Un centenar de padres, acompañados de unos cincuenta niños y jóvenes adoptados, participaron ayer en una jornada organizada por Afamundi Cantabria (Asociación de Familias para la Ayuda de la Adopción en el Mundo) en el Palacio de Exposiciones de Santander, en la que se pretendió dar las claves para enfrentar la batalla que tarde o temprano todas las familias deberán librar: la búsqueda de los orígenes. El psicólogo y terapeuta familiar Javier Múgica fue el encargado de despejar las dudas de los padres, también de otros psicólogos y profesores, en un asunto tan delicado y vital para los adoptados: «vienen de una experiencia de abandono y buscar el origen es tocar temas que remueven. Los padres sienten temor, no saben cómo hacerlo bien para que sufran lo menos posible», expuso Múgica, que cree que el tema debe abordarse hasta con los más pequeños, «siempre. Aunque no lo entiendan. Acoplando la explicación a sus capacidades. Con cinco años no comprenden el concepto adopción, pero pueden saber que han nacido en otro sitio, que sus rasgos son diferentes. Ya con seis u ocho entienden el abandono, en la adolescencia presentan otras demandas...». La clave es respetar la decisión de la persona adoptada, según resumió la vicepresidenta de Afamundi, Pilar Campos, «es un proceso muy personal de cada niño, es un derecho, pero no una obligación. Ellos han de poder controlarlo».
Mientras los más pequeños participaban con los juegos organizados por Afamundi, los padres y muchos de sus hijos en edad adolescente quisieron estar presentes en esta charla y luego plantear sus experiencias. Algunas familias explicaron que viajaron al país de origen de sus hijos para ayudarles en esa búsqueda, y desde la asociación advirtieron de los «peligros» que se pueden encontrar si deciden hacerlo, «hay que ser prudentes, no sólo por el riesgo emocional, sino que tal vez se encuentren con personas que intentarán aprovecharse de esa situación».
También se debatió sobre la «moda» de la búsqueda de los orígenes, fomentada por algunos programas de televisión, que no respetan que se trata «de algo muy personal del adoptado y que no debe ser idealizado. Hay niños que buscan, otros que en un momento dado frenan el proceso, unos que llegan al encuentro, otros que no...»
En definitiva, la labor de los padres ha de ser la de apoyar a sus hijos, proporcionarles los medios, tal vez pedir ayuda externa, y, sobre todo, tener en cuenta que esa búsqueda muchas veces «es más bien interna, saber quién soy, qué pasó, por qué a mí...»
(Fuente: www.eldiariomontanes.es)
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