La directora de cine Daniela Fejerman fue en 2009 a Ucrania para adoptar. Aquella experiencia la decidió convertir en la que es su primera película de corte dramático, 'La adopción'. Tras el estreno está recorriendo el país en una serie de pases especiales donde a través de coloquios otros padres también comparten sus vivencias al respecto.
«Qué hacer con la película tras el estreno no es algo que pienso», señala risueña, «lo que me interesa es que pueda tener un recorrido y generar este debate posterior». «Y son muy ricos», añade. Alicante es la tercera parada de este recorrido.
«Cuando tengo que hablar de ello con desconocidos es curiosamente que estoy notando la parte de exposición [personal]», cuenta. Cuando escribía el guión, junto a Alejo Flah, decidieron que lo mejor era centrarse en el aspecto creativo y tomar distancias, «ahí no me lo planteaba».
Nora Navas y Francesc Garrido son los dos protagonistas. «Con ellos no teníamos la sensación de que interpretaban un alter ego», recuerda, «esto no los hubiera permitido trabajar». Sí notaba, reconoce, «que podía contar los personajes con una claridad que en otras ocasiones no tengo».
Si bien la película se centra en los trámites que siguen en un país del Este que no ha querido concretar, Fejerman destaca que «nos interesa la pareja y cómo afecta esta dinámica a la relación». En principio, Navas es la más frágil y angustiada mientras que Garrido es el resolutivo. Luego, los papeles se invertirán.
En la construcción del relato «aunque hay partes del relato que recogen lo mío, operábamos como guionistas». Evitando el sentimentalismo, «cuando tratas con niños necesitados y padres ansiosos el riesgo está pero mi referente era tan duro que no cabía». El coguionista lo entendía perfectamente «y él tiraba del thriller».
De ahí que decidieran, al usar algunas de las historias que les narraron, reducir el tono, como en una visita inicial a un orfanato. «Escribir determinadas escenas o pensarlas me revolvía y me sigue pasando, más ahora que no tengo que trabajar la película», confiesa. «No me arrepiento de contarlo, al contrario. Las reacciones de la gente implicada, aunque las historias de adopción son muy diferentes, se reconocen, y eso me importaba».
«La intención no es desanimar a la adopción pero sí alertar de la oscuridad y corrupción de algunos procesos», puntualiza. Y aclara: «Tú no vas a comprar un niño pero tal y como está montado el sistema están jugando con ellos, los están vendiendo».
De ahí que tuvieran «el cuidado de presentar los dilemas morales, no de juzgarlos de forma maniquea». Por eso incluyen frases como la del personaje de la traductora, Lila, que dice 'venís de un país rico, os estáis aprovechando de la pobreza del mío'. «Se está justificando y la estamos entendiendo», apunta, «presentando las contradicciones morales».
(Fuente: www.elmundo.es) Fechado 18-11-2015
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