lunes, 11 de febrero de 2013

Respetemos las "obligaciones" de la adopción, para no hacer peligrar el futuro de los niños

     Leyendo el libro "El hijo de Yuri Gagarin", por un momento, se pone uno en la piel de quienes podrían ser nuestros futuros hijos...y muy bien narrado, se da uno cuenta de lo triste, vacío y falto de estímulos que pasan su infancia éstos niños; así como todas las enfermedades típicas de niños en orfanatos de Rusia (y en la mayoría de lugares). Así, es fácil imaginar, que cualquier cambio en sus vidas, serviría para alegrar e incentivar sus vidas...
     Qué fácil sería, que el niño fuera como el protagonista de la historia: Max Z, ya que a pesar de su corta edad, es consciente de todo lo que le rodea y sabe reálmente lo que es un papá y una mamá...Aunque, qué triste también en su caso, darse cuenta de todo y sentir que ese papá y esa mamá, nunca aparecen...
     Por eso, en la realidad, entristece oír que la inmensa mayoría de los ciudadanos rusos, desean que se les prohíba adoptar a todos los extranjeros. Además, (según información de RIA Novosti) todos los padres adoptantes en Rusia (nacionales y extranjeros), psicólogos, trabajadores sociales, así como todos quienes trabajan en orfanatos rusos ó al cargo de niños, son quienes defienden la adopción como necesidad, ya sea nacional ó internacional; y ellos son los que mejor saben qué conviene a los menores...
     Mucha parte de culpa, la tienen también los adoptantes que en el pasado, no se volvieron nunca a acordar de la obligatoriedad (ya que se firman previamente a la adopción, y ninguna autoridad exige hacerlo respetar, todo sea dicho) de los seguimientos postadopción: como si el hecho de tener a los pequeños ya en casa, significara eximirse de todas las preocupaciones y responsabilidades. Ésto precisamente es lo que piden la mayoría de ciudadanos rusos (y por lo que han llegado a peligrar las adopciones internacionales en Rusia en la actualidad), que aceptan las adopciones, pero con un mayor control de los seguimientos...y ésto, sí es por el bien de los niños, y no se puede obviar...

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