El valor de la familia. A veces la maternidad biológica no llega, pero la persona o pareja está lista para amar a un hijo. En estos casos, la adopción se convierte en una vía para ser padres.
Carlitos es un niño de cinco años, tiene el rostro moreno y los ojos rasgados; con sus pequeñas manitos sostiene una mamadera. Con la vista recorre palmo a palmo el cuarto y una media sonrisa delata su nerviosismo, y aunque no comprende bien lo que pasa, hoy su vida tomará un nuevo rumbo.
Tendrá una familia, una mamá y un papá, que quieren dar amor a un niño. Una decisión basada en que la paternidad o maternidad no siempre se gesta en un vientre sino en el corazón, en las ganas y el deseo de criar a un hijo.
Bien lo decía el papa Juan Pablo II, en uno de sus encuentros realizados con familias adoptivas en las Misioneras de la Caridad en Puerto Rico, allá por el 2000, “adoptar a un niño es una gran obra de amor. Cuando se realiza, se da mucho, pero también se recibe mucho. Es un verdadero intercambio de dones”.
CAMPAÑA DE ADOPCIÓN
Hace pocas semanas el Servicio de Gestión Social (Sedeges) de la Gobernación de Cochabamba lanzó una campaña de adopción, que este año tiene como grupo preferencial a niños institucionalizados mayores de cuatro años, con discapacidad y hermanitos que puedan ser adoptados juntos.
Ana María de la Fuente Bernal, directora del Sedeges, explica por qué se está impulsando la adopción de estos niños. El principal motivo es que una vez que el menor cumple los cuatro años su situación legal de abandono está resuelta y esto permite que la adopción se concrete en pocos meses.
Si bien la mayoría de las familias interesadas en adoptar quieren bebés o niños menores de dos años, el proceso de adopción, en muchos casos, podría demorarse porque los menores no tienen definida su situación legal, debido a que aún no se puede definir la inexistencia de una familia biológica y por lo tanto, legalmente, aún no pueden ser adoptados.
Los menores mayores de cuatro años que son entregados a familias adoptivas, son niños que están liberados de patria potestad o que la justicia entiende que no tienen vínculos con sus padres biológicos; por lo que éstos no tienen derechos sobre ellos, en caso de que quieran reclamar a los padres adoptantes.
Actualmente existen 2.100 niños en los centros de acogida de Cochabamba que esperan ser adoptados. Según el Sedeges en este corto tiempo desde que comenzó la campaña, 109 personas o parejas se han apersonado a sus oficinas buscando información del proceso de adopción.
Esta campaña de sensibilización sobre la adopción cuenta con el apoyo de artistas, deportistas y presentadores de televisión, que difunden los mensajes a través de los medios de comunicación.
Muestras de amor
Una de las personas que se acercó hasta el Sedeges para buscar información sobre la adopción es Francisco N.N., de 34 años, quien desea preservar su identidad.
Es un hombre de 1.75 centímetros de estatura, de casi 80 kilos y que por su modo de expresarse parece ser instruido; pero, ignora si él puede ser candidato a la adopción de un menor.
Algo apenado, pero con ganas de dar un cambio a su vida, sostiene que “no puedo tener hijos y por eso mis parejas me dejan. Ahora solo quiero tener un niño a quien cuidar y dar amor”.
Inmediatamente recibe información y grande es su alegría cuando se entera que puede aplicar a la adopción, en su calidad de soltería.
Zulma Cortés Mejía, responsable de la Unidad de Atención y Protección del Sedeges, informa que este Centro está promoviendo el proceso de adopción debido a que no desean que los niños queden institucionalizados en los centros de acogida.
“Se está tratando de restituir a los niños su derecho a tener una familia, puesto que a veces llegan con apenas algunos meses de vida y se quedan institucionalizados hasta cumplir los 18 años”, asegura Cortés.
Al respecto, la socióloga Rosario Romero, del Proyecto de Adopciones, afirma que el 10 por ciento de las personas interesadas en adoptar es soltera.
El 90 por ciento restante son parejas, con matrimonios consolidados o que viven en unión libre.
“La mayoría de las parejas son profesionales, cuyas edades fluctúan entre los 35 y 50 años”, asegura Romero.
Un dato importante del grupo de solicitudes de padres solteros es que están acudiendo en mayor número los varones, entre 30 y 40 años; y en menor número mujeres, cuyas edades superan los 45 años de edad”, informa la socióloga.
Luchando contra los tabúes
Mario y Ana Gonzales, casados hace más de 13 años, están con la firme idea de adoptar una hija; aunque ellos ya tienen una primogénita, el destino les impidió volver a embarazarse, situación por la cual quisieran tener una niña de unos 10 a 11 años, que pueda entablar lazos de familiaridad con su hermana mayor.
Rosario Romero asegura que el tema de la adopción debe ser muy bien meditado, puesto que no se está tratando con objetos sino con personas, cuyos sueños y anhelos son formar parte de un hogar estable.
Nueve de cada 10 personas que están solicitando una adopción superan los 55 años, muchos de ellos incluso con hijos biológicos que ya dejaron el hogar y ahora sus corazones sienten el deseo que albergar a un nuevo miembro en su familia.
En estos casos, estos padres solo pueden aspirar a hijos cuyas edades superen los 10 años, ya que el Sedeges cuida y vela por la situación futura del infante y que sus padres puedan acompañarlo durante su crecimiento. En cambio los aspirantes, cuyas edades sean menores puedes solicitar un niño o niña a partir de los cuatro años.
Es importante mencionar que los niños adoptados a esa edad ya tienen conciencia o por lo menos una idea de que no son los hijos biológicos, por lo tanto, el plantel psicológico del Sedeges se encarga de trabajar arduamente, tanto con los futuros padres como con los niños, para crear canales y vínculos afectivos de comunicación en la nueva familia y los hijos deben aprender a desarrollar el amor filial a partir de esa verdad.
Zulma Cortés asegura que también se está trabajando con la sociedad para generar conciencia colectiva acerca de la importancia de la adopción y de los derechos que contempla, ya que no debe existir diferencia entre un hijo biológico y uno nacido del corazón.
“A veces los hijos adoptados son discriminados por su condición, pero hay que reforzar el concepto de que estos niños están amparados y que gozan de los mismos derechos y deberes que los hijos naturales”, asegura Cortés.
Hijo de corazón
Zulma Cortes Mejía asegura que el trámite de adopción no solo contempla el trámite legal, sino que el postulante debe ser sometido a una serie de estudios para calificar como una persona idónea para abrazar la tarea de la paternidad.
“Entre algunos de los requisitos exigidos está que los padres deben gozar de buena salud física y mental, la cual debe ser acreditada mediante certificado médico y evaluación psicológica del Sedeges”, afirma Cortés.
Esta campaña de adopción también promueve la verdad, es decir que los hijos no son biológicos y que nacen del corazón de sus padres adoptivos.
De acuerdo a los profesionales esta verdad es lo que ayuda y refuerza el mensaje positivo de la adopción y que permite que el niño o la niña sepa y confíe en el amor que le brindan sus padres.
En algunas ocasiones los niños adoptados querrán hablar acerca de su adopción y los padres deben darle oídos y estimular este proceso, pero al final, los hijos deben sentirse igual de amados y protegidos que cualquier persona en el mundo.
Es por esta razón que la campaña de adopción lleva el nombre de Adopta: ten un hijo de corazón.
Es que todos los niños del mundo tienen el derecho al don de la vida, a ser amados y amar; a proyectarse, a trascender, a cumplir sus propios ideales y a ver realizados sus sueños como hijos del corazón.
(Fuente: www.opinion.com.bo)
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