinto no sabían por qué. Y empezaron a buscar respuestas, primero acudieron al pediatra que les dijo que se trataba de hiperactividad. Ya en ese momento los padres comentaron al médico que la madre había bebido durante el embarazo y que si podía ser Síndrome de Alcoholismo Fetal pero el pediatra dijo que no, que “era un niño sanísimo sólo que un poco movido”. Pero no consiguieron que le hicieran ninguna prueba… tan sólo un análisis de sangre.

A partir de ahí Laura y Jacinto tuvieron que tomar las riendas y decidieron luchar por su cuenta. “Ha sido muy duro, nos hemos visto muy solos. Nosotros hemos aprendido solos, leyendo libros, consultando psicólogos”. Así descubrieron lo que es el SAF, una enfermedad que produce trastornos irreversibles en el cerebro, trastornos que llevan a los niños a tener una conducta muy impulsiva, a no ser capaces de organizarse o planificar nada a corto ni a largo plazo. Además carecen de imaginación, les cuesta aprender, son muy testarudos… También suelen presentar unos rasgos faciales característicos: tienen la cabeza más pequeña de lo normal, los ojos más pequeños, el surco entre el labio superior y la nariz no existe, la barbilla está muy desarrollada…

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Una sola copa puede ser fatal

Una enfermedad que afecta a 75.000 familias en España y que es fácilmente evitable ya que se produce por la ingesta de alcohol durante el embarazo. De los afectados muchos de ellos proceden de adopciones de países del Este, pero no todos ya que 2 de cada mil niños en España nacen con el síndrome. Se sabe que lo produce el alcohol pero no es necesario consumir mucho, en ocasiones, una sola copa es suficiente para empezar a dañar el cerebro del feto. Unos daños que son irreversibles y para los que, de momento, no hay tratamiento.

De momento, hay varias asociaciones que trabajan en España para ayudar a estas familias, se trata de Saf Group y AFASAF. Desde AFASAF se ha iniciado una campaña en toda España para conseguir un doble objetivo: concienciar a las embarazadas de la importancia de no beber durante el embarazo y conseguir una atención especial y recursos para los niños afectados por esta enfermedad. Una enfermedad muy dura para las familias. 

Aprendiendo día a día

En el caso de Yuri la enfermedad ha obligado a sus padres a cambiar su forma de vida. Todo lo han adaptado para mejorar el día a día de su hijo. “No sirven las guarderías, no sirve el cole que está al lado de tu casa, no puedes ir de vacaciones donde va todo el mundo, no puedes trabajar dos… si tú te adaptas a él, todo cambia.”.

Una actitud que Laura ha tenido que aprender día a día a pesar de haber trabajado en condiciones difíciles. “Yo soy profesora y he trabajado con niños con problemas en casas de acogida. He visto situaciones muy graves y tenía experiencia con este tema y sin embargo ha sido muy difícil. Por eso pienso, si para mí es difícil ¿cómo será para los demás?”

Incluso han cambiado varias veces de colegio hasta encontrar uno que haga feliz a Yuri. Viven en Azuqueca pero su hijo va al colegio en Iriépal, allí además de una clase con pocos niños encontraron una buena profesora, Estrella Arias, que supo entenderle, entre otras cosas, porque sin saberlo ya trabajó con un niño con el mismo problema.  “Yo ya había tenido un caso similar en otro cole. El niño no estaba diagnosticado y tampoco sabíamos que tenía.  Era un niño también adoptado aunque en España,  y cuando la madre de Yuri me contó el caso yo veía que era lo mismo y sabía como tenía que actuar.

Estrella asegura que le ha tratado como al resto de niños. “Para mí no es un niño malo, es un niño más, con su enfermedad… y lo que hacía es hablarle con cariño, con tono calmado, y darle espacios abiertos para que se relajara si lo necesitaba. Tenemos un rincón de la calma, si él necesitaba ir pues se acercaba libremente allí podía saltar en una colchoneta, leer un cuento o jugar con una mesa sensorial, algo que le relajaba mucho… Tampoco tiene castigos…. Es verdad que hay que tener mucha paciencia porque es un niño que continuamente te está retando y lo más importante es no ponerte a la defensiva, él no lo hace aposta, por eso, hay que entenderle y conservar la calma.”

Eso mismo hacen sus padres hablarle siempre en positivo. Sin enfadarse. Usando inteligencia emocional y explicándole que si le han dado un grito es porque están cansados o enfadados y que no es por su culpa.

Este año Yuri ha pasado a primero de primaria, Estrella ya no estará con él, por eso han realizado en el colegio una jornada de información y formación a todos los profesores para que puedan atender al niño sin ningún problema. Una charla que impartieron Estrella, la profesora, y Laura, la madre. 

Hacer visible la enfermedad

Laura y el resto de familias afectadas por SAF luchan porque se cambien los protocolos en Sanidad, Educación y Bienestar Social para que estos niños puedan ser atendidos. “Queremos que Castilla la Mancha informe debidamente a las familias que están interesadas en adoptar y que no les hablen de problemas de hiperactividad, como me dijeron a mí,  si no que les cuenten que el SAF existe y que es un riesgo que deben tener en cuenta a la hora de adoptar”.

También quieren que se forme a los profesionales sanitarios, de Bienestar Social y de Educación con protocolos concretos sobre la enfermedad. “Ya sabemos que un pediatra no va a saber de todo pero que existan pautas para que pueda consultar si los padres sospechas que puede ser SAF”- afirma Laura. Además quieren que se ponga en marcha un centro de diagnóstico en Castilla-La Mancha. Unas peticiones que Laura ha trasladado al gobierno regional pero que no han recibido respuesta positiva. Desde Guadalajara Diario también hemos intentado también conocer la postura del gobierno regional en este tema pero tampoco hemos recibido respuesta.

Sin embargo, sí hay comunidades autónomas que han decidido tomar medidas. La primera es Cataluña que ya ha anunciado que realizará un censo para saber cuantos niños están afectados por la enfermedad e incluso están pensando en suspender las adopciones con países del Este por este problema. 

“Yo no creo que seamos pocos, creo que somos muchos pero la mayoría de las familias ni siquiera saben que sus hijos tienen esta enfermedad y hay que tratarlos. Si no se hace atención temprana van a tener adulto muy conflictos. Ya se está viendo en otros países que se enfrentan a esta situación antes que en España. Suelen ser adultos con muchos problemas, por eso si el Estado no invierte en atención temprana lo va a invertir después y será mucho peor”- reflexiona Laura.

Y aunque luchan por el presente no pueden olvidar qué pasará en un futuro “Cuando te dicen que tu hijo en un futuro va a depender de ti, que van a tener que recetarle anfetaminas para controlar su conducta… luchas para ver que puedes hacer para que no acabe siendo un delincuente, un drogadicto o un alcohólico. Pero tenemos que centrarnos en el hoy para no volvernos locos, es muy duro saber que la mayoría en la adolescencia tiene problemas de delincuencia o de drogodependencia y estamos convencidos de que una buena atención a edades tempranas disminuye el riesgo de que tengan conductas inapropiadas en la edad adulta. Por eso trabajamos: para paliar lo máximo posible en un futuro. A mí se me cae el alma a los pies porque he encontrado una escuela rural donde le han podido escolarizar y atender pero ¿en qué escuela de secundaria le voy a meter con las ratios que hay actualmente? Mi hijo no tiene opciones. ¿Qué hago le desescolarizo? Es tremendo, por eso hemos iniciado esta lucha”. 

(Fuente: www.guadalajaradiario.es)