María Ruiz, Granada, EFE Decenas de personas se convierten cada año en familia de desconocidos gracias a los programas de acogimiento, un recurso que les otorga el título de padres y hermanos temporales o definitivos para ofrecer a más de un millar de niños andaluces un hogar alejado de los centros de protección.
La historia tradicional de una familia puede empezar a escribirse con el momento del enamoramiento y continuar con el noviazgo, la búsqueda de una casa, un enlace más o menos convencional y el punto de inflexión en el que la pareja se plantea eso de tener hijos.
O puede hacerse al revés, darle la vuelta al libro para crear un cuento que apacigüe a esos niños, a los que llegan para convertirse en la familia, a los que se hacen familia sin serlo.
Más o menos así se escribe el 'best seller' de decenas de familias como la que han formado Eva y Francisco Javier, una pareja que desde agosto ha cambiado de casa, se ha casado después de décadas de convivencia y se ha convertido en padres de dos hermanas que ya lo eran antes de llegar a su hogar.
Esta pareja de granadinos decidió en diciembre convertirse en familia de acogida, una medida que pretende evitar que los menores estén en centros de protección y que puede ser temporal o permanente, pero que no representa la adopción de los niños.
"Hicimos un curso e iniciamos el expediente para acoger a un niño de hasta 11 años en la modalidad de acogimiento definitivo", ha explicado a Efe Eva, que cambió el guión de su cuento cuando descubrió que la niña que esperaba tenía una hermana, algo mayor.
Como no querían separarlas, la ronda inicial de contactos, de visitas y de entrevistas dio paso a esa nueva casa, en la que las dos hermanas nutren una nueva familia.
"Y nos casamos, hicimos la mudanza y desde agosto somos cuatro", resume esta madre de acogida, que reconoce que aún se están conociendo, pero que anima a cualquiera que lo esté pensando a dar el paso y escribir su propia historia de entrega.
Eva y Francisco Javier han compartido la baja por maternidad en un proceso "sencillo" en el que todo se mira con lupa, "poco porque ahora tenemos dos niñas en casa", y que genera una red de apoyo de familia, amigos e instituciones "que te lo hacen todo facilísimo".
"Los niños lo ponen todo en su sitio y te dan más de lo que tú puedes ofrecerles", resume esta madre de acogida.
La Asociación Andaluza de Apoyo a la Infancia (Aldaima) de Granada fomenta y gestiona los Programas de Acogimiento Familiar de la Junta de Andalucía en diferentes modalidades.
Su presidenta, Karima El Harchi, ha detallado a Efe que estos programas diferencian entre la acogida permanente, como la que han realizado Eva y Francisco Javier y que ofrece un hogar a niños de entre 6 y 7 años en adelante que ya han agotado las vías para vivir con sus familias, y las temporales.
Cualquier familia puede ser acogedora, sea monoparental, homoparental, soltero o casado, porque lo importante es ofrecer un entorno, un abrazo y una solvencia que den estabilidad al menor.
Estos programas ofrecen también la acogida temporal, como la que ha dejado a tres niños de 3, 4 y 6 años en la casa de Andrés y Ofelia, una pareja con dos hijos ya creciditos -de 27 y 23 años-, que decidió en 2011 abrir su hogar y su corazón a menores que esperan que se ordene su futuro.
Es su sexto acogimiento temporal, han tenido en casa incluso a un bebé de cuatro días, y escriben con ellos otro libro, uno real, el "libro de vida" en el que relatan sus cambios, sus avances, sus historias, para que la familia biológica no se pierda nada.
"Los niños son niños y no se pueden defender del castigo de no tener infancia. Aunque falsamente te planteas que vas a echar una mano, te implicas, es otro mundo. Hay gente que viaja para enriquecerse y nosotros todo eso lo tenemos en casa", ha explicado Andrés de vuelta del cole tras recoger a los niños.
Según las cifras de la Junta, más de 1.300 menores esperan una familia de acogida en diferentes modalidades, una familia dispuesta a sustituir los centros de acogida por un hogar para endulzar el cuento feliz que todos los niños deberían escuchar.
(Fuente: www.eldia.es)
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