La trabajadora social, especializada en Familia, Infancia y Adolescencia, Isabel Azcona fue la encargada de abrir ayer la trigésima asamblea general de la Coordinadora de Asociaciones de Familias con Hijos Adoptivos (Cora), organización en la que coordina el grupo de trabajo sobre adolescencia, que se celebra en Logroño .
-Ayer abordó en la asamblea ‘La adopción en la escuela: retos y necesidades’. ¿Cuáles son esos retos?
-Es fundamental cómo afrontar la integración en la escuela. Muchas escuelas llevan algunos años trabajando con familias adoptivas, pero igual éstas antes no era tan visibles, porque eran de la misma raza que los padres y porque era algo tabú. Con el ‘boom’ de la adopción internacional hay que afrontar nuevos retos, desarrollar estrategias y ponerlas en marcha.
-Usted, en alguna ponencia anterior, ha hablado de que el alumno adoptado (adopción internacional), en algunos casos, sufre una doble discriminación; primero, por ser adoptado; y, segundo, por ser de otra raza.
-La adopción no es el problema, es parte de la solución. El problema son los meses y los años que los niños no han tenido la posibilidad de vivir con una familia y han estado en instituciones sin la figura de un adulto que respondiera a sus necesidades. Hay dificultades carenciales (institucional, material y emocional) y necesidades (por negligencias, maltrato y abusos). Es verdad que a ello se une la discriminación en la escuela por el hecho de ser adoptados y por tener una raza distinta; de ahí las dificultades de integración.
«¡Vete a tu puto país!»
-¿Son crueles los niños en la escuela?
-La discriminación es un problema importante para los niños adoptados y las propias familias no son conscientes de ello. Hay niños muy crueles, como aquellos que directamente, todos los días, se refieren por ejemplo a una compañera en términos como «¡puta china, vete a tu puto país! A veces incluso son más sutiles, como «¡china!, pásame el estuche»; o, incluso, puede llegarse a dar una discriminación positiva, sin mala intención, como con los niños de raza negra, que quienes se acercan a ellos les tocan el pelo porque ‘les hace gracia’.
-¿Se hace necesaria una actuación dentro de las aulas para evitarlo?
-Dentro de las aulas, los alumnos adoptados están integrados como cualquier otro alumno. Ahora bien, la mayoría de los docentes no conocen la etiología de síntomas como déficit de atención o problemas a la hora de entablar relaciones sociales. La mayor dificultad es la falta de formación de los educadores para atender estas necesidades específicas.
-¿Cuál sería la solución?
-Que los propios educadores estuvieran formados y conocieran el tema. También es necesario hablar de la adopción en el aula; es positivo, pero no como como algo exclusivo o puntual, sino como parte de las diferentes tipologías de familia que existen y no solo la tradicional.
-O sea, normalizar el concepto.
-La verdad es que los profesores no están preparados, como tampoco lo están para hablar de otros asuntos, como los divorcios. No se tiene la formación suficiente y, en este aspecto, prefieren escabullirse.
-¿Cómo y cuándo se debe decir a un niño que es adoptado?
-Desde el primer momento. A través de cuentos, de películas, que los propios padres le vayan contando cómo fueron a buscarle. Todo de la forma más natural posible.
-¿Ha cambiado el perfil de niño adoptado?
-Hay una evolución clara. Hasta hace unos años, se pedían niños pequeños y sanos. Ahora este perfil es casi imposible de conseguir. Pero hay un perfil distinto, el de niños de siete u ocho años, grupos de hermanos, niños con enfermedades crónicas o con alguna clase de discapacidad. Poco a poco, las familias van informándose y solicitando este tipo de adopción.
(Fuente: El Correo. Noticia recuperada del 25-04-2015)
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