viernes, 14 de agosto de 2015

Una infancia estresada provoca cambios en la microbiota y promueve la ansiedad.

Investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han colaborado en un estudio que ha demostrado que las alteraciones en la composición de la microbiota intestinal, provocadas por la separación de la madre en la infancia, son responsables del desarrollo de trastornos del comportamiento que persisten hasta la edad adulta, según ha explicado la institución en un comunicado. Además, este trabajo ha sido publicado en el último número de la revista «Nature Communications».

Según explican, experimentar eventos traumáticos durante la niñez está asociado con un mayor riesgo de desarrollo de enfermedades psiquiátricas, metabólicas e intestinales en la edad adulta, aunque los mecanismos por los que se produce este fenómeno en patologías tan diversas se desconocen.

La profesora de investigación del CSIC, Yolanda Sanz, ha apuntado que el estrés prolongado, provocado por la separación de la madre en roedores recién nacidos, utilizado como modelo de trauma en la infancia, provoca «una disfunción en el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal», uno de los principales sistemas de control neuroendocrino del organismo. Esto, a su vez, ocasiona «alteraciones en diversas funciones fisiológicas», afectando, entre otros, al sistema digestivo, al sistema nervioso central y a las emociones.

Nuerotransmisores

En este trabajo, ha añadido, se ha demostrado que la separación de la madre en la infancia provoca alteraciones en la composición y funciones de la microbiota intestinal relacionadas con la síntesis de neurotransmisores que, a su vez, son responsables del desarrollo de trastornos del comportamiento como la ansiedad, lo que podría aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades psiquiátricas como la depresión en la edad adulta.

Según indican desde el CSIC, existen evidencias sobre la función que la microbiota intestinal ejerce en el desarrollo, la maduración y el funcionamiento cerebral y, por tanto, sobre su efecto en la salud mental. En este estudio se han empleado ratones libres de gérmenes y ratones convencionales libres de patógenos para poder establecer una relación causal entre el estrés, los trastornos del comportamiento y la microbiota intestinal. Así, se ha demostrado que mientras algunas de las alteraciones neuroendocrinas producidas por el estrés crónico son independientes de la presencia de microbiota, ésta es esencial para el desarrollo de alteraciones del comportamiento, actuando como factor causal de la ansiedad.

Agente causal

De este modo, cuando se altera la microbiota de ratones libres de gérmenes que han sido separados de la madre al nacer y la de ratones de control no sometidos a estrés podemos observar distintos perfiles microbiológicos en ambos tipos de ratones, pero estas alteraciones sólo están asociadas con trastornos del comportamiento en los ratones sometidos a estrés. Esto indica que la microbiota actúa como agente causal de las alteraciones del comportamiento sólo en sujetos predispuestos, en este caso por su exposición temprana al estrés.

Los resultados de este trabajo podrían aplicarse en un futuro en la modulación de la microbiota intestinal a través de la dieta, por ejemplo, mediante el uso de bacterias beneficiosas conocidas como probióticos, que podrían ayudar al correcto desarrollo del eje intestino-cerebro y a mejorar el estado de salud mental, además de reducir el riesgo de desarrollar patologías psiquiátricas en etapas posteriores de la vida, particularmente en sujetos con otros factores de riesgo.

El trabajo, en el que han colaborado investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC a través del proyecto 'MyNewGut' del Séptimo Programa Marco de la Unión Europea, ha sido liderado por el Farncomb.

Fuente: www.abc.es)

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