sábado, 7 de noviembre de 2015

«Hay gente maravillosa que no le importa que sea adoptada, ni china».

Así afrontan la adolescencia los primeros niños adoptados por familias españolas. He aquí sus vivencias.

Miles de niños fueron adoptados por las familias españolas a finales de los noventa y primeros años del siglo XXI. Entonces una aventura que nadie sabía cómo iba a acabar, y sobre la apenas existían experiencias, mas que en Estados Unidos y Suecia. Los niños que junto a sus familias afrontaron este reto se han convertido hoy en adolescentes. Y encaran esta etapa de la vida como todos los demás chicos de su edad

La Asociación para la Defensa y el Desarrollo de la Adolescencia y la Infancia (Addai) les ha dado voz en una jornada celebrada en Madrid, donde chicos adolescentes que han sido adoptados contaron sus vivencias y experiencias. ABC ha recogido dos testimonios de dos chicas que :

«Es una botella de gaseosa agitada en plena ebullición». Esta es la simpática definición que Carmen hace de su hija Beatriz, un niña adoptada de China que está a punto de cumplir los 17 años. A la familia llegó en 1999 con poco más de un año y tras un proceso que duraba entonces más bien poco: los nueve meses de un embarazo, pero tras una serie de pruebas de selección que a estos padres les hace entender su maternidad y paternidad de forma diferente. «A los padres biológicos nadie les hace un test, ni estudios, ni exámenes... para tener hijos», se queja en cierto modo Carmen.

Beatriz sufre ahora su adolescencia como cualquier niña de su edad, una época difícil en la que busca su propia identidad. Dice Carmen que hay días en que «nada le parece bien, que quiere pero luego ya no quiere...». Sin embargo, como a todo hijo, sus padres le prodigan un amor incondicional y se deshacen en halagos hacia ella. «Es inteligente, sensible, responsable... Tengo mucha suerte —dice Carmen—. Además, Beatriz no es una joven problemática».

Beatriz 

estudia 1º de Bachillerato 

Internacional, canta en un coro, le apasiona el Arte (algo que le viene de su madre, como ella misma reconoce, es profesora de historia), le gusta el baile y viajar, comenzó a estudiar chino y lo quiere retomar, su color preferido es el azul... Y es 

«muy feliz»,

afirma la joven. «Me considero afortunada —dice—, doy muchas gracias por la familia que me ha tocado. Me podía haber tocado unos padres menos cariñosos o que no me mimasen tanto. 

Mis padres me cuidan muchísimo.

Quiero que sigan disfrutando de la vida conmigo, porque estando solo nadie es feliz».

Sin duda no es todo de color rosa, como ella misma reconoce. Ahora en la adolescencia, la relación con sus padres «tiene sus altibajos, pero en general nos llevamos muy bien. Aunque discutamos por tonterías, ellos son mis padres, quieren lo mejor para mí y son mi mejor apoyo».

Beatriz aún no ha decidido qué carrera estudiar, sin embargo sorprende que a su edad ya tenga maduradas cuestiones que determinarán el resto de su vida. «No me voy a rendir —insiste—, quiero conseguir que mi vocación sea a lo que me dedique toda mi vida, algo que me llene por dentro y por fuera». Y no descarta ninguna opción para su futuro, como asentarse el día de mañana en alguna ciudad extranjera.Nueva York y Londres parecen las candidatas.

Su origen chino le ha traido algún episodio incómodo en la vida. Pero esta joven no se amilana por ello. «Si no haces frente, nadie te va a defender, tienes que aprender a lanzarte. No voy a dejar que nadie me derribe porque soy china, tengo los ojos rasgados o el pelo negro —se defiende—. Siempre hay gente que quiere destrozar tus sueños, pero si les demuestras voluntad no pueden. También hay mucha gente maravillosa que no les importa que sea adoptada, ni china. Esas son las personas que me gustan».

"Con la adopción se forma una familia como cualquier otra"...


(Fuente: ABC) Artículo del 16 enero 2015.


No hay comentarios:

Publicar un comentario