Las trabas legales de los países de origen y las dificultades económicas para afrontar una adopción internacional han provocado un cambio de tendencia en las familias que desean un hijo, que cada vez más optan por la adopción nacional. Según datos del Servicio de Protección de Menores de Málaga, el pasado año, el número de solicitudes internacionales presentadas por malagueños fueron 53, frente a las 99 formalizadas para la bolsa de adopción propia de la Junta de Andalucía, que volvió a abrirse para niños pequeños sanos hace solo cuatro años después de doce cerrada.
Los requisitos para adoptar a un niño en el extranjero son cada día más duros, lo que retrasa mucho el proceso. La adopción internacional en China, por ejemplo, que hace unos años era el país de origen prioritario para las familias malagueñas, está ya en los siete años de espera, según explica Jaime Aguilera, jefe del Servicio de Protección de Menores en la provincia. Demasiado tiempo para las parejas que ansían convertirse en padres. A esto se suman problemas de índole ideológica, como ha ocurrido con Rusia. El Gobierno de Putin está endureciendo los requisitos para garantizar que los niños que salen de este país en adopción no puedan terminar con familias homosexuales, lo que ha supuesto una ralentización de los procedimientos para ciudadanos de algunas naciones que, como la española, sí permiten estos matrimonios.
También influye el elevado coste económico que supone una adopción internacional, donde, como mínimo, hay que financiar un viaje para ambos progenitores –salvo que sea una familia monoparental–, pagar traductores en el caso de países con otros idiomas y abonar las tasas de las entidades que tramitan las adopciones en las zonas de origen.
Por eso, las familias malagueñas están mirando hacia la adopción nacional. El problema, es que las expectativas de las familias no siempre coinciden con el perfil más numeroso de los menores que necesitan un hogar. «La mayoría de las familias quiere un niño lo más pequeño posible porque al final lo que se busca es hacer un correlato con la maternidad natural, con un proceso de espera similar a un embarazo y poder tener al menor desde los primeros meses de vida; pero no siempre es posible», explica Aguilera quien añade que, aunque llegan, los casos de recién nacidos abandonados o dados en adopción desde los hospitales son mínimos. En este sentido, los perfiles de menores más habituales son niños con antecedentes hereditarios de riesgo, grupos de hermanos, con problemas de salud o alguna discapacidad, prematuros y con más de siete años.
Compás de espera
El tiempo medio de espera para esta bolsa nacional es de dos años, aunque Aguilera explica que dentro de la bolsa de adopción nacional «hay muchas bolsas». «Si una familia está dispuesta a adoptar a un niño con parálisis cerebral, pueden tenerlo en poco tiempo, pero no es lo habitual», indica. En cualquier caso, señala que lo prioritario es siempre el interés del niño. Tenemos que velar para dar un hogar a estos niños, que ya han sufrido un abandono, para que se integren con la nueva familia y no exista rechazo, porque ese sería un grave fallo del sistema», afirma.
Aunque las solicitudes nacionales ya superan las internacionales, otra cuestión distinta son las adopciones formalizadas, que aún arrastran la tendencia inversa de hace algunos años. Así, en 2013 fueron adoptados 33 niños extranjeros por malagueños, mientras que las propuestas para adopción de nacionales solo fueron 20, de las cuales una docena están aún pendientes de ser ratificadas por los tribunales. Aguilera asegura que este paso es cada vez más rápido. «Como administración, no podemos permitir darle vueltas a una adopción durante siete años por el bien de los niños», asegura.
En cuanto a los países de origen de los niños más solicitados por los malagueños para la adopción internacional en el año 2013, según señala Aguilera, Rusia continúa a la cabeza, con una decena de menores, seguida de China (6), Etiopía y Kazajastán (4 respectivamente), India (3), Ucrania (2), y El Salvador y Vietnam (1 cada uno). Un mapa de la adopción internacional que desvela que las familias adoptantes van buscando alternativas menos usuales y, habitualmente, con una lista de espera más corta, para poder cumplir el sueño de ser padres.
(Fuente: Diario Sur)
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