Hace nueve años, Carlos Villalón y Carmen María Royán tomaron la decisión más importante de sus vidas. Ambos tenían muy claro que querían ser padres y optaron por la adopción. Era el año 2005, el momento álgido de las adopciones internacionales, sobre todo con China. El tiempo medio de espera para este país era entonces de entre siete y nueve meses. Así que esta pareja de Antequera no se lo pensó. Hicieron los cursos obligatorios de la Junta, pasaron las entrevistas con los psicólogos, los técnicos visitaron su casa y consiguieron la ansiada declaración de idoneidad. Ya solo quedaba tramitar los papeles en el país asiático.
Sin embargo, los meses se fueron convirtiendo en años. China endureció los requisitos para los adoptantes extranjeros. Y aunque a ellos les respetaron las condiciones anteriores, la adjudicación de los niños empezó a dilatarse en el tiempo. Ante la incertidumbre de si finalmente conseguirían adoptar a un menor en China, en el año 2009 decidieron también inscribirse en la bolsa andaluza para la adopción nacional. «Optamos por la nacional al ver que la espera en China se dilataba», dice Carmen. Aunque la bolsa de niños pequeños y sanos ha estado cerrada hasta el año 2010, la de los niños con alguna necesidad especial se mantenía abierta. También el perfil de los padres para este tipo de menores era menos restrictivo con el tema de la edad, algo que beneficiaba a Carlos (53 años) y a Carmen (46).
En el verano de ese mismo año 2009, recibieron la llamada. Ya tenían una niña asignada en China. Tres meses después, Carmen Chunfeng (Feng Feng) –que significa brisa de primavera– estaba con ellos en casa. Tenía 19 meses. Pero esta pareja nunca cerró la puerta a la adopción nacional que habían iniciado poco antes. Con la llegada de su hija mayor, fueron paralizando el proceso hasta este mismo mes de enero, cuando decidieron que ya era hora de aumentar la familia. El pasado día 1 de septiembre, llegó María –nombre ficticio–, que solo tiene nueve meses.
Carlos y Carmen aseguran que la adaptación de las dos niñas ha sido muy buena. «Feng Feng se hizo a nosotros enseguida y con María hemos tenido suerte, porque venía de una familia de acogida de Hogar Abierto y ha vivido siempre en un entorno de cariño», asegura Carmen, que no descarta aumentar la familia. «Hemos hecho la solicitud por Pasaje Verde –niños con necesidades especiales– en China», asegura.
(Fuente: Diario Sur)
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