lunes, 27 de mayo de 2013

M Pilar Mayo PRESIDENTA DE LA ASOCIACION FAMILIAS ADOPTANTES DE EXTREMADURA : "La adaptación es plena, pero todavía hay gente que pregunta cuánto te ha costado"

Hace más de tres años que María Pilar Mayo y su marido, de Badajoz, decidieron iniciar un proceso de adopción, dos en realidad, uno para adoptar en Etiopía y otro para una adopción nacional. En este tiempo, pocas novedades y algunas esperanzas desvanecidas tras el cierre recientemente a nuevas adopciones en el país etíope. Pero nada mella la ilusión "aunque no sé que pasará".
Sus trámites siguen adelante tras obtener el certificado de idoneidad que acredita que pueden hacerse cargo de un hijo, pero son conscientes de que aún les queda un largo periodo para poder abrazar a su hijo, sea nacido en Etiopía o en España. Su propia experiencia y la de otras familias en situación parecida le empujó a crear el pasado agosto la Asociación de Familias Adoptantes de Extremadura (Afadex) que preside y que el próximo 2 de junio celebrará un encuentro en el pantano de Proserpina.

--¿Por qué surgió este colectivo?
--Cuando empiezas un proceso de adopción estás perdido y aunque hay información de la Junta, necesitas hablar con personas que han pasado esa experiencia. Hay familias en espera, que se lo están pensando o que ya tienen a sus hijos.

--El número de adopciones está cayendo ¿Ha influido la crisis?
--El boom de hace una década ha ido cayendo. La crisis no es la causa, ya que solo la adopción internacional tiene un coste económica, la autonómica es gratuita. Si es cierto que puede influir o ralentizar un proceso, ya que las familias tienen que obtener un certificado de idoneidad que hay que renovar cada cierto tiempo y es posible que en este tiempo esa familia se haya quedado en paro y sea rechazada, pero yo no conozco ningún caso.

--¿Cuál es la causa entonces?
--Las trabas que han ido poniendo los países en estos años. En China se han dado cuenta de que se les ha ido una generación y en el 2007 aprobaron la adopción nacional para evitar que salieran tantos niños, hasta el punto de impedir la adopción a padres con un Indice de Masa Corporal superior a 30. Y así otros países donde se ha incumplido el principio de subsidiariedad que establece que la adopción internacional es el último recurso de un niño para tener una familia. En Rumanía solo se permite si uno de los padres es rumano y en Marruecos acaban de cerrar las adopciones porque ellos permitían un régimen de acogimiento --Kafhala-- pero en España las familias tramitaban la adopción y se quedaban con los niños. Están incumpliendo su condición y se han cabreado. Ahora España está en plena negociación.

--¿Es más complejo un proceso internacional que nacional?
--La adopción nacional es en la propia comunidad, ambos requieren entrevistas por separado, pero básicamente el procedimiento es el mismo. La espera depende del ofrecimiento de la familia. Si pides un bebé sano hay mucha gente esperando y mínimo se tardará 4 o 5 años, pero si quieres necesidades especiales, que no es cualquier patología sino aceptar hermanos o un niños de 9 años, tarda menos.

--La Junta está preparando un nuevo decreto con 80 novedades en esta materia. ¿Qué le parece?
--El jueves tuvimos una reunión con la Junta y les expusimos 13 propuestas, alguna ya está incluida en el borrador, que está pendiente del informe jurídico y nos presentarán próximamente. El nuevo decreto busca mejorar la transparencia y potenciar el acompañamiento, dos de nuestras reclamaciones principales que se suman a la mejora de los sistemas de gestión para agilizar los trámites y acortar los plazos. De momento tenemos buenas expectativas.

El proceso internacional sí que conlleva un coste económico.
--Sí, con una ECAI, que son las agencias internacionales de adopción que se encargan de los trámites en la mayoría de países, firmas un contrato en el que vienen desglosados los gastos que van entre los 8.000 y los 13.000 euros. Aparte están los gastos de uno o varios viajes al país de adopción.

--¿Qué es lo más duro?
--El tiempo de espera, la incertidumbre que genera esa espera, no saber cuánto durará, si llegará,... Hay familias de China que esperan hasta siete años y en adopción autonómica casos de hasta 8 años. Al principio temes que no te den el certificado de idoneidad, y cuando lo consigues tienes miedo por si el país cambia los requisitos o cierra.

--En todo este tiempo, ¿se piensa en tirar la toalla?
--Hay gente que abandona, son los menos, pero la dureza del proceso lleva a algunas familias a dejarlo aún sabiendo que no van a tener hijos. A mí no se me ocurre abandonar, llegaremos hasta el final e incluso estoy dispuesta a duplicar expediente a otro país si Etiopía lo permitiera.
--¿Cómo se enfrentan los padres al momento de hablar de los orígenes?
--Se viene formando a los padres para esos momentos a través de cursos. En ellos he aprendido que lo más importante es la confianza con tu hijo, que desde el primer momento seas transparente con el niño, que nunca sea un tema tabú como era antes. Hay que anticiparse porque cuando ellos preguntar es porque ya le han dado vueltas.

--Tras el 'boom' ya tenemos toda una generación adoptada, ¿cómo valora la adaptación?
--Por lo general no hay problemas, estamos ya acostumbrados, ya hay mucha integración pero no quita que haya gente bastante entrometida porque es un tema morboso para la gente que no lo conoce cerca. Hay personas, sobre todo mayores, que todavía preguntan cuánto te ha costado, por ejemplo, y eso fastidia. Este tipo de cosas se da todavía, pero entre los niños hay bastante integración y vamos por buen camino, aunque bien es cierto que a nivel escolar, se debería incidir mucho más en los diferentes modelos de familia.
(Fuente: www.lacronicabadajoz.com)

No hay comentarios:

Publicar un comentario