Las parejas dominicanas esperan cerca de tres años para adoptar y exigen niños de “tez clara”, que son los menos.
Las parejas dominicanas que quieren adoptar un niño se inscriben en una lista que tarda en promedio dos y tres años de espera. “No tenemos tantos niños adoptables como parejas solicitando adopciones”, advierte la encargada del departamento de Adopciones del Consejo Nacional para la Niñez y Adolescencia (Conani), Sarah Lahoz.
Las estadísticas sirven de evidencia. De enero a noviembre del 2015, entraron a Conani 158 solicitudes de adopciones nacionales e internacionales y el total de “entregas” para el mismo año fue solo de 73.
Las dos adopciones más comunes son de convivencia previa o entrega voluntaria y por filiación desconocida, que a su vez pueden ser internacionales o nacionales. Las adopciones de filiación desconocida son solicitadas generalmente por parejas que no pueden concebir y buscan en Conani un niño para criarlo desde cero. Las de convivencia previa, en cambio, se da en escenarios donde padres biológicos entregan voluntariamente a una familia de acogida. “Esas son situaciones de padres que han tenido contacto con el niño, ya sea porque quedó huérfano… Son como hijos de crianza”, explica Lahoz.
De estos dos tipos de adopciones, la filiación desconocida es la más tediosa para los padres, por la larga espera. “Ellos sienten que no se está haciendo nada y vienen y nos dicen ´si veo tantos niños pobres en las calles y tantos niños abandonados por qué Conani dice que no tiene niños´. Esos niños en la calle tienen padres, muy irresponsables, pero tienen”, analiza Lahoz.
El largo proceso de adopción arranca de esta manera: la pareja que quiere dar a su bebé debe declarar un acto auténtico de entrega voluntaria entre los progenitores y el presidente de Conani. En el caso de filiación desconocida, el Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes tiene que emitir una sentencia de abandono de ese niño, no sin antes Conani haber hecho una investigación sobre ese abandono y determinado que no existe familiar alguno que pueda encargarse de ese niño, según lo establece Ley 136-03 sobre la protección y los derechos de los niños.
Diferencias entre dominicanos y extranjeros
Las parejas criollas que quieren adoptar un niño por filiación desconocida tardan más tiempo en dar con un hijo. ¿Por qué? Sarah Lahoz dice que los dominicanos exigen, por lo regular, menores de un año, que sean “claros”. “La lista nacional es más larga porque el dominicano quiere un niño saludable, lo más pequeño posible. Te miran y te dice ´tú ves así como yo, indiecito claro. Que se parezca a mí –a la pareja adoptable- porque no quiero que la gente en la calle lo mire extraño´”, reflexiona la encargada de adopciones de Conani. En cambio, la mayoría de casos de abandonos son de haitianas y a los extranjeros que quieren adoptar no les importa la edad del niño, ni el color de piel.
Las condicionantes de los dominicanos no coinciden con las ofertas: “gran parte de los niños que tenemos en los hogares son de ascendencia haitiana o con cierta edad”, agrega Lahoz. A esto se le suma que cuando ya los bebés vienen a estar legalmente listos para ser adoptados, ya han transcurridos año y medio o dos. “Es raro que podamos entregar en adopción un menor de un año”, agrega.
Generalmente la pareja de fuera tiene suficientes ingresos como para vivir en República Dominicana de cuatro a seis meses, que es lo que dura el proceso, que implica la convivencia con el niño, una sentencia de adopción del Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes y la emisión de un acta de nacimiento con los nombres de los nuevos padres.
Ese deseo de ser padres adoptivos se conoce en los dominicanos de todas las clases. “Aquí viene de todo. Tengo en la lista de espera desde choferes de carros públicos hasta gerentes o vicepresidentes de compañías… De los expedientes nacionales tenemos de todos: profesores, médicos, personas que trabajan en compañía, en banco, choferes, amas de casa. Aquí se ve todo el espectro”, comenta Lahoz.
¿Qué viene después de que el niño es “adoptable”?
Una vez Conani y la justicia determinan que ese niño es “adoptable”, la Comisión de Asignación (integrada por la persona encargada de adopciones y del hogar de paso donde vive el niño y tres psicólogos), analiza la lista de espera de los padres y elige las tres mejores opciones para recibir al niño. Así, si una pareja descarta al menor, la presentación pasa a la segunda mejor opción. Es aquí cuando las mujeres solteras con deseos de adoptar quedan rezagadas. “La espera se hace tan larga para las solteras que es casi inútil”, admite Lahoz.
“Sabemos que muchas madres solteras hacen muy buen papel de madre y crían a sus hijos casi también, igual o a veces hasta mejor que una pareja. Pero cuando tenemos la potestad de hacerle un bien a un niño se entiende que es mejor proporcionarle mamá y papá”, argumenta. Lo que más le puede ayudar a una mujer sin pareja es aceptar niño con condición especial o ya grande.
Los casos de convivencia previa son las solicitudes que más abundan en Conani, pero también las más complicadas para la institución. “Somos muy reticentes a esos casos porque se prestan a entrega entre particulares que está prohibido por la ley. O sea, el yo ir donde ti y decirte si tú me construyes mi casa, yo te cedo mi niño”, advierte la encargada de adopciones. Y es cuando le mostramos a Lahoz un escenario muy común: parejas que quieren tener un niño y padres que no están listos para atenderlos. Entonces, se entregan y se evita un proceso de adopción que el mismo Conani admite que es largo y casi imposible para madres solteras.
Ella responde: “Esas parejas que hacen (el intercambio) corren un riesgo. En su mayoría son extorsionadas porque después esas personas (padres biológicos) quieren sacarles provecho y no debe ser, no es el proceso. Además, tú no conoces a quienes haces la entrega y no sabes qué hay dentro de esa familia. Tú entiendes que son gente seria, que parece que tienen dinero y que han estudiado…”.
La encargada de adopciones dice que esas entregas de niños a los padres es lo que hace que su trabajo valga la pena. “La gente no lo cree, pero los niños florecen en esa fecha cuando papá y mamá (adoptivos) están ahí. La gente no entiende que eso puede traer un efecto fisiológico. Los niños crecen, les sale más cabello, la piel se les pone bonita, todo. No es que ellos estén mal en nuestros hogares, pero jamás será la misma atención que tienen papá y mamá”.
Para hacer este reportaje elCaribe entrevistó a dos parejas que tienen uno y tres hijas, respectivamente. En ambas historias los padres repitieron la misma frase: “Esos niños se quieren igualito”.
El proceso de adopción en ocho pasos
1. Sentencia de abandono/declaración de entrega voluntaria: es el primer paso para declarar a un menor “adoptable”.
2. Selección de la pareja: la Comisión de Asignación elige varias parejas como las idóneas para cuidar a ese niño.
3.Presentación del expediente: a la pareja se les muestra la documentación del niño, con datos médicos y una foto.
4. Socialización: la pareja acude a Conani y pasa dos horas durante cinco días para conocer al menor y viceversa.
5. Convivencia: ya el niño es entregado a los padres. Ese proceso dura 60 días para los niños con hasta 11 años y 30 para el resto. Amerita la vigilancia periódica de Conani.
6. Conani reconoce esa entrega: hace un expediente y realiza un certificado de idoneidad que presenta al Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes.
7. Este Tribunal emite una sentencia de homologación de adopción.
8. Tras fallar, la JCE emite un acta de nacimiento, con los nuevos padres.
(Fuente: www.elcaribe.com.do)
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