lunes, 18 de agosto de 2014

Javier por fin está en casa. (Adopción en Rusia).

     Con apenas dos años, Javier Nicolás se ha convertido en el vecino más célebre y esperado de Cuevas de San Marcos. Después de un año de miedos e incertidumbres, sus padres adoptivos, Francis Burgos y Loli Porrino, ya han podido traer a casa a su «pequeño príncipe siberiano», como lo llaman cariñosamente. El viaje desde su ciudad natal, a cien kilómetros Novosivirsk, ha sido muy largo. Pero todavía más largos se han hecho estos meses de espera para estos progenitores debido a que los cambios legislativos realizados por el gobierno ruso sobre las adopciones internacionales han ralentizado aún más todo el proceso.
Hace un año, Francis y Loli pusieron rumbo a Rusia por primera vez para conocer al que iba a convertirse en su hijo. Llevaban la maleta cargada de regalos para el pequeño, que entonces tenía solo 13 meses. Ya tenían incluso elegido un nombre español para él: Javier. Este matrimonio malagueño esperaba culminar así el largo proceso de adopción que, después de años de espera, al fin les permitiría completar su pequeña familia.
Lo más difícil ya estaba superado. Tras los cursos de preparación, habían conseguido el certificado de idoneidad, presentado la solicitud de adopción y las autoridades rusas le habían asignado a un menor. Lo único que faltaba es que les diesen fecha para el juicio en el que un magistrado les concedería su custodia. Tras su visita a Rusia para ver al pequeño, Francis y Loli volvieron a Málaga confiados en que en solo dos o tres meses podrían reunirse con Javier y, esta vez, traerlo a España. Su sueño de ser padres estaba ya más cerca que nunca.
Pero las cosas se complicaron. En septiembre empezaron los rumores de que todos los juicios para adopciones a padres provenientes de España se estaban echando para atrás. Los peores presagios se convirtieron en realidad cuando la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social y de las Entidades Colaboradoras de Adopción Internacional (ECAI), remitió un comunicado en el que aconsejaban a las familias con fecha de juicio o que estaban pendientes de éste que pidiesen un aplazamiento para que no recibiesen una respuesta negativa. 
Moscú acababa de aprobar una ley que prohibía las adopciones a personas homosexuales y que en la práctica supuso el veto a todas las solicitudes provenientes de países que habían legalizado el matrimonio gay. En Andalucía se vieron afectadas 96 parejas, catorce de Málaga, según publicó este periódico. La peor parte fue para las familias con niños asignados y a la espera de juicio como la de Francis y Loli. «Ha sido desesperante ver pasar las semanas y los meses y saber que tu hijo, porque ya es tu hijo, está allí creciendo sin ti», dice Loli Porrino, quien indica que, además, corrían el riesgo de perder a los menores asignados porque las familias rusas tienen prioridad sobre las internacionales. «Si cualquier pareja rusa mostraba interés por adoptar a Javier, se lo habrían dado a ellos a pesar de que ya habíamos llegado casi al final del proceso», indica.
Pero todo eso ha quedado ya atrás. Rusia y España firmaron un convenio sobre las adopciones internacionales con el que Moscú conseguía la garantía de que, en el caso de fallecer los padres, el Estado español le comunicaría quién iba a quedarse con la tutela del niño. El acuerdo debe ser aún ratificado, pero algunas regiones de Rusia han empezado a desbloquear los expedientes.
El final de un largo proceso
El pasado mes de mayo, esta pareja malagueña recibió al fin la llamada en la que le notificaron la fecha de juicio, el 27 de julio. A finales de junio viajaron de nuevo a Rusia. «Temíamos que el niño se hubiera olvidado de nosotros en todo este tiempo, pero en cuanto nos vio corrió a mis brazos», recuerda Loli emocionada.
El pequeño Javier se ha adaptado muy rápido a ellos. «Tras el juicio, pasamos unos días muy bonitos solos los tres en Rusia que nos vinieron muy bien para conocernos», dice Loli. Unas jornadas de tranquilidad que nada tuvieron que ver con la llegada a Málaga, que se convirtió en todo un acontecimiento. Toda la familia –abuelos, tíos y primos– esperaba en el aeropuerto y en el pueblo muchos amigos quisieron recibirles a pesar de que llegaron de madrugada. «Tenemos que agradecer todo el apoyo que nos ha mostrado la gente», añade.
«Hemos tenido suerte, pero aún hay muchas familias españolas a la espera», lamenta Loli. Desde las plataformas de padres afectados temen que los conflictos internacionales en los que está sumida Rusia dejen el tema de las adopciones abandonado en un cajón y que el acuerdo con España nunca se rubrique.
(Fuente: www.diariosur.es)

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