viernes, 16 de octubre de 2015

El Derecho de los hijos adoptados a no conocer a sus padres biológicos.

No son la mayoría, pero muchos padres buscan a sus hijos años después de haberlos dado en adopción. Generalmente no recurren a programas de máxima audiencia ni revistas del corazón como ha sido el caso de Roxana Luque, la madre biológica de Chabelita Pantoja. Después de guardar el secreto durante casi dos décadas, esta mujer arequipeña de 43 años reclama ahora tener contacto con su hija que fue adoptada por Isabel Pantoja en Perú cuando la niña tenía cuatro meses.

Las normas que regulan la protección de la infancia y las adopciones internacionales en España son muy claras y sólo reconocen el derecho de las personas adoptadas a querer conocer sus orígenes. Ninguna, en cambio, admite el derecho de los padres biológicos a contactar con los hijos que dieron alguna vez en adopción.

«Para que se produzca la adopción es necesario que los padres biológicos la consientan porque la adopción sustituye y copia en todo a la filiación natural. Esto significa que la adopción acaba con todo vínculo jurídico con la familia biológica anterior», explica a ABC Francisco Javier Fajardo, profesor de Derecho Civil en la Universidad de Navarra.

Este proceso, una vez finalizado, además «es irrevocable, y no cabe deshacerlo, ni por voluntad de los padres biológicos ni adoptivos», añade Begoña Fernández González, profesora de Derecho Civil de la Universidad CEU San Pablo. 

Aunque la ley no reconoce ningún derecho a los padres biológicos, tampoco contempla ninguna sanción para aquellos que buscan a sus hijos. «Si el hijo adoptado estima que (su padre le) está causando un daño o perjuicio moral, las medidas desde un punto de vista civil, no penal, sería solicitar del Juzgado una declaración para que cese esa conducta», precisa la abogada. 

«No hacer daño a nadie»

El caso de Roxana «no es extraño». La directora general de Servicios para la Familia y la Infancia del Ministerio de Sanidad, María Salomé Adroher Biosca, explica a ABC que en varias comunidades autónomas se han aprobado leyes de mediación, que ayudan a los padres biológicos –a través de distintos servicios de las Consejerías de Familia–, a localizar, en la medida de lo posible, a lo hijos adoptados. «Es un tema delicadísimo y solo se produce el encuentro si es posible, si la persona adoptada quiere y si ese encuentro puede ser positivo», apunta Adroher. 

Entre algunos casos, Adroher recuerda el de una madre nepalí que antes de morir pidió que entregasen una carta al hijo que había dado en adopción debido a su enfermedad terminal. Una ONG india se puso en contacto entonces con la comunidad autónoma donde se había producido la adopción y esta le hizo llegar la carta a los padres adoptivos. «Es importante que la vía que utilicen los padres biológicos para contactar con los hijos sea una vía mediada para que no haga daño a nadie», insiste la directora general de Servicios para la Familia y la Infancia.

El presidente de la Federación de Asociaciones de Adopciones Internacionales (Adecop), Miguel Góngora, asegura a ABC que el caso de la madre biológica de Chabelita sí es «una excepción». «Es la primera vez que vemos una situación así en 20 años», apunta el presidente de esta organización, que ha llegado a tramitar entre 400 y 500 adopciones internacionales al año. Según recuerda, los hijos adoptados tienen derecho a conocer sus orígenes «pero nunca a la inversa». 

La nueva Ley de Protección de la Infancia, que entró en vigor el pasado mes de agosto, no solo reconoce este «derecho básico» a todas las personas adoptadas si no que lo facilita. Para ello, la norma insta a las entidades públicas a asegurar la conservación –durante al menos 50 años con posterioridad al momento de la adopción– «de la información que dispongan relativa alos orígenes del menor, en particular la información respecto a la identidad de sus progenitores, así como la historia médica del menor y de su familia». También pide prestar a las personas adoptadas a través de los servicios especializados «el asesoramiento y la ayuda que precisen para hacer efectivo este derecho.

Para Blanca Gómez Bengoechea, investigadora del Instituto de Familia de la Universidad de Comillas, esta modificación de la norma responde a la importancia que ha tomado en los últimos años de que los niños adoptados conozcan sus orígenes. «Antes casi nadie lo sabía, pero ahora el hecho de conocer esa realidad –señala– provoca una búsqueda activa de los padres biológicos».

(Fuente: ABC.es)

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