La actriz relató: "Sin duda me hubiera gustado. No tuve durante muchos años un sentido de la maternidad muy exacerbado, pero sin duda que me hubiera gustado. Es más, hice tratamientos para quedar embarazada, ya tenía más de 40 años, por lo tanto no fue sencillo. Luego quise adoptar. Aprovecho el espacio para hacer una denuncia de esta situación: es muy doloroso y muy arduo el camino para la adopción, y es casi imposible a veces. Hay tantos chicos esperando una mamá, un papá, una familia que los quiera adoptar. Conocí en el proceso a muchas parejas muy jóvenes que ya venían doloridas y con cierto trauma, porque es muy traumática la fertilización asistida cuando nada da resultado. Pasar por todo eso, anotarse para adoptar un bebé y ver que pasan los años y que no se consigue nada... No sé, si alguien puede hacer algo por esto, que por favor se facilite. Tal vez no sea la familia ideal, tal vez no sea la mamá o el papá ideal, pero siempre va a ser mejor que crecer en lugares donde son apenas un número".
Goris siguió: "O aparecían posibilidades de las que no podía hacerme cargo. En ese momento, yo ya me había separado y realmente el duelo de la pareja sí lo podía hacer, pero no podía hacer el duelo del hijo. Al ser en ese caso una mamá soltera o una mamá sola, se dificulta todo muchísimo más. Por ejemplo, me daban tres hermanos, pero yo por mis ingresos no puedo hacerme cargo de tres personas. O me daban niños muy enfermos, y me sucede lo mismo, hacerse cargo sola de un niño enfermo es algo para lo que yo no tenía la fuerza ni los recursos suficientes. Yo quería adoptar un niño, ni siquiera pedía que fuera un bebé por supuesto, y se me dificultó enormemente. Doy fe de que no es solamente a mí, también a parejas muy jóvenes maravillosamente constituidas. La verdad es que ya no tengo ganas. Al menos esto pienso ahora. Pero no, me parece que ya no".
Esther también se refirió al caso de su compañera Andrea Pietra, quien adoptó a su hija en Haití: "Me conmueve mucho cuando hablamos del caso de Andrea porque en una oportunidad la vi, no la conocía personalmente y quise acercarme para preguntarle, pero me pareció inapropiado, me dio pudor y no me acerqué. Y ahora, cuando veía a su hijita... esto nunca se lo dije, pero el arrepentimiento por no haberme acercado en ese momento...Tal vez si me hubiese animado las cosas se me habrían facilitado, pero no me animé".
(Fuente: www.contextotucuman.com
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