La Federación de Asociaciones de Adopción Internacional (Adecop), con sede en Alicante, recibió el pasado 5 de diciembre la mejor noticia con la que podían entrar en el nuevo año. China ha flexibilizado los requisitos para adoptar y levantado el veto a las familias monoparentales. Una medida muy esperada ante las dificultades que ahora mismo hay para poder hacerlo en muchos países y que está dirigida a menores con medidas físicas especiales, es decir, que sufren patologías pero recuperables.
Según explica su presidente, Miguel Góngora, hay dos tipos de adopciones. La primera es para niños que no presentan ninguna enfermedad. Un grupo que está cerrado. De hecho, las autonomías ya no aceptan más instancias ante las restricciones que existen. «Ahora mismo están asignando niños de solicitudes que se presentaron en diciembre de 2006; han pasado ya ocho años», apunta Góngora.
El segundo grupo es el que se denomina 'pasaje verde' y el que ahora se ha abierto. Son menores que presentan alguna minusvalía física como cataratas, estrabismo, cardiopatías leves, fisuras en el paladar y hay muchos casos de labios leporinos (hendidura o separación del labio superior). «Hablamos de patologías recuperables, no graves, y por supuesto que hay solicitudes para adoptar pero hasta ahora no se podía hacer, actualmente ésta es la única vía en muchos países», insiste Góngora, quien puntualiza que en el caso de familias monoparentales se trata solo de mujeres solteras.
De ser el principal país de adopciones internacionales, China ha pasado a ser muy restrictivo cuando en el año 2007 hubo un cambio legislativo que supuso un endurecimiento de las condiciones. Esta modificación no solo afectó a las monoparentales sino también a solicitantes con obesidad mórbida o deformidades en el rostro.
Este ha sido un factor decisivo para que las adopciones en China hayan caído en picado: menos de 400 casos frente a hace una década cuando más de 2.500 familias cumplían su sueño de ser padres. Junto a los nuevos requisitos, Góngora añade el cambio experimentado en el país, con una mejora de su situación económica que lleva a parejas nacionales que no pueden tener niños a lanzarse a la adopción.
Un tercer factor que se ha puesto de manifiesto es la crisis económica y la imposibilidad de familias para asumir este coste económico. Un argumento que el presidente de la federación niega. «Puede haber algún caso en que no puedan asumirlo, pero es la excepción».
El número de adopciones internacionales se estima que ha caído un 40% en España entre el periodo 2009-2014. Y es que el problema de las trabas no es exclusivo de China.
Ahora mismo, las parejas que quieren formar una familia -la mayoría ha recurrido antes a tratamientos de fertilidad- lo tienen más que complicado debido a las medidas que están imponiendo. ¿El motivo? El incremento de los controles en virtud de la Convención de La Haya sobre Protección de Menores y Cooperación en Adopciones Internacionales, que obliga a adecuar las normativas. Hay casos como Etiopía, según Góngora, que al ser «sumamente pobres», con sus estructuras administrativas «no tienen medios para hacer» esta adecuación. El resultado es que los procesos de adopción se están alargando tres y cuatro años pese a haber menores a la espera de encontrar una familia. Rusia, Venezuela y Colombia también están con restricciones.
Desde la Federación consideran que falta un mayor apoyo o compromiso por parte del Estado para mediar con los países. «No tienen en cuenta a los niños», señala Góngora, quien recuerda que el descenso en picado de la natalidad es una realidad. De ahí que insista en que la oportunidad que se abre ahora para muchas familias monoparentales. «Demanda para el pasaje verde hay porque son niños pequeños y, además, la demora de años se reduce mucho», responde Góngora al preguntarle por los recelos que puede haber al tratarse de niños con patologías.
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