La mayoría de los menores en situación de desamparo que tocan la puerta de un nuevo hogar lo hacen con miedo, arrastrando una maleta llena de desconfianza, abandono y soledad. Y quienes les acogen les pueden abrir camino hacia un futuro distinto sin el lastre de esas cargas.
“En estos niños es fundamental que trabajemos con ellos estrategias para que no sean adultos tocados. Han nacido en unas circunstancias complejas, sus familias no les han apoyado. ¿Esos significa que va a ser adultos depresivos, tristes, que no van a ser capaces de enfrentarse a la vida? Se trata de ayudarles para que no sea así. Es como si a todos nos pusiesen en una salida para una carrera y estos niños ya empiezan dos metros por detrás del resto”.
María de la Fe Rodríguez Muñoz, psicóloga, imparte en la UNED un curso de formación y apoyo para familias acogedoras en colaboración con Aldeas infantiles SOS. Y quien asiste recibe a través de sesiones ‘on line’ y el manual práctico ‘Un hogar para cada niño’ orientación sobre el proceso de acogimiento en su conjunto y estrategias para que durante la convivencia los menores recuperen su lugar junto al resto en la casilla de salida y se sobrepongan a las adversidades que han sufrido.
Y uno de los primeros pasos es “desaprender lo que te han enseñado: no protestes porque nadie te va a hacer caso, no llores porque nadie te va a escuchar, no me pidas un beso porque no te lo voy a dar. Al final no pide, no llora… y la infancia es lo contrario, es saber que tienen un adulto emocionalmente disponible, que no le va a fallar. Y eso es lo que se busca, adultos disponibles”.
Los niños acogidos pueden presentar problemas de crecimiento, desnutrición, enfermedades físicas, dificultades en el aprendizaje, en el desarrollo de la personalidad (ansiedad, conductas sexuales inapropiadas, acopio de comida u objetos) o relaciones socio-afectivas (chantaje emocional, celos, rechazo) y problemas de conducta (tendencia al comportamiento agresivo, retraimiento, incumplimiento de normas).
El proceso de adaptación pasa por una primera etapa que aproximadamente dura un año en la que los menores tienen más dificultades para luego ir mejorando poco a poco, subraya esta guía que facilita la UNED a los acogedores y que se prevé que salga a la venta al público en general en los próximos meses. María de la Fe Rodríguez Muñoz orienta durante el curso a las familias para que puedan fomentar la resiliencia de estos niños, es decir su capacidad para superar las adversidades y aprender a vivir con autonomía y fortaleza. Éstas son algunas de las pautas recomendables por tramo de edad:
Menores de entre 0 y tres años
- Darles muestras de amor incondicional, tanto física como verbalmente
- Establecer una disciplina que no dañe y con normas claras, concisas y breves
- Enseñar conductas que comuniquen confianza y optimismo
- Premiar al menor por los avances
- Estimularles para que intenten cosas por sí mismos con la supervisión de los adultos Promover el desarrollo de la empatía
- Decirles ‘yo sé que lo puedes hacer’
- Ir preparándole para que se familiarice con situación adversas
Menores entre 3 y 6 años
- Promover el valor, la confianza , el optimismo y la autoestima
- Premiar al menor por conductas positivas y mostrar que se le valora
- Animarlo a que actúa por sí mismo, con supervisión
- Ayudarle en el desarrollo de la empatía
- Animarle a que demuestre simpatía y afecto
- Enseñarle habilidades comunicativas para la resolución de conflictos
- Fomentar la confianza para que la comunicación sea fluida
- Ayudarle a desarrollar el sentido de la responsabilidad
- Mostrar aceptación por sus errores y ofrecerle pautas para que mejore
Menores entre 8 y 11 años
- Ayudar al niño a controlar su temperamento usando límites, diálogo y empatía
- Ser claro en el mantenimiento de normas y expectativas
- Premiar los logros y comportamientos deseados
- Exponer al menor a situaciones adversas para que practique cómo lidiar con ellas y proporcionar consejos
- Equilibrar el desarrollo creciente de su autonomía y negociar con él
- Inculcarle la responsabilidad de sus comportamientos
Menores de edad de entre 12 y 18 años
- Estimular la importancia de la escucha
- Fortalecer la capacidad en el manejo de sus emociones y de su temperamento
- Enseñarles a definir los problemas y sopesar la mejor solución
- Fomentar la habilidad de reconocer esfuerzos y logros
- Determinar los roles que desempeñan cada miembro de la familia y favorecer el establecimiento de límites
(Fuente: El Mundo)
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