lunes, 20 de abril de 2015

Mi esperanza es que en unos años, las dolencias de mis dos hijos sean una pesadilla del pasado.

Lucas Nai (4 años) está en pleno proceso de adaptación y con los celos en ebullición por la reciente llegada a la familia de su hermano Nico, que cumple ahora 2 años. Son dos niños adoptados en China por la vía del «Pasaje verde».

«Tienen labio leporino y fisura palatina. Algo reversible y subsanable», cuenta su madre, Almudena. «A todas horas estamos en el hospital. Los dos han venido de China operados del labio. Después operamos aquí a Lucas del paladar. Es una carrera de fondo. Siguen las revisiones, el logopeda, dentro de unos años el ortodoncista...». Así tiene asumido Almudena el futuro más próximo de sus dos hijos. Eso sí, con la esperanza de que en unos años sus dolencias sean únicamente una pesadilla del pasado.

«El "Pasaje verde" es una vía muy meditada. Tienes que saber muy bien qué patología va a tener tu hijo, estudiar la parte médica, saber de qué va y en qué consiste, qué vida van a tener los niños, qué posibilidades médicas hay de mejorar, si es recuperable o no, y conocer a otras familias que ya hayan tratado esas dolencias».

Afortunadamente, las secuelas de Lucas y Nico son físicas, como reconoce Almudena. «Los orfanatos han hecho un trabajo enorme porque los dos niños están muy bien. Más que el físico hablo del trabajo psicológico y emocional, que es de lo que más pueden carecer los niños. Lucas está en un cole por la vía ordinaria y Nico no tiene revisión en pediatría social hasta dentro de seis meses. Ya no tiene rabietas. Nos ven diferentes. Nico me está tocando la nariz todo el día porque es más prominente que la suya».

(Fuente: ABC.es)

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