Algo que parece tan fácil para un niño como jugar al fútbol es, en realidad, un enorme lío burocrático si se se trata de un menor extranjero que ha sido adoptado, incluso aunque tenga nacionalidad española. Este colectivo se encuentra en un limbo jurídico y así lo vienen denunciando sus padres, que acusan a la FIFA de "discriminación" y a las Administraciones de "desigualdad" en el trato con el resto de casos.
Quien otorga las licencias es, en esencia, la FIFA. Para los niños españoles pide únicamente el DNI del menor. Sin embargo, el papeleo se complica si son extranjeros adoptados, para los que pide lo mismo que si fueran inmigrantes. En primer lugar, sus padres deben presentar un documento explicando las razones por las que el niño se ha mudado a España y otro escrito en el que su hijo especifica los motivos por los que solicita la ficha. También el club debe facilitar una declaración con un análisis de por qué quiere contar con él. Y aún hay más: contrato de trabajo del padre y de la madre debidamente firmado, documentación con los ingresos de ambos progenitores y certificado de nacimiento, de empadronamiento y fotocopia del pasaporte del jugador.
Este férreo control es consecuencia del endurecimiento de la normativa de la FIFA para inscribir menores extranjeros tras el caso del FC Barcelona, que fue sancionado por infringir el Estatuto de Transferencia de Jugadores. El organismo europeo pretende, con estos requisitos tan estrictos, evitar casos de explotación de niños en el fútbol e impedir el tráfico de jugadores. "Se traían a los niños de países africanos y asiáticos, les hacían pruebas ym cuando no valían, les dejaban abandonados", explica el secretario general de la Federación Gallega de Fútbol (FGF), Diego Batalla.
Sin embargo, esas trabas chocan con la legislación española, o al menos eso es lo que aseguran los padres de los afectados. El artículo 19.1 del Código Civil Español expone que "el extranjero menor de 18 años adoptado por un español adquiere desde el preciso momento de la adopción la nacionalidad española de origen".
El problema se produce en toda España, aunque donde han elevado la voz ha sido en Galicia. El BNG ha denunciado que la Federación Gallega discrimina a los niños adoptados al exigirles esa "documentación complementaria por considerar que son jugadores españoles no de origen". Ante lo que considera una "vulneración de derechos fundamentales", la formación pide que se tramiten de inmediato las fichas deportivas de los niños.
Sin embargo, tanto las federaciones autonómicas como la española dependen de la FIFA, cuya sanción por inscribir a los menores extranjeros sin su autorización puede llegar a un millón de francos suizos e, incluso, la exclusión del equipo que lo haga de las competiciones. Desde la FGF se asegura que se ha consultado a los servicios jurídicos de la RFEF en busca de una solución, aunque de momento no han tenido respuesta.
Por un lado, los padres se amparan en la legislación española para exigir "su cumplimiento" e "igualdad" en el trato respecto al resto de españoles. Por el otro, las federaciones deben obediencia a la FIFA, que tiene bajo vigilancia a varios clubes, tantos grandes como pequeños, y no duda en solicitar las actas de partidos que puedan dar lugar a dudas.Mientras tanto, los niños extranjeros adoptados ven paralizadas sus fichas de inscripción para jugar al fútbol. Para ellos, nunca fue tan difícil darle una patada a un balón.
(Fuente: Antena3.com)
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