El padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz, ha soñado toda su vida con poder encargarse de una iglesia que permaneciese abierta las 24 horas del día. Hace 14 años intentó hacer su sueño realidad, aunque sin éxito, ya que por aquel entonces no estaba permitido mantener abierto el templo durante toda la noche. Hoy en día, y gracias al apoyo del Papa Francisco, ha conseguidoque permanezca abierta la iglesia de San Antón.
La incomprensión es uno de los problemas que lleva a muchas mujeres a abandonar a sus hijos. El sacerdote no critica, sólo quiere salvar a los bebés. Para ello desde hace 10 días, el mismo tiempo que ha pasado desde que arrojaron a un niño en un contenedor en Mejorada del Campo, ha colocado una cuna en la iglesia para que aquellas madres con problemas puedan dejar ahí a sus hijos. Pero no es el único que quiere rescatar a los recién nacidos no desados; la Iglesia pone a disposición de todo el que lo necesite un teléfono de ayuda y una trabajadora social las 24 horas. El padre Ángel recuerda con dolor el caso de la madre que arrojó a su hijo en un contenedor y defiende que si aquella mujer hubiese sabido de la existencia de esta iniciativa, a lo mejor hubiese acudido a pedir ayuda y la vida del niño no habría corrido ningún peligro.
El protocolo con los bebés abandonados en esta cuna es llevarles a un hospital de urgencia y llamar a los Servicios Sociales. Las ayudas del padre Ángel a las madres ya están dando resultado puesto que, confiesa, no son pocas las mujeres que acuden a la parroquia con la idea de abortar. Sin embargo, destaca la cantidad de llamadas y visitas que está recibiendo la iglesia de personas que buscan consejo y apoyo para seguir adelante con el embarazo. Informa,
El futuro de los otros 22 «Marcos» madrileños
Con el objetivo de que no se produzca ni un caso más como el de Marco, el bebé abandonado por su madre en un contenedor de Mejorada del Campo, trabajan cada día en la Comunidad de Madrid centenares de personas. La primera misión de médicos, enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos y otros profesionales de Sanidad, Familia y muchos otros organismos que colaboran sin fisuras es evitar en primer lugar que una madre que no pueda cuidar de su hijo piense en apartarlo de ella como una opción, peor a veces los casos llegan de urgencia. Cada año, en la Comunidad se producen entre 20 y 25 casos como el de Marco, es decir, niños abandonados o «arrebatados» a sus padres por la Administración o la Justicia en diversas situaciones y que han de acogerse al programa de acogida de familias de urgencia. En la actualidad, en Madrid hay 12 familias en este programa que atienden a más de la veintena de casos que se producen al año.
«Si alguien no puede cuidar de su hijo le mostramos las ayudas que hay y si no quiere se pone en marcha un protocolo que puede partir desde el momento del embarazo», explica Esther Abad jefa del Área del Menor de la Comunidad de Madrid. Médicos, enfermeras y trabajadores sociales saben ya desde el día de su parto que ese niño va a darse en adopción nada más nacer. En estos casos, que bien podría haber sido el de Marco (abandonado 10 días después de su nacimiento), el bebé no espera: todos los niños salen del hospital en brazos de sus padres adoptivos, y mientras, su madre biológica se recupera en otra planta diferente a la de maternidad con absoluta confidencialidad. Para estos niños hay lista de espera. Cada tres o cuatro años se abre la convocatoria pública, a la que este año, que se cerró la semana pasada, se han apuntado unas 1.600 familias deseosas de ser seleccionadas para cuidar un bebé dado en adopción en el propio hospital.
Cada año en Madrid este protocolo se activa con unas 40 madres y padres que deciden dar a sus hijos en adopción.
Incluso si la madre de Marco, Catalina, hubiese optado por dejar a su hijo un tiempo «en guarda» es decir, dejarlo durante una temporada para que una familia de acogida lo tuviera temporalmente, también hubiera tenido más opciones que la del contenedor de la basura que podía haber acabado con la vida del bebé.
Los programas de acogimiento familiar se dividen entre los de urgencia, temporales y definitivos. Los primeros, en el que se encuentra ahora Marco, actúa para niños de cero a tres años que son acogidos por una familia de tres a seis meses, durante el tiempo que los expertos analizan el mejor destino para el bebé. Se busca si hay familiares biológicos que puedan hacerse cargo y que garanticen su cuidado y en caso contrario se le asigna una familia de acogida para más tiempo o en último caso una familia de adopción, ya que estaríamos hablando de casos en los que los padres tendrían la patria potestad de inicio.
Los casos de acogida temporal son destinados a niños que sólo necesitan estar uno o dos años con una familia de acogida porque la suya biológica no pueda cuidar de ellos solo por una temporada. Muchos son niños con padres cumpliendo condena, enfermedades de larga duración, desahucios, otros «baches». Éstos suelen mantener el contacto con sus familias, ya que el objetivo de esta acogida no es romper los lazos con su familia biológica (como en las adopciones) sino mantenerla para que algún día puedan volver con ella. En estos casos los niños sí tienen que esperar familia de acogida; de hecho en esta situación hay más menores que familias en Madrid que se encuentran en centros de acogida que actúan como pequeños hogares temporales. En total en Madrid a día de hoy hay 650 niños acogidos por familias «ajenas» y seleccionadas por la Comunidad de Madrid.
(Fuente: LA RAZÓN)
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