miércoles, 18 de septiembre de 2013

Paternidades frustradas...

-Rusia es la última en sumarse a la larga lista de naciones que han endurecido los requisitos para los extranjeros que quieren acoger a un niño
Es la primera lección que aprende cualquier persona que inicia los trámites para una adopción internacional: Se trata de una carrera de fondo, una verdadera maratón económica y emocional que no todos son capaces de resistir. Un camino plagado de ilusión pero también de miedos, incertidumbres y frustración. Quien busque una solución rápida debe saber que esta opción nunca lo es. Más bien se convierte en una dura prueba para la paciencia de la mayoría de los aspirantes a padres, que cuando llegan a este punto ya suelen arrastrar un maremágnum de intentos fallidos para conseguir un embarazo, de forma natural primero, y a través de la reproducción asistida después.
En los últimos años, la adopción internacional ha caído en picado en Málaga. Si en el año 2005, en el punto álgido de este tipo de adopciones, se recibieron 341 solicitudes en la provincia, el pasado año apenas llegaron a 39. En el primer semestre de 2013, solo se registraron 13 peticiones, según datos de la Consejería de Salud y Bienestar Social que gestiona estos trámites. Una cosa son las solicitudes y otra las adopciones que llegan a buen término y que no siempre se corresponden con la cifra de solicitudes porque los trámites suelen extenderse durante años. En 2012, llegaron a Málaga 33 niños adoptados, 25 en lo que llevamos de año.
Las razones de este drástico descenso son, por un lado, las trabas legales en muchos países de origen de los niños, y por otro la propia crisis, que ha hecho que muchas personas se hayan echado atrás en su propósito de iniciar una adopción internacional o que hayan abandonado por el camino.
Rusia ha sido esta semana el último país en incorporarse a la larga lista que ha modificado las condiciones de adopción, cerrando la vía a centenares de familias andaluzas. En este caso, el Gobierno ruso ha bloqueado las adopciones a España por tratarse de una nación donde está legalizado el matrimonio homosexual. Las autoridades de Moscú, que ya prohibían la adopción a personas gais o ponían muchas dificultades a las familias monoparentales, también han puesto en tela de juicio a las parejas heterosexuales. Exigen garantías del Estado español de que, si tuviese que iniciar una segunda adopción para los niños de origen ruso -por el fallecimiento de los padres o porque la adopción resultase fallida-, éstos no acabarían siendo cuidados por homosexuales. La medida ha dejado en el aire la adopción de 14 familias malagueñas, dos de ellas con un niño ya asignado. En Andalucía, afecta a 96 parejas.
Antonio y María Adopción en China
«La burocracia que rodea las adopciones es desesperante»
Pero el de Rusia no es el primer caso. China también endureció los requisitos hasta el punto de que exigía unos estudios mínimos a los progenitores y vetaba la adopción a personas obesas. También la Junta de Andalucía ha cerrado la vía libre en algunos países para garantizar la seguridad de la adopción. Todos estos requisitos y los tiempos de demora casi llevaron a María y Antonio a rendirse por el camino.
Esta pareja malagueña inició los trámites de adopción en China hace ocho años y medio. Hace siete años que su expediente, tramitado por una Entidad Colaboradora de Adopción Internacional (ECAI), entró en el país. Desde entonces, no han tenido ninguna noticia. «Llamábamos a la ECAI para preguntar y nos decían que estaba todo parado por los Juegos Olímpicos, que no estaban saliendo niños y lo último es que los menores se estaban adoptando dentro del país», dice María.
Su frustración se debe a que, debido a las demoras del proceso, la Junta va aumentando la edad del niño que pueden adoptar. Ahora, con 47 años, optan a un menor de entre 4 y 7 años, con las dificultades que esto conlleva para su adaptación a una nueva familia, país y cultura. «La burocracia que acompaña todo el proceso es desesperante», señala María, quien denuncia el coste que conlleva una adopción. «Solo la declaración de idoneidad cuesta más de 500 euros», señala.
Mientras esperaban una respuesta de China, la Junta abrió la bolsa para la adopción nacional, cerrada a cal y canto durante años. Tampoco han tenido suerte en ésta hasta el momento. Pero María no se rinde aún. «Nos hemos planteado muchas veces tirar la toalla, pero seguimos adelante», asegura.
Isabel Machado, jefa de Servicio de Adopción Internacional de la Consejería de Salud y Bienestar Social, señala que se trata de medidas que los países toman para garantizar la protección del menor. «Los organismos internacionales aconsejan que lo mejor para el menor es que no salga de su entorno familiar y cultural; por eso, la adopción internacional debe ser la última alternativa» De hecho, señala, es una buena noticia para los países de origen: Si se dan menos niños en adopción significa que cuentan con una mejor red de acogida en el propio país y los férreos controles legislativos garantizan que no se creen redes de tráfico de menores.
Según señala Machado, los tiempos de las adopciones internacionales han aumentado en general. El ejemplo más palpable es el de China, donde hace unos años el proceso podía durar dos años y ahora llega a los seis o siete, lo que hace desistir a muchos aspirantes.
Las trabas se convierten en barreras insalvables para las familias monoparentales, y más aún para las parejas homosexuales. Isabel Machado asegura que solo Brasil permite la adopción a personas gais, aunque desde Andalucía no se ha adoptado ningún menor de este país, según explica.
Juan y Rosa Adopción en China
«En mitad del proceso, perdí mi trabajo y no continuamos»
Por otro lado, otras familias que se han visto afectadas por problemas económicos y por el desempleo han descartado iniciar el proceso o, si ya lo habían empezado, se han retirado, según explica Adriana Alba, de la Asociación de Padres y Madres Adoptantes Adopma. De hecho, la buena situación económica de los aspirantes a padres es indispensable a la hora de que las autoridades del país de origen.
Es el caso de Juan y Rosa que incluso llegaron a casarse solo para optar a la adopción en China. «Llevábamos de novios muchos años y ya éramos pareja de hecho y queríamos tener hijos, pero no venían; no hubiéramos formalizado el matrimonio de no ser porque era un requisito obligatorio para las autoridades chinas», dice Juan. Así, hace cinco años empezaron el proceso. Realizaron los cursillos de formación para familias adoptantes, que se exigen cuando se inicia el proceso para conseguir el certificado de idoneidad. «Lo superamos con nota», presume Juan. Luego, formalizaron la solicitud y buscaron una ECAI en Sevilla especializada en China.
En función de la edad de los padres, éstos pueden optar a niños más pequeños o de mayor edad según el baremo de la Junta de Andalucía. Juan y Rosa estaban en el tramo de bebés entre seis meses y dos años. Pero la cosa se empezó a demorar. Juan, que trabajaba como vendedor de mobiliario de cocina, perdió su empleo en mitad del proceso. Aunque Rosa conservaba su empleo, ya no les salían los números. «China te exige una renta de 10.000 dólares al año por cada miembro de la familia; si nosotros íbamos a ser tres, tendríamos que haber demostrado que ganábamos 30.000 dólares», dice.
Mientras que la pareja se planteaba qué hacer para continuar el proceso, Rosa se quedó embarazada. Y de mellizos nada menos. Entre la nueva situación familiar y los problemas económicos, decidieron abandonar el proceso. «Cada cierto tiempo teníamos que presentar una prórroga de nuestra solicitud; ese año, simplemente, no la renovamos», dice Juan.
Afortunadamente, aún no tenían un niño asignado. «Habría sido mucho más duro si tuviésemos su foto o hubiésemos viajado a China para conocerlo», explica. En su caso, la inversión económica fue mínima porque se quedaron en la apertura del expediente con la ECAI. Ahora, con sus niños de dos años y medio, recuerdan este capítulo como una parte más de su pasado. Un intento frustrado que al final acabó bien.
(Fuente: www.diariosur.es)

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