Los trámites, se demoran entre seis y doce meses. Sin embargo, la adopción de niños ó niñas de tres años en adelante, es más fácil y gratificante.
Una foto de Celia Jordán y sus hijos del corazón se ha convertido en la imagen de la campaña de adopción. sedeges
Los rostros de los niños y niñas que viven en hogares y centros de acogida se llenan de tristeza cada vez que un bebé es adoptado y ellos no.
Los pequeños que tienen más de tres años están en mejores posibilidades de ser adoptados, porque las pocas parejas que buscan agrandar sus familias, prefieren a los bebés o niños de hasta dos años de edad.
Marcelo y su esposa Inés intentaron tener hijos biológicos por 11 años, pero no lo lograron. Hoy tienen dos niños, gabriela de 12 y Bernardo de 7. “Antes de adoptar la primera vez tenía dudas y temores, me preguntaba: ¿podré amar?, ¿me amarán?, pero valió la pena. Hoy cuando mis hijos me abrazan y me dicen te quiero papi, le doy gracias a Dios por habernos creado con la capacidad de amar y por habernos bendecido con los hijos que le pedíamos en oración”.
Julieta dice que a ella le espantaba la idea de enfrentar la burocracia del papeleo administrativo, pero su instinto maternal fue más grande. “Sí, piden varios requisitos y son trámites morosos, tuve que someterme a informes, entrevistas, preguntas íntimas y sobre todo tuve que aprender a esperar, pero valió la pena. Me entregaron a mi hijo un invierno, pero el día se iluminó y se llenó de calor cuando ví su sonrisa y sus manitos se extendían para abrazarme. El tenía cuatro años y me cambió la vida. No creció en mi vientre, pero sí en mi corazón”, cuenta.
Es que la espera en los trámites de adopción de un niño o niña varían según el caso y los factores que intervienen en el mismo.
Según la representante de la Unidad de Atención y Protección del Servicio de Gestión Social (Sedeges), Carola Poquechoque, el trámite de adopción duraba antes entre tres y cuatro años, pero hoy los plazos se han acortado y dura de 6 a 12 meses, en promedio.
Poquechoque dice que un aspecto que puede agilizar la adopción de un hijo es que los padres acepten un menor de más de tres años.
“Los solicitantes creen que si los llevan siendo bebés van a poder educarlos con sus normas o hábitos, pero ese es un mito”, sostiene.
Añade que los niños más grandes tienen una mayor carencia afectiva que los bebés y, “por nuestra experiencia, se acomodan más fácilmente a la familia que los adopta. Tienen tanta necesidad de ser amados y pertenecer a una familia que son abiertos y moldeables”.
Adoptar niños de más de tres años se hace más fácil porque no hay demanda de padres que los requieran.
Otro factor que incide en la demora es que los padres, luego de presentar su solicitud de adopción y todos los requisitos exigidos, no se presenten a la audiencia de entrevista fijada en agenda.
“Debemos reprogramar su entrevista y a veces la agenda está llena y demora un mes”, dice.
También puede incidir en el retraso la escasez de personal, tanto en el Sedeges como en juzgados.
La asesora legal del Sedeges, Vivian Peñarrieta, sostiene que sólo existen dos juzgados de la Niñez y Adolescencia que deben definir adopciones y además atender casos de otras temáticas.
“Aunque los jueces están haciendo esfuerzos grandes por viabilizar adopciones en esta campaña nacional, necesitamos al menos dos juzgados más porque hay saturación”, reconoce.
La escasez de personal técnico, en el Sedeges, dificulta la fluidez en la emisión de los informes psicobiosociales y la realización de entrevistas a los padres.
Pero, la madre adoptiva Celia Jordán asegura que vale la pena.
“¿Acaso no esperamos nueve meses por un hijo biológico?. Podemos esperar más por un hijo del corazón, eso es seguro”.
Las etapas de una adopción
El procedimiento para una adopción nacional requiere atravesar por ocho etapas: el acto preparatorio que se refiere al momento cuando los padres, o una persona soltera, se decida a adoptar; la demanda que consite en presentar una solicitud formal ante el Sedeges vía memorial; la admisión en base a la presentación de los 8 requisitos (ver cuadro en la parte superior derecha); la audiencia de asignación del niño o niña , la audiencia de entrega y período preadoptivo que requerirá un tiempo de acercamiento de la familia bajo supervisión de una trabajadora social; la audiencia de asentimiento y ratificación; la sentencia y el seguimiento postadoptivo.Aunque los solicitantes pidan un bebé, y se lo concedan de esa edad en la audiencia de asignación, hasta que se cumplan las demás etapas del procedimiento, lógicamente el bebé o la bebé tendrá unos meses más.
“Algún caso ha durado hasta dos años por varias dificultades y factores que había que superar previamente, pero ahora el promedio de duración de un trámite es de 10 a 12 meses, según la asesora Vivian Peñarrieta.
Carlos:“Mis padres adoptivos me enseñaron a amar Bolivia”
A fines de diciembre de 1983, un bebé varón que había sido abandonado llegó a manos del personal del hogar de Villa Fátima en La Paz. Como nadie lo reclamó, gracias a un trámite recibió un nombre y un apellido comunes (convencionales). A diferencia de cientos de niños en el país, el pequeño tuvo la bendición de ser adoptado por una pareja italiana que ya tenía un hijo biológico. También adoptaron a una niña de un hogar de Cochabamba.Los tres hijos, dos de ellos bolivianos, fueron criados en Italia. En los papeles el niño tuvo que llamarse Carlos y recibió el apellido de sus padres Remuzzi, pero en los hechos, toda la familia lo llamaba Gabriel porque el autor favorito de la madre era Gabriel García Márquez.
Remuzzi creció cobijado por el amor y sintiendo que pertenecía a una familia. Sus padres nunca les escondieron a él y a su hermana, que eran adoptados. “Antes de empezar a hablar ya lo sabíamos y para nosotros no fue un conflicto, fue muy natural. Veíamos en las paredes de la casa las fotos de Bolivia, de los hogares que nos acogieron”. Sus padres los formaron con amor y les dieron una carrera profesional, Carlos es Ingeniero Biomédico y su hermana es psicóloga en Italia.
“Mis padres son blancos, altos. Mi padre tiene barba y yo siempre quise hacerme crecer la barba, para parecerme a él, pero no tengo. Sin embargo, tengo muchas otras cosas de él, yo soy su hijo y nunca lo puse en duda”, comparte Remuzzi.
Cuando Carlos comenzó a hacerse preguntas acerca de sus orígenes, quién sería su madre o si tenía hermanos, tuvo el apoyo de su familia. “Al cumplir 28 años viajé a La Paz, por un mes, para buscar mis raíces. Fuí al hogar Virgen de Fátima donde me habían abandonado, pero no tenían ni un solo dato. “Cuando le dije a mis padres que quería buscar información, ellos se alegraron porque entendieron que yo no estaba buscando otra familia, sino mi historia, mis raíces”.
Al conocer Bolivia constató que cada cosa que le dijeron sus padres era cierta. “Mi papá me hablaba de Bolivia. Me enseñó a amar el país donde nací y me provocaba diciéndome: puedes ser el presidente de Bolivia, o lo que tú desees, pero puedes devolverle a tu país lo que hizo por tí al permitir que te traigamos con nosotros”, le aconsejaba. Carlos Remuzzi veía lejana esta posibilidad, pero se enamoró del país cuando vino en busca de su historia y aceptó el ofrecimiento de dirigir un proyecto de Telemedicina en Nefrología en la ciudad de La Paz.
“Hoy, como me lo aconsejó mi padre, estoy dándole las gracias a mi país por haberme dado la oportunidad de ser adoptado, de tener un destino y un apellido cuando hay tantos niños que no tienen esta oportunidad”, reflexionó.
Celia: “El vientre tiene límites y el corazón no”
Muchas mujeres ni siquiera consideran la posibilidad de adoptar a un niño porque creen que si no lo llevan en su vientre o no lleva su sangre, no lo querrán igual que a un hijo biológico. Sin embargo, ése es un mito que las mujeres que se animaron a adoptar, están en condiciones de derribar con su misma experiencia.Una de ellas es Celia Jordán, una mujer que adoptó a un varón y a una niña, y que asegura que los ama igual que a su hijo “de la panza”.
Celia, que hoy es presidenta de Familias Adoptivas y el rostro de una campaña nacional de adopción, dijo que cuando se cuida a un niño o niña como parte de la familia, descubre que puede amarlos igual que a los hijos biológicos.
“Una mamá adoptiva describía el otro día ese sentimiento diciendo que un vientre tiene límites, pero el corazón no. Es cierto. El corazón puede amar a estos hijos aunque no lleven nuestra sangre. Otra mamá adoptiva le decía a su hijo: por mis venas y por las tuyas corre el amor que siento por tí”, afirma.
Celia Jordán dice que lo más importante, cuando se tiene hijos biológicos e hijos del corazón, es enseñarles a los primeros que todos son hijos.
“Una persona adoptada por amor tiene derecho a conocer su origen, sus raíces. Esconderle eso trae conflictos. Mi primer hijo es biológico, los otros dos no”, dice.
Añade que el primero siempre supo que tendría hermanos adoptados, pero que eran iguales que él y jamás hicimos diferencias entre ellos. “Los tres están seguros que son mis hijos y son diferentes, pero los amo a los tres con todo el corazón”, indica.
Un hombre mayor de Familias Adoptivas confesó que en principio no estaba de acuerdo con que su hija adopte a una niña, pero al verla tan feliz y al encariñarse con la criatura, él mismo disfrutó de convertirse en abuelo. “Amar a un hijo no es cuestión de genes, sino del corazón”, concluyó el feliz abuelo.
El proceso exige cumplir etapas y requisitos
Dra. Vivian Peñarrieta | Asesora Legal del SedegesLas normas establecen que un trámite de adopción debería durar entre tres y seis meses como máximo y aunque quisiéramos cumplir con esos plazos, existen factores que lo dificultan. Por ejemplo, no se exige el cumplimiento de varios requisitos con la intención de burocratizar este trámite, sino porque debemos garantizar que el niño, niña o adolescente adoptado tenga una familia estable, sana emocionalmente. Los solicitantes se someten a evaluaciones psicológicas y deben demostrar estabilidad económica. Si cumplen con todo, se les asigna un hijo o hija, pero todavía es necesario pasar por una etapa de acercamiento a la familia en presencia de la trabajadora social, y hay que esperar la conclusión del proceso con sentencia judicial para la entrega del niño o niña, de forma oficial.
(Fuente: www.opinion.com.bo)
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