El abandono es el mayor y más tremendo miedo de los niños, principalmente por el hecho de que la seguridad es una necesidad básica para ellos.
Hay distintas formas de abandono, ya que no se trata únicamente del acto de dejar a una criatura desamparada al nacer, también a lo largo de la niñez muchos niños institucionalizados tienen experiencias traumáticas de abandono, como sentirse rechazados por las familias o incluso por la administración. Esperan con ilusión a los padres que un día les visitaron pero nunca llega el momento.
Repetidamente abandonados, frustrados, decepcionados…… vulnerables.
Me llamo….. tú ya sabes como mamá. Solo tú puedes nombrarme tan dulce y bonito, solo contigo he sentido latir tranquilo mí corazón.
Llegaste un día, de otro país lejano, donde me contaste brilla el sol, me cogiste en brazos y me dijiste que pronto volverías.
Yo tengo mal color y a veces estoy malito, pero dijo la doctora que con cuidados y amor, crecería y sería un niño muy sano y listo.
A ti mamá eso no te importaba, ya me querías, y además aquí no me da mucho el sol y es lo que necesito.
Ahora, no se cuando vas a venir, porque me han dicho que una señora de ese país lejano donde brilla el sol y los niños juegan todas las tardes, no quiere firmarte un papel para que yo esté contigo.
Mamá, soy muy chiquitín, pero quiero decirle a esa señora que mi mama y mi papa me quieren, que no me deje tan lejos de mí casita. Allí quiero mirar las estrellas por la noche, cuando en primavera no hace frío y se puede pasear, quiero comer helados y jugar con otros niños, quiero ver el mar, hacer castillos de arena y reír sin parar, mientras mi mamá no deja de sujetar mi mano y nos miramos en cada momento.
Señora no me deje aquí.
(Fuente: blog de Aipame)
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