viernes, 8 de abril de 2016

Tan cerca y tan lejos de China.

Andeni Burgos mantiene vivo el vínculo entre familias adoptantes pese a que ya no hay nuevos procesos en el país asiático y la espera de los que se iniciaron se dispara a 8 años.

La espera hace ya tiempo que se tornó desesperación para los que apostaron por China para completar su familia. Las restricciones en los procesos de adopción impuestas por el país asiático han terminado por cerrar del todo esa puerta. Bien lo saben en Andeni, la agrupación local que reúne a las familias que sí pudieron cumplir ese sueño. De hecho, asumen que su objetivo de asesorar en el proceso ya no tiene sentido. 
Ya nadie pregunta porque conoce la respuesta. China no es una opción. Solo queda el resquicio del llamado ‘pasaje verde’, es decir, la adopción de niños con necesidades especiales. Y esa, de la que también hay algún ejemplo en la ciudad, «requiere mucha preparación y tenerlo muy claro, aunque en todo momento cuentes con toda la información para decidir», precisa el vicepresidente de Andeni Burgos, Raúl Izquierdo. 
Recuerda la época no tan lejana en la que las gestiones eran rápidas y el proceso completo solía durar año y medio. «En aquel momento podían llegar hasta diez niñas al año y ahora llevaremos más de uno sin movimiento», indica, para subrayar que desde el primer caso, en el año 2000, más de cien han culminado con éxito. 
Es difícil estimar, sin embargo, cuantos se han truncado. Izquierdo no se atreve a dar cifras pero teme que «un altísimo porcentaje» de los que iniciaron el trámite han desistido. La espera asciende ya a ocho años, y subiendo. «Además, en ese plazo la situación de la familia que quiere adoptar cambia. De hecho ahora te exigen renovar los certificados de idoneidad y, por ejemplo, la edad de los padres ya no es la misma y si hace unos años podían solicitar un bebé ahora te dicen que no, que tiene que ser más mayor. Eso al final te desanima», explica el vicepresidente de la agrupación. 
Él es de los que sí pudieron, aunque ya le tocó aguardar más de dos años. A esas familias se debe Andeni Burgos y en ellas piensa la junta directiva cuando planea sus actividades anuales: dos o tres encuentros fijos en los que se busca mantener vivo el vínculo que siempre existirá al compartir las niñas, que ya no lo son tanto, origen común. «Queremos que no dejen de verse, que se conozcan», indica Izquierdo. 
Destaca en su calendario la fiesta con la que cada año dan la bienvenida al Año Nuevo Chino. El sábado comenzaba el del Mono Rojo de Fuego y 85 personas, 33 menores y 52 adultos, se daban cita en el restaurante Sotopalacios -en un salón vestido con farolillos y guirnaldas- para celebrarlo. La cita está más que consolidada. Siempre ha tenido éxito. Tanto que hace una década que tuvieron que trasladarla del restaurante chino en el que se reunían a un espacio capaz de acoger a las 170 personas que, por ejemplo, se apuntaron en 2007. 
se hacen mayores 
La asistencia ha caído en los últimos años. En parte, según explica Izquierdo, por la paralización de los nuevos expedientes -que hace que no aumenten los socios- y también porque «las niñas se hacen mayores», señala, y tienen otros planes. Y es que ya hay alguna que supera la mayoría de edad y bastantes en plena adolescencia. 
Con todo, el empeño de las 50 familias que integran Andeni Burgos por crear espacios de encuentro no decae. Ultiman ya otra de las citas fijas en una casa rural y no descartan alguna más para 2016.
(Fuente: www.elcorreodeburgos.com)

No hay comentarios:

Publicar un comentario