Se ha especulado mucho sobre el tema de la adopción, ya sea por parejas heterosexuales, homosexuales o personas solas. Aquí le presento factores a tomar en cuenta si lo ve como una posibilidad. Quiero que quede claro que en este artículo se toma en cuenta en primera instancia el bienestar del niño y no los deseos o necesidades de los futuros padres adoptivos. El niño es el principal protagonista ya que es su vida y bienestar lo que se está decidiendo al dar o recibirlo en adopción. (…)
(…) Como sabemos la infancia es aquella etapa de la vida a partir de la cual se establecen las bases de la personalidad del individuo, gracias a la vivencia de una serie de experiencias que agilizan el desarrollo o por el contrario pueden producir un estancamiento del proceso en todos los niveles: cognitivo, afectivo, social, etc., de la vida del sujeto en desarrollo. Es una etapa de enorme importancia para cualquier individuo y la situación de adopción tiene coyunturas que han de ser analizadas y tomadas en cuenta para saber cuál es el mejor manejo según el caso específico y de este modo prevenir los posibles problemas que pudieran surgir.
La palabra adoptar viene del latín “adoptare” (ad: a y optare: desear). Significa “elegir, desear”.
La adopción permite la posibilidad de formar una familia que no está sostenida en vínculos biológicos, es un modo diferente de acceder a la maternidad y paternidad. Se construye simbólicamente un lazo de filiación que tiene la misma trascendencia que en la reproducción natural. La adopción debe orientarse al bienestar y seguridad del niño. Es el procedimiento legal (y a veces ilegal) que permite a un niño o niña convertirse en el hijo o hija de otro(s) padre(s), adoptivo(s), distintos de los naturales.
Para aclarar, es preciso diferenciar progenitura de paternidad: La progenitura está relacionada con la procreación, con la reproducción, la paternidad tiene que ver con una función social y emocional. La familia cumple funciones de sostén, y de socialización. Es transmisora de pautas sociales.
Todo ser humano tiene derecho a desarrollarse y a madurar en medio de personas que desplieguen la función materna-paterna y que ejerzan una maternidad o paternidad responsables, es indispensable dar un reconocimiento al hijo como sujeto, como persona, dándole identidad. Esto se encuentra claramente explicado en la publicación de la ONU sobre los Derechos de los Niños.
Lo más importante es que, los padres adoptivos, acepten y asuman desde el principio una realidad: que son una familia o un padre “adoptivo” para ese niño, no sus padres biológicos y que esto, pese a sus buenas intenciones y deseos, no lo van a poder cambiar. El niño debe ser aceptado por su familia adoptiva tal y como es, procurando no anteponer para él expectativas propias. Se debe ser realistas en este sentido, pues la educación que reciba ese niño y el entorno en el que crezca, sólo podrán modificar en él, aquello para lo que su hijo, esté genéticamente predispuesto, aunque sí supondrán algo realmente importante en el desarrollo de su personalidad. Es preciso tomar en cuenta que muchas veces no se saben los antecedentes genéticos del niño y que serán muy importantes para su desarrollo, desde la alimentación que llevaron sus padres biológicos hasta enfermedades genéticamente heredadas. Así que si usted piensa adoptar, es imperativo que tome esto en cuenta y no se cree expectativas irreales sobre el infante.
Los padres adoptivos deberán enfrentarse a cuestiones, bastante más complejas, que las que han de superar los padres biológicos. Al igual que cualquier otro padre biológico, un día pueden sentirse orgullosos y al otro “vencidos”, pero lo más importante es que si los padres aceptan sus propias limitaciones y la de sus hijos, se sentirán “verdaderos padres” de sus hijos. Deberán aceptar su derecho a saber todo cuanto sea posible sobre su adopción, y su historia de vida anterior.
El contarle las circunstancias exactas de su adopción, le ayudarán a disipar sus fantasías de culpabilidad (el pensar: “fui malo”, o “algún problema debía tener o causar para que mi(s) padre(s) me dejara(n)”,…) sobre el tema. Si intentan ocultárselo, algún día, cuando lo descubra (y es seguro que será así), se sentirá engañado y traicionado, y quizás será mucho más difícil reparar ese daño que el de las circunstancias que envuelven a una adopción; podrá quedar, pues, perjudicada la relación. Es importante contestar a sus preguntas, aunque los mismos padres pueden también tener escasa información al respecto; pero lo que sepan, no deben dudar en compartirlo. Los padres, deben ayudarle a asimilar y a aceptar esa historia, siempre, claro está, adaptando los detalles a la edad del niño y a su madurez.
Para ayudarle a asimilar todo esto, es conveniente ofrecerle mucho contacto físico (abrazos y caricias, demostraciones de afecto), que le hagan sentirse seguro y querido en esa, su nueva casa. Seguramente habrá una fase de adaptación, de conocerse mutuamente. El niño irá probando los límites de lo que puede y no hacer, de lo que puede esperar y recibir de las otras personas. También pudiera haber largos períodos de llanto, y predominar la ansiedad por ambas partes.
Los niños adoptados necesitan de forma especial, familias estables y estructuradas, que sean muy realistas con sus expectativas, y capaces de aceptar las limitaciones de los mismos y las suyas propias. Cuando los padres adoptan un niño, no es imprescindible acudir al psicólogo, pero podrá ayudarles mucho si no pueden hacerlo solos, sobretodo cuanto mayor sea el niño que adopten.
Puesto que la adopción es un acto de amor, no hay porqué ocultarla, un niño adoptado es un niño amado y no hay que hacerle sentir que es algo de que avergonzarse. El tema de cuándo y cómo decírselo, variará de acuerdo con la edad y grado de entendimiento del niño, pero se puede hacer referencia a la adopción en forma casual desde que sea muy pequeño, recalcando siempre la felicidad que les han dado al adoptarlos. Procurar no hablar mal de los padres biológicos ni decir cosas que los lleven a odiarlos, sino recalcar con cuanto amor lo recibieron sus nuevos padres y cuanta felicidad él les produjo tenerlo en la familia. Si con los años el niño o adolescente decide buscar a sus padres biológicos, los padres adoptivos no deben sentirse rechazados o pensar que fallaron, los sicólogos explican que muchos niños adoptados sienten como si les faltara un pedazo, y eso tiene que ver con la necesidad de todo ser humano de conocer sus raíces, para entenderse mejor a sí mismo. Lo mejor en esta situación es apoyarlos, aun cuando tal vez sea conveniente demorar la búsqueda hasta que estén maduros emocionalmente para enfrentarse a su pasado, y estar a su lado para contenerlos en caso de que no encuentren lo que esperaban.
Más allá de lo biológico el asumir y ejercer la paternidad o maternidad es tomar conciencia de un proceso, un rol a construir, una función que cada uno despliega en forma singular y que no se reduce a un hecho biológico. La capacidad de procrear en sí misma, por sí sola, no nos hace padres. Lo que nos hace padres es la paciencia, el compromiso, la responsabilidad de influenciar definitivamente la vida de otro ser humano que es maleable, inocente y vulnerable. Finalmente el acto de adoptar debe ser un acto de amor consciente.
(Fuente: El Sol de México)
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