Entrelazan sus manos. La impaciencia les devora. Sus corazones, que palpitan desbocados, ordenan a los ojos que hablen por ellos. Así que no lo pueden evitar. Rompen a llorar. Al mismo tiempo, absurdamente, sonríen nerviosos y se muerden intranquilos los labios. Cinco minutos. ¿Qué son cinco minutos tras años de espera? Una despiadada eternidad, piensan. Al fin, se abre una puerta y una cuidadora entra en la sala con un niño: «Aquí lo tienen; este es su hijo».
Cada adopción es un milagro de amor. Una nueva oportunidad que la vida ofrece a miles de menores en España y en los países más desfavorecidos, cruzando en sus infelices trayectorias a familias riojanas ansiosas de amarles y de cuidarles.
Sin embargo, la crisis, el aumento de los tiempos de espera y el recrudecimiento de las condiciones que exigen los países de origen de los niños (en el caso de las adopciones internacionales) han provocado el desplome del número de solicitudes de adopción en La Rioja desde el 2007. Una caída del 67%, especialmente más acusada en los procesos internacionales (75%), que en los nacionales (56,7%), según el Gobierno regional. Entre enero y junio de este año (último dato cerrado), trece familias han solicitado la adopción de un menor a Servicios Sociales.
Con todo, la directora general de este departamento, Carmen Corral, recomienda extrema prudencia a la hora de analizar las cifras. «Aquí no estamos hablando de estadísticas económicas, como puede ser la prima de riesgo; aquí estamos hablando de personas que quieren un hijo y de niños que necesitan unos padres», subraya.
Ahora bien, Corral admite un descenso de las solicitudes si se comparan las cifras del 2012 (último año con datos completos) con las correspondientes a las de la primera mitad de la década. Un boom de demandas que, enjuicia, fue precipitado por «los grandes reportajes periodísticos que se hicieron entonces dando a conocer las condiciones de los orfanatos en ciertos países». Ese tipo de informaciones, «que ya no se emiten o publican», despertó la sensibilidad de muchos riojanos y elevó las demandas de adopción.
Asimismo, Corral constata dos factores más que han influido en la caída de las solicitudes de adopción internacional en la comunidad. Por un lado, «los niveles económicos de los países de los que procedían los menores, que han mejorado, así que hay menos niños abandonados». Es decir, los países de origen saben que la infancia es su mejor tesoro. Por tanto, si las condiciones de la nación avanzan, resulta lógico pensar que faciliten menos niños en adopción.
Y, por otra parte, «hubo muchos problemas legislativos con determinados países, porque se detectaron casos en los que los niños dados en adopción no eran menores realmente abandonados por sus familias biológicas». Problemas que se detectaron en concreto en Etiopía, recuerda Corral, y que «exigieron la intervención del Tribunal de La Haya, que reclamó a los países europeos extremar las garantías». «Eso ha hecho que los procesos de adopción internacional se alarguen muchísimo», explica. De hecho, el Gobierno de España mantiene cerrada la posibilidad de adoptar en Etiopía desde octubre del 2012, de forma que los 20 casos que se tramitan hoy en La Rioja corresponden a los iniciados antes de esa fecha.
Pero, ¿cuánto se han alargado los procesos? Depende de los países. China, por ejemplo, puede tardar entre seis y siete años, y Etiopía, unos tres, cuando hubo momentos en los que la espera era sólo de un año. Esa ampliación de los plazos es lo que hace desistir a muchas familias de la adopción internacional. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los casos se corresponde con parejas que han tratado de tener hijos biológicos durante años y por diversos tratamientos. Esto es, que cuando se deciden a adoptar ya tienen una edad media que ronda los 35 años. Por tanto, pensar que el proceso puede durar hasta siete años (recogerían a su hijo con 42 o más años), les hace renunciar.
Un proceso duro y costoso
Adoptar no es fácil. Ni administrativa ni económicamente. Los candidatos a padres adoptivos tienen que se someterse a un curso de formación obligatorio y, posteriormente, a un exhaustivo proceso de valoración de su idoneidad (test psicotécnicos, visitas técnicas al hogar familiar, etcétera). Los datos de La Rioja y sus resultados aparecen reflejados en la gráfica adjunta que acompaña esta información. La validez del expediente es de tres años, por lo que si en ese plazo no se ha hecho efectiva la adopción, los aspirantes deben someterse a una nueva valoración.
Por otro lado, los procesos administrativos (abogados, traducciones, preparación y presentación de documentación…) conllevan un coste importante para las familias. El presupuesto medio ronda los 10.000 euros, un importe que se dispara en el caso de las adopciones internacionales pues al presupuesto estrictamente relacionado con la tramitación hay que sumarle el del viaje y los gastos adicionales que supone trasladarse hasta el país de origen a recoger al niño. En este sentido, Servicios Sociales tiene abierta una líneas de ayudas para apoyar a las familias que adoptan en el extranjero. Según su gabinete de prensa, los apoyos oscilan entre los 1.000, los 2.000 y los 3.000 euros en función de la renta familiar. Este año, hasta el 8 de noviembre, se han concedido siete ayudas por importe de 22.547 euros.
Con todos los trámites realizados, a las familias sólo les queda esperar la llamada de Servicios Sociales confirmándoles que un niño les espera. En el caso de las adopciones nacionales, y hasta que un auto judicial formaliza de forma firme la adopción, las familias están en régimen ‘preadoptivo’ (siete casos entre enero y junio de este año). Por el contrario, la adopción internacional se oficializa desde el primer momento, si bien algunos países exigen que se hagan seguimientos a las familias y a los niños.
(Fuente: www.larioja.com)
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