El plan de Manuel, de 47 años, y su mujer consistía en evitar a toda costa que sus hijos fuesen dados en adopción como estaba previsto próximamente. Las voces que dieron el lunes –con megáfono incluido—frente a la sede de la Delegación de Gobierno de Jaén, no sirvieron de mucho. Los niños iban a ser acogidos por una familia en diez días y ellos lo sabían. Así que “lo idearon todo”, a la desesperada, para la última visita prevista, la del martes por la tarde. Manuel despistaría al técnico que supervisaba el encuentro “diciéndole que iba a comprar chucherías” –cuentan fuentes de la Guardia Civil-- y volvería sin los niños y denunciando su desaparición. La que tampoco volvería a aparecer a partir de ese momento sería la madre.
El padre no quiso declarar. “Dijo que no iba a decir nada, pese a las muchas contradicciones de su supuesta denuncia de desaparición”, relatan fuentes cercanas a la investigación. Esto le convirtió enseguida en el principal sospechoso y este viernes fue enviado a prisión por el juez. Pero durante días toda España temió un nuevo ‘caso Bretón’, menos los investigadores: “En cuanto vimos que nadie del clan se movía ni clamaba por la desaparición de los pequeños y nos dimos cuenta de que la madre faltaba desde el mismo momento que los niños, no temimos por su vida”, aseguran.
Aún así la búsqueda no fue sencilla. “La mayor parte de la familia no quiere saber nada de ninguno de los progenitores, ni sus padres, porque están todos peleados”, explicaban. “Tuvimos que localizar a aquellos familiares con los que alguno de ellos tenía relación para tratar de averiguar adónde se los habían podído llevar”. Montaron dos dispositivos en Murcia y Madrid.
Fue así como apareció el nombre de Virginia, la hermana de la madre, que residía en Madrid desde hace años y a quien, según su vecina Marcedes, “también le habían retirado la custodia de dos de sus hijos”. Hasta su casa llegaron varios guardias a preguntar por los pequeños. Pero Virginia abrió la puerta y tuvo la sangre fría de decir que allí no estaban sin permitirles el paso. Horas mas tarde, asustada, se fue a casa de unos amigos en la calle Diamante del mimo barrio, donde fue detenida después de llamar a la policía local y denunciar los hechos. Poco después la Guardia Civil se llevaba a la madre y a los niños de su domicilio.
(Fuente: EL PAÍS)
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